Los Ejercicios Espirituales y La Escritura Libre En Mi Vida
Por Jorge Augusto Villa Yepes- Medellín Colombia
Hace más de 20 años hago mis ejercicios espirituales con regularidad y practico la escritura libre, especialmente cuando quiero que la mente saque todo lo que no se encuentra en armonía con el aquí y el ahora. Con el eterno presente.
Al principio, los ejercicios espirituales eran un canto con un buen ritmo que me arrullaba para dormir. Los hacia en horas definidas y siempre comenzaban con la canción de amor. Ellos me proporcionaban paz, quietud y mucha armonía. Pero los hacía como para cumplir la tarea de estar en el Movimiento del Sendero Interno del Alma, pero no estaba comprobando su eficacia, de manera consciente, en mi vida.
Con el paso de los años, y luego de varios seminarios, reuniones de iniciados y de ministros; noches de información y columnas de luz para la ciudad y el mundo, fui despertando de mi inconsciencia y sentí como ejercicios espirituales en mi vida formaban una sinfonía, como lo pronunciaba la Teresa de Jesús: «Dios en mi, yo en ÉL». Y situaciones maravillosas se fueron despejando en mi vida, incluso en medios del caos.
Hoy en día los ejercicios espirituales en mi vida son un canto que entono con cada respiración consciente… y cuando estoy en la inconsciencia, regresan de manera mágica cuando los percibo en el susurro del viento, en el canto de los pájaros, y aún en sitios donde el sonido urbano se mezcla con mi respiración… y soy uno con Dios.
Por su parte, la escritura libre es una técnica que me permite dejar fluir mis pensamientos y plasmarlos en una hoja, sin releer ni verificar si la ortografía es buena, regular o mala. Solo escribo y escribo y las palabras, como torrentes de agua viva, fluyen en el ejercicio, dejando que mi corazón y mi mente se apacienten.
Despejo, suelto, libero y dejo que todas esa palabras, que son ilusiones, sentimientos, anhelos y descontentes, se plasmen de manera generosa y abierta. Y al final, esa sensación de plenitud, aceptación y confianza en que el bien mayor y los más altos fines están disponibles para mi vida. Es simplemente «Dios en mi, yo en Él».
Gracias Viajero por estar conmigo en mis ejercicios espirituales y mi escritura libre. Tu presencia, sumad al aliento del Cristo, por medio del Espíritu Santo, renuevan mi ministerio, mi auto confianza y el amor sin límites para conmigo y con los demás.
Gracias John Roger por tus enseñanzas, las de antes y las de hoy, que no pierden vigencia, por el contrario, son como una brújula que me guía a buen puerto: son el faro que me ilumina y despeja en medio de la oscuridad y la bruma.
Baruch Bashan
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