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Nuevo Amanecer

La Luz Detrás de las Sombras

Article imageLa gente me dice: «Ay Dios ¡ayúdame!» Me piden: «¿Puedes colocar algo dentro de mi que me haga crecer y desarrollarme más rápidamente?» Y la respuesta es: «Sé paciente, porque eso es parte de tu disciplina espiritual.» Sé paciente. Estate aquí y ahora. No te olvides que ya está todo aquí.
Muchas personas quieren que se les arranque el velo de los ojos, y sufren y se angustian. El camino del Movimiento del Sendero Interno del Alma no es un sendero de sufrimiento o de angustia. Es un sendero de amor divino, de apertura, de tomar aquellos a tu alrededor y elevarlos. Se puede llamar de muchas maneras al sendero divino. Pero es lo que es, nos guste o no. Será lo que va a ser, y eso no lo podemos cambiar. Ni siquiera tenemos el ingenio de cambiarnos a nosotros mismos, entonces ¿cómo podríamos tener el ingenio para cambiar el sendero divino? Ni siquiera tenemos el ingenio de caminar por él. Lo cruzamos y nos metemos en las zarzas y los espinos a los costados. La perturbación que sientes es porque te has salido de tu sendero espiritual. Puedes estar fuera de él físicamente y tener un gran desorden físico. Puedes estar fuera de él emocionalmente y tener depresiones o desazón. Puedes estar fuera de él mentalmente y perder tu equilibrio mental.
Pero te voy a contar algo interesante. No puedes estar fuera de él espiritualmente. Si estás fuera de él espiritualmente, no estuviste en tu sendero espiritual, era psiquismo. Cuando las alucinaciones de otros se coloquen frente a ti, utilízalas como escalones y no como trabas, porque sólo están haciendo sombra delante de ti. Mantén tu vista en ellas, míralas, y luego pasa a través de ellas, hacia la Luz más allá de la sombra.
En los mundos internos se ha escrito: «El hombre no tiene derecho a imponerse sobre su hermano. Ningún hombre se elevará a menos que lleve a otro con él.» Algunas personas me han dicho: «Bien, si no hubiera sido por tal o cual, tú no estarías donde estás.» Y yo contesto: «Ay, sí, gracias a Dios por tal persona, porque tú tampoco estarías donde estás.» Gracias a Dios que Dios es Dios o ninguno de nosotros estaría aquí.
¿Importa mucho cómo llegues a donde vas con tal de que llegues allí, y no causes dolor o sufrimiento, y que seas responsable de ti mismo, de tu propia guía divina interna? Importa muy poco, porque el lugar ya está preparado. Ha esperado y esperado y esperado para que lo reclamemos. Cuando la humanidad reclame su herencia espiritual, entonces tendremos un nuevo cielo y una nueva tierra, y los seres humanos podrán reinar en cualquier dimensión como la divinidad que ya son.
Si escuchas que la gente dice: «Corre aquí, corre allá. Ven para acá. Ve a hacer esto,» hazle un favor a Dios y a ti mismo, haz tu maleta y ándate durante la noche, porque ellos te negarán la experiencia de tu propio desarrollo. Muchas veces la experiencia es una lucha. Pero la lucha no es angustia o dolor. Es Dios revelándose a Dios. Es el despertar, el alejarse de aquellas cosas que se han vuelto santurronas en nuestras mentes, en nuestros valores, y en nuestras emociones. No queremos entregar eso porque preguntamos: «¿Qué me quedará?»
Cuando lo entregas todo ¿qué queda? Todo lo que queda es la Luz detrás de las sombras. Eso eres tú. Tú eres la Luz detrás de todas las tinieblas, de las sombras que creas para ti, y que creas para los demás.
Es hora de que escuchemos la arenga de Jesús el Cristo: Dejar que nuestra Luz brille hacia todo el mundo. Esto no significa salir y llenarles la cabeza a la gente como un misionero, o jugar al hombre santo («tengo razón/tú estás equivocado»). Escucha lo que dice la gente porque te podría gustar realmente. Pero si te divides, entonces deberías preocuparte porque no estás siendo íntegro en tu mente y en tus emociones, y una casa dividida no puede sostenerse de pie. Se va a derrumbar porque la construiste sobre las arenas del tiempo en vez de la roca de tu propia fortaleza.
