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Nuevo Amanecer

La Integridad Personal: Comienza Contigo

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Este artículo de John-Roger fue publicado por primera vez en el periódico del movimiento (The Movement Newspaper), en septiembre de 1983.

 

Estamos llegando a una encrucijada en el camino en nuestra vida, en dónde tendremos que decidir si vamos a vivir o no en función de nuestro propio beneficio personal o del beneficio de la humanidad. Para que generemos armonía y equilibrio en este planeta, la integridad debe comenzar con cada uno de nosotros.

Todos somos representantes del Espíritu y de Dios en el mundo físico. Incluso aunque no lo sepas o no quieras reclamarlo, debes asumir la verdad de esa afirmación. Es necesario ser muy valiente para ser leal a la verdad de una manera sincera, y ésa es mi definición de integridad.

El Reino de los Cielos existe sobre la Tierra y está disponible para todos aquellos que encuentran el portal. Ese portal es tu propia integridad personal. Cuando defiendes eso y estás dispuesto a morir por ella, tienes la salvación asegurada.

Todos podemos demostrar integridad acerca de un mismo tema aunque tengamos diferentes puntos de vista. Puede que no siempre sientas que te apoyan afuera, pero experimentarás paz interior y bienestar cuando expreses que crees en tu propio destino.

Cuando te apoyes en el pilar de la verdad y pongas atención para escuchar el sonido de Dios que habla a través tuyo, la integridad de eso te moverá con mucha fuerza. Lo sentirás como una disciplina; la voluntad de disciplinarte a ti mismo en esa dirección. La integridad es algo que endereza, que eleva, es algo que apoya y que sabe. Y todo eso que está presente dentro de ti, está presente también en todos los demás, ¡en cada uno en este planeta!

Hay valores antiguos que son ahora más importantes que nunca. Me gustaría exponerlos para ti.

  1. No discutas con alguien que quiere probar que tú estás equivocado y que afirma que él está en lo correcto. Porque si alguien cree algo con todo su corazón y va en contra de   convicciones, no quiere decir que esté equivocado, aunque tú no estés de acuerdo con él. Ten el valor de elegir una respuesta de corazón hacia quienes declaran que tú no estás en lo correcto.
  2. No vayas contra la Luz en la conciencia de otra persona. Porque cuando actúas desde ese lugar de integridad, que es la Luz, no atacarás a nadie. No tenemos derecho a juzgar a nadie porque no sabemos lo han pasado, aunque nos guste pensar que sí.
  3. En presencia de una persona que se sienta dueña de la verdad, no la desprecies o te dejes influir por ella; en vez, ten misericordia de aquellos que sean incapaces de ver. Eso no quiere decir que lo estés viendo de la manera correcta. Sólo significa que no lo estás viendo de la misma manera. Ámala por eso. Puedes amar a una persona y no necesariamente amar lo que ella hace.
  4. No juzgues de correctas o equivocadas las creencias o la manera de vivir de nadie. Si te ocupas de tu propia vida como debería ser, no tendrás tiempo para emitir juicios o criticar. Antes de juzgar a otra persona o situación, camina primero alrededor de ti mismo y ve si está todo en perfecto orden. Luego, tal vez tengas la posibilidad de ayudar a otro.
  5. Escoge cuidadosamente a tus amigos, el medio donde te desenvuelves y tus posesiones. Si te acercas a todos con amor y confianza, encontrarás que posees todo lo que alguna vez vayas a necesitar o a desear. Es muy importante, entonces, si queremos estar involucrados con personas espirituales, que compartamos con aquellos que demuestren cualidades de carácter e integridad.
  6. Pon atención a cuando las personas te pidan ayuda. Ten piedad de aquellos que necesitan de tu misericordia. Se considerado con aquellos que merecen tu consideración. Pero no cedas ni un poquito ante aquellos que te harían a un lado para ganar ellos mismos.
  7. No claudiques ante quienes pasarían por encima tuyo en su afán de poder personal pretextando integridad. No pierdas tu tiempo explicándole tus motivos a aquellos que los cuestionan por razones egoístas y materialistas.
  8. Cuando alguien te lastime con palabras mordaces, anula el efecto de las mismas sonriendo tranquilamente y rehúsate a afirmar o a negar sus acusaciones. Acepta o devuelve sus insultos y cuándo sus palabras sean lanzadas contra una pared inexpugnable, sólo podrán rebotar y retornar a quien las dijo.
  9. Aquel que habla con tranquilidad y sólo cuando se le da la palabra, lo hace sin esperar agradecimiento y se maneja con serenidad en su vida, a pesar de la conducta que puedan tener otros. Dicha persona vive en la verdad y no necesita demostrárselo a nadie. Es alguien que adora al Señor y es un guía en el camino para los demás.
  10. Da de ti mismo a todos los que encuentres en el camino, porque es un privilegio servir en nombre del Señor. Sin embargo, modera tu generosidad con la misma medida de inteligencia. Da todo lo que te haya aportado tu entendimiento, fe y poder a fin de ayudar a aquellos que podrían encontrar su camino hacia Dios. Dar de tu conocimiento no quiere decir que compartas cada pensamiento con aquellos que se cuelgan de ti porque su voluntad es demasiado débil. Dar de tu tiempo no significa dárselo a una sola persona, excluyendo a todos los demás. Entregar tu corazón no significa dar toda tu riqueza material.
  11. Cuida de no tropezar con tu ego. No seas impaciente por salir a declarar algo como integridad, y a defenderlo. Es seguro que cuando expongas una enseñanza, ésta se te va a devolver para comprobar que practicas lo que enseñas.

