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Nuevo Amanecer

Windermere Nos Recibe

nuevoamanecer post 07-17-2015

 

Por: Graciela Messina

Windermere es para mí el cielo azul intenso, las rocas grandes y misteriosas, el polvo visible en el aire, el amarillo ocre de los campos, el ocre que une todo el paisaje, el silencio, el viento, los sonidos del silencio. Windermere es un lugar agreste desde una primera mirada, que nos hace sentir a la intemperie, solos con nosotros mismos, donde la belleza requiere de la capacidad de ver, de reconocer el Espíritu presente. Windermere está lejos de la belleza del jardín inglés y cerca de lugares de misterio como Ayres Rock, Sierra de la Ventana o los tepuis venezolanos, rocas milenarias que nos contemplan. En todos ellos el silencio y el Espíritu presentes.

Windermere es un lugar de paz…, ni siquiera es necesario decirlo. Varias veces he estado allí y cada vez es diferente. Las rocas de sanación hacen su trabajo. Los caballos son pacientes con los visitantes. Los anfitriones son pura luz y sencillez. Esta vez encontré la paz de a ratos en medio de mis turbulencias. Entendí hasta dónde necesito estar en la presencia del Señor y estar conmigo en el silencio. Descubrí unos carruajes antiguos en el granero, testimonios de que el pasado sigue presente. No los había visto antes, seguramente estaban allí pero no había sabido verlos antes. Descubrí una flor nueva para mí que Lynn había puesto en el granero; una flor sola en un vaso de plástico, fuera de su lugar, que conservaba toda su belleza; una flor rosada y ocre, una flor que mostraba su pertenencia, su ser del desierto.

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Me gustaría saber más de la historia de Windermere, de Camino Cielo, de los chumash, de las andanzas de JR por ahí, del poste de la paz que nos mira, de las ofrendas puestas por la gente, del sentido de quedarse en esa tierra y no en otra.  Busco en Internet y me entero de la misión de Santa Inés, de que practicaban la herbolaria, de que ese saber ha perdurado. Recuerdo que estuve la otra vez en la Misión de Ventura, ahora vimos por fuera la Misión de Santa Bárbara, una gran paz en un espacio abierto lleno de verde, una vieja fuente de piedra para las lavanderas en el patio, que me recuerda otras también de la colonia. Nombres españoles en lo que hoy es Estados Unidos, una línea de misiones uniendo California, EEU, con California, México. El otro lado. Para cada quién el otro lado. Huellas de la colonización, huellas de la construcción de los estados nacionales, huellas de los pueblos originarios.

Me gustaría saber que le damos nosotros los visitantes a Windermere. Me gustaría que lo que he hecho tantas veces de cargar las cualidades a los caballos estuviera ahí a la mano, como una experiencia. Me gustaría que este lugar siga siendo un espacio del MSIA. Un espacio existiendo en plenitud, cuidado por todos o por algunos, nutrido desde el servicio. En Windermere el viento nos lleva al Espíritu. La poesía está presente en las pequeñas cosas, en el goteo del agua cayendo sobre la laguna, en los bosquecillos donde se avista a Robin Hood y se vuelve a los cuentos infantiles. En las zonas al sol y en los bosques en la penumbra,

Cuando me venía, vi en un letrero una frase de JR que decía algo así como: “Windermere es un lugar de paz para la sintonización con la naturaleza y con el Espíritu”. Me quedo con eso y les comparto otra frase de Miyazaki, que vino a mí: “el viento se levanta, hay que intentar vivir”. Como un remolino, me llega también: “más allá del bien y del mal hay un campo, allí te encontraré” (Rumi).

1 comentario en “Windermere Nos Recibe”

  1. Hermosa descripción de un lugar de paz y de quietud. Allá estuve y viví la plenitud de la paz y la a morosidad de sus anfitriones. Jorge Villa. Colombia

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