En esta roca se ha construido el templo de Dios. Sólo al final se conoce nuestra fuerza para resistir, y gana el que perdura hasta el final. ¿Hasta la mitad? Lo siento. ¿Tres cuartos del camino? ¡Olvídalo! Cuando vuelvas a casa esta noche después del seminario, ¿piensas llegar hasta la mitad del camino? ¿Alguna vez planificas hacer algo hasta la mitad? Lo haces cuando se te pincha un neumático o se detiene el automóvil. Piensas: «Bien, ¿dónde puedo pasar la noche? Pero volveré a casa mañana. Volveré a casa mañana.» Y alguien dice: «Arreglémosla y volvamos a casa esta noche. No me gusta estar afuera en la oscuridad.»
Allí donde habita Dios nunca hay oscuridad, sólo hay Luz. Esto fue una promesa. Y ha resurgido para ser proclamada nuevamente, no proclamada como algo nuevo, sino para ser expresada a viva voz nuevamente. El mensaje ha sido siempre el mismo: No puedes hacer mal en el nombre de Dios. Pero asegúrate que sea en el nombre de Dios, y no tu confusión emocional o el engaño de tu mente. Pon a Dios primero y como lo principal.
Voy a decirte algo que te puede parecer un poco fuerte, y luego te explicaré el por qué. Si amas a tu familia más que a Dios, se te quitará tu familia. Pero si amas a Dios por sobre todas las cosas, tu familia permanecerá contigo porque eres un pilar de fortaleza y éxito. Colocar a Dios a la cabecera de tu familia no la separa. La familia se separa cuando colocamos primero las ilusiones y los dioses de la opinión y los veneramos a ellos en vez de a Dios, al Espíritu y al amor. En el amor manifestamos todas las cosas, en el amor mantenemos todas las cosas, y en el amor cambiamos todas las cosas. En el amor nos convertimos entonces en todas las cosas, porque verdaderamente ya somos amor – somos verdad y amor infinitos, ilimitados. Esto es quien somos.
Cuando nos reunimos así en un grupo, formamos una conciencia de verdad y amor ilimitados, de ser eterno. Cuando puedas conectarte a esta conciencia espiritual que hemos colocado aquí y la uses para despertarte, algo aparecerá dentro de ti y dirás: «¡Ah! sí, me acuerdo cuando tal-o-cual dijo esto y aquello. Estoy pasando por eso mismo ahora, en este momento. Ellos lo pudieron superar y si ellos pudieron, por Dios, yo lo superaré.» No como: «Yo puedo superarlo.» Yo lo superaré. ¿Y sabes lo que ocurre? Lo logramos.
Ver en retrospectiva te da una visión perfecta. Si no me crees, mira hacia atrás y fíjate cómo lo podrías haber logrado. Mirar hacia delante es mirar oscuramente a través del vidrio. El ahora es ver lo que puedes ver, hacer lo que puedes hacer, y ser lo que puedes ser, ahora mismo. No hay nada más, no importa lo que desees, no importa lo que intentes. Como les he contado, mi padre me dijo: «Pon el deseo en una mano y echa agua en la otra. Fíjate cual de las dos se llena más rápido.»
La imaginación creativa no es soñar despierto. Es hacer que lo divino se ponga en acción. Es traer el espíritu a la mente, a las emociones, al cuerpo físico y al mundo físico para manifestarlo. Precipitamos nuestro propio ser superior desde el espíritu, y luego lo corrompemos porque echamos sombras sobre él. Hasta lo pateamos en la oscuridad. Y aún entonces, cuando decimos: «No puedo más. ¡Ay Dios, me doy por vencido!» los ángeles responden: «¡Ah! menos mal Señor, que se dieron por vencidos. Estábamos completamente agotados. ¡Uf! Estábamos por solicitar refuerzos.» Pero esto también se pone interesante, porque cuando nos damos por vencidos, no perdemos nada.
¿De qué te sirve ganar este mundo y perder la conciencia del Alma? Cuando miras dentro del Alma, dentro del Bienamado, dentro de lo divino, y no se lo entregas todo, te estafas porque te lo das a ti mismo. Estafar es deshonesto y se pierde el derecho a la ayuda divina.