¿Cómo puedes saber si una persona está viviendo una vida de integridad? He encontrado dos señales que siempre están presentes: cortesía y consideración. ¿No es increíble que nos hayan hablado de eso sentados en las rodillas de nuestros padres y madres?

Nos enseñaron a ser corteses con nuestros mayores y a ser considerados con nuestro prójimo. A pesar de saberlo, no siempre lo hacemos. Por los favores de otra persona, muchos hombres han renunciado a una de sus más preciadas pertenencias: su integridad. Una vez que ésta se regala, la lucha por recuperarla es larga y miserable.

Observa cuidadosamente cómo te vendes a ti mismo. Independientemente de lo que sea, jamás será tan valioso como tú. Y recuerda que lo que sea a lo que te vendes, no perdurará. Por lo tanto, construye cosas sólidas y que no puedan ser remecidas dentro de ti.

Es fácil caer en la desesperación, darse por vencido ante los errores y expresar resentimiento.

El verdadero desafío para poner a prueba tu integridad es ser lo suficientemente fuerte como para espantar la desesperación, conquistar las ganas de dejar de intentarlo, porque los errores se han hecho sin mala intención contra nadie. Éste es alguien que demuestra integridad.

Qué emocionante es mirar a alguien y sentir amor por la persona a tal grado, que sin importar lo que diga o haga, puedas encontrar algo positivo para ti.

En todo lo que implica integridad, hay diversidad y muchas oportunidades de expresión. Pero cuando te expresas desde ese lugar sincero, con el coraje de tus convicciones y la verdad que está en ti, la gloria de Dios está contigo y nadie puede arrebatártela. Tienes la responsabilidad de «ser verdadero». Es posible que esa verdad no se vea o no pueda ser explicada, excepto captándola en tu interior. Aunque parezca increíble, cuando alguien declare que es íntegro y no lo sea, tú lo sabrás. Y habrá quienes no sepan que la tienen pero tú sabrás que sí. Las cualidades que demuestren serán que aman, sirven, cuidan, buscan a las personas y comparten con ellas.

Nadie en esta Tierra carece totalmente de integridad. No lo olvides. Nadie puede carecer totalmente de algo, porque todos tenemos algo de lo bueno y algo de lo malo. Todos tenemos salud dentro de nosotros y todos tenemos algunas enfermedades. Y la integridad de quienes verdaderamente somos, simplemente es. No hay forma de explicarlo. Y debemos también permitirle a todos que sean quienes son: de otros países, otras culturas, otras religiones y otras creencias. Hay espacio para todos y no hay necesidad de pelearse por eso.

La integridad está dentro de ti y siempre ha estado allí. Cuando te des cuenta por primera vez de ella, ¿te remecerá? Sí, porque tal vez tengas que ir contra todo lo has creído y todas las cosas que has dicho hasta ahora; es posible que tengas que repudiarlas. Y cuando lo hagas, podrás asumir y reclamar tu propia integridad.

La integridad personal… ¡comienza contigo!


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1 comentario en “La Integridad Personal: Comienza Contigo”

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