Hay un cuento clásico acerca de un hombre, quien muere y va al Cielo. Ve a otro hombre venir por el camino en un Cadillac, y le pregunta: «¿Qué haces aquí con un Cadillac? No te lo podías llevar contigo.» Y el hombre le contesta: «¿Lo intentaste?» Esa es una pregunta que deberías hacerte cuando llegues allí: «¿Lo intentaste?» Porque es por nuestras obras que se nos conocerá, es por nuestras palabras que seremos evaluados, es por nuestra conciencia que se nos encontrará, y lo cercenamos por las sombras de nuestra propia oscuridad. Todo se elimina, y se remueve, porque un día la gloria de Dios brillará dentro de cada uno, y la gente frente a frente, se verá en la conciencia del amor, y descubrirá que «Sí, verdaderamente, cuando se lo has hecho al más insignificante, me lo has hecho a mi,» porque ese «mi» es el gran uno.
En vez de decir: «Yo soy eso,» o «Yo soy el que soy,» dirás: «Esto soy yo.» Si dices: «Yo soy eso o aquello,» no eres tú. Es otro el que lo dice. Pero cuando dices: «Esto soy yo,» el que habla es aquél quien es, y no es un reflejo ni está separado.
Entramos en la presencia de la Luz porque la Luz reconoce a la Luz. El Cristo reconoce al Cristo. Somos el rey. Somos el Cristo. Somos la Luz. Pero hay muchos niveles del Cristo, muchos niveles de reyes y muchos niveles de Luz.
Algunas personas vienen a recibir la segunda iniciación y son conectadas a la Corriente del Sonido, y esto funciona, y quedan atrapados en las ilusiones de su propio universo interno. Pueden conectarse a los depósitos de las memorias antiguas porque esas memorias están en todos nosotros y el ser básico puede acceder a ellas. El ser básico viene de la Luz Magnética, y te puede dar toda clase de información fantástica y bella, y entonces piensas que eres «lo mejor», aún cuando ni siquiera hayas salido de tu propio reino causal. No hay nada que le puedas decir a estas personas excepto: «Sigue tu camino. No puedo hacer nada más por ti en esta vuelta. Actúa tu comedia divina. Podrías terminar en una divina tragedia, pero como es divina, está todo bien.»
Está bien porque nunca se te dará nada que no puedas manejar. Por supuesto que te quejas y te lamentas. Eso te ayuda a manejarlo. ¿Sabes que algunas personas gritan para manejar las cosas, otras se pelean entre sí para manejarlas, otras se callan para manejarlas, y otras no se preocupan de ellas para manejarlas? Esa es una decisión por omisión. Es casi tan malo como no tomar decisión alguna porque no podrás decir: «Lo intenté.» Si la decisión es equivocada, no te preocupes, porque la puedes cambiar. De todos modos ¿qué quiere decir «equivocada»? No lo sé. He estado observando las decisiones que toma la gente durante un período de cuatro, cinco o seis años, y ninguna de ellas estuvo bien o mal, porque la sabiduría de una decisión aparece a la largo del tiempo.
Cuando observes la acción de alguien, busca la sabiduría en ella. En otras palabras, de última ¿adónde les conducirá esta acción? ¿Los llevará a la conciencia divina, a Dios? Si es así, no los molestes. Déjalos ser. Si dices: «No sé adónde los llevará,» entonces no finjas que lo sabes. Simplemente di: «No lo sé.» Dios mío, no es un pecado o un crimen el no saber.
Yo no sé si existe el pecado, pero si es pecado el no saber, entonces debe también ser un pecado doble no buscar la respuesta. Hace muchos años, los jóvenes acostumbraban a preguntarme: «¿Cómo se escribe tal palabra?» Yo les decía: «Allí está el diccionario.» Me contestaban: «Bueno, simplemente dime,» y yo repetía: «No, allí tienen el diccionario.» Tenían que levantarse e ir a buscar la palabra, y luego usar esa palabra. Si la respuesta se da con demasiada facilidad, frecuentemente se olvida, y más tarde preguntan: «¿Cómo es que se escribía esa palabra?» Si le das pescado a la gente para comer, terminas dándoles de comer durante toda su vida, pero si les enseñas a pescar, se alimentarán solos. Si les enseñas a las personas dónde encontrar la respuesta, pueden encontrar la respuesta por sí mismos.
La respuesta está adentro. Las llaves están adentro. Ve dentro de ti. Cuando recurres a alguien afuera buscando la respuesta, sólo pueden reflejarte tu propio ser interno para contestarte. Una persona una vez me dijo: «¿Cómo es que cuando te hablo, siempre estás enojado?» Yo contesté: «No sé.» Y él dijo: «¿Entonces para qué estar enojado?» Le repliqué: «Porque allí es donde te encuentro. Cuando he hablado gentilmente contigo, has tomado ventaja. Pensabas que era debilidad.»
Entonces te hablo en donde te encuentras. Si estás en el amor, te hablaré en el amor, pero también te hablo haciendo el trabajo que hago por ti. No lo hago sólo. Tú lo haces también. Te llevo allí y te lo muestro. Te muestro los pasos. Yo no soy la persona que cava los pozos por ti. Tú los cavas sólo. Entonces descubres a dónde ha ido a parar la tierra que has apilado. ¿Quieres una escalera al paraíso? Te la puedo mostrar, te puedo dirigir. Puedo ir, pero tú debes construir tu propio puente.
El puente no está afuera. ¡Dios mío! nunca lo estuvo. El puente está adentro. Adentro de esta cosa que va a corromperse y deteriorarse está El Dorado, la Nueva Era. Entonces podrías decir: «Me siento tan feliz,» porque es el Dios en ti el que produce esta alegría. El hombre no puede producir alegría. El hombre no sabe cómo hacerlo. El hombre produce desdicha, y ésa ha sido nuestra herencia. Lo que recuerda el hombre es el dolor y se asegura de poder vengarse, aún hasta la última encarnación.
Hoy puedes elegir, ahora mismo, si quieres una vida desdichada y llena de dolor. Vas a ser un día más viejo, no importa lo que elijas. Cuando pienses que ya llegaste, continúa. Cuando alguien diga: «Estás equivocado, yo tengo la razón,» dales una oportunidad para que se expliquen, y cuando lo hagan, no arremetas contra ellos. Cuando la Luz de Dios golpee a tu puerta, deja que golpee de tal manera que te eleves en vez de descender. Cuando te eleves, va a haber toda clase de gente que tratarás de colgarse de ti. Cuando los demás digan: «Bueno, nunca hubieras llegado allí sin tal o cual,» dales las gracias muy especialmente. Por eso es que los maestros siempre le dan especialmente las gracias a su gurú, porque sin él no hubiesen podido elevarse.
La gente dice: «Quiero hacerlo a mi manera,» y contestamos: «Bien. ¿Cuál es tu manera?» Su manera es ser caprichoso. Sería mejor que dijera: «Me estoy engañando», porque eso es lo que está haciendo. Está engañándose en todos los niveles. Hay solo una voluntad y es la de Dios, y hay muchas elecciones, y esas son del hombre. «La libertad y la razón nos hace hombres. Quítanos estas cosas y entonces ¿qué somos? Meramente animales o algo parecido, porque las bestias pueden pensar en el Cielo o en el Infierno.»
El Día de Acción de Gracias está próximo. Agradece que estés en un cuerpo físico. El Día de Acción de Gracias es todos los días, porque en este cuerpo físico puedes saltar hacia el paraíso eterno. Desde este nivel puedes saltar del trampolín. Desde los otros niveles el trabajo es muy duro.
Ustedes son las almas fuertes que han llegado hasta aquí. No son débiles. Los débiles se apartan para ser fortalecidos, pero las almas fuertes tienen suficiente fuerza para guiarse hacia el nivel físico y rebotar de vuelta al Alma. No dije que fueran listos todo el tiempo. Dije «almas fuertes.» ¿No son fuertes todas las almas? Me gustaría decir que sí, pero no lo sé. Lo que sí sé es que aquellas que llegan frente a mí son fuertes. Aún cuando no sean fuertes ahora, lo van a ser si se quedan conmigo, porque yo los extenderé hasta Dios mientras estén aún en el nivel físico.
Y cuando sueltes este cuerpo y liberes todos estos niveles, te encontrarás elevándote dentro de esta corriente de Luz y Sonido hacia Dios, y en ese momento realmente dirás: «Esto soy Yo.»
Baruch Bashan

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