Estuve en la Conferencia del Cristo, éste pasado julio del 2015, y tuve una toma de consciencia que ha mejorado la calidad de mi vida de forma notoria. A continuación les cuento de qué se trata.
Después de tomar el Seminario Insight a los 16 años en 1986, he trabajado con las enseñanzas del Viajero, convirtiéndome en facilitador para Insight, haciendo lo mejor para cada día ser más amoroso, tener más paz y en especial aprender a mantener Compasión por mi prójimo.
Y a pesar de haber avanzado mucho en éste tema, como por ejemplo aceptar a mis padres tal cual son y eran, y a pesar que en general respondo a las ofensas con neutralidad y re-dirección y considerando que soy afectuoso con la gente que quiero, existía aún un área de mi vida en la que todo esfuerzo por Paz, Compasión y Amor por mi prójimo fracasaba, y fracasaba con todo el estruendo de un demente, gritando en su coche, tocando bocina al son de las palabrotas que brotan de su boca.
Por supuesto me refiero a manejar en el tráfico de la Ciudad de México.
Empecé a odiar el tráfico en mi ciudad natal, Caracas. Perdón, permíteme re-escribir ésta frase. El tráfico empezó a odiarme en mi ciudad natal Caracas. Fue allí donde refiné mi técnica de manejo: no dejar que me jodan.
La manera que aprendí a manejar haría que Mad Max sienta vergüenza ajena.
Volviendo al presente, les cuento que tuve la bendición de ir a la Conferencia de MSIA en Los Angeles éste pasado julio, donde el tema del taller era precisamente “Despertando como el Cristo”.
Para los que nunca han estado en una conferencia, les recomiendo la experiencia: es una oportunidad para ver a nuestro movimiento desde una perspectiva nueva.
En esencia, decidí “Despertar a mi Cristo” cuando estoy al volante.
Es algo muy sencillo, sin embargo siento es el área adonde he estado fuera de integridad. El enojarme tanto con los conductores que juzgo como desconsiderados, ha sido a principal parte de mi vida adonde no había sabido mantener mi centro, ser amoroso y compasivo con mis hermanos y hermanas.
A través de los ejercicios simples del taller, reconocí que tenía la oportunidad de llevar más Paz a los momentos que estoy manejando en el tráfico de mí querida Ciudad de México.
El método es simple— (Lo comparto contigo para que si quieres, lo utilices).
Escribí en un papelito adherente Post-It: “Ve al Cristo en Todos” y lo pegué en el tablero de mi coche, al lado del volante.

¡Y ha sido increíble la transformación!

Para empezar, reacciono menos. MUCHO menos.
Y de vez en cuando, cuando alguien hace algo que considero particularmente descuidado, grosero o estúpido (perdón, quise decir “inconsciente”), entro en una reacción que dura medio segundo y de inmediato recuerdo “Ver el Cristo en Todos”, e instantáneamente suelto lo ofendido y enojado que me encuentro, le envío Luz al otro chofer y regreso a mi centro amoroso.
Entonces, si te sirve de algo mi aprendizaje, éstos son los pasos que yo sigo para poder reconocer a lo sagrado en medio de los desafíos cotidianos:
1) Piensa en la situación donde con mayor facilidad olvidas tu Divinidad o la de otros. (En mi caso, que alguien maneje mal, descortés o haciendo tonterías)
2) Decide si prefieres a) seguir teniendo la razón (por ejemplo: “¡No es posible que en ésta ciudad la gente sea tan IDIOTA!”)
o b) si estás comprometido en ver a Dios en cada persona que te cruzas.
3) Finalmente, toma la determinación que cada vez que experimentes ira, juicio o impaciencia, en automático “se active” la compasión (en mi caso, decidí que cada vez que sintiese enojo y juicio en el tránsito de la ciudad, instantáneamente yo me diría la frase: “Ve el Cristo en Todos”, y luego enviar Luz al otro automóvil y su chofer.

Estoy encantado con los resultados. Mis días se han tornado más placenteros y puedo ser un mejor ministro para ésta ciudad. Mi estrés ha prácticamente desaparecido cuando estoy al volante.
Mad Max se ha vuelto “Driving Miss Daisy”

Espero que te sirva de algo mi aprendizaje. Ahora me toca aplicarlo a la otra área adonde tiendo a olvidar que frente a mí hay un humano, digno de mi compasión: LOS BURÓCRATAS!!!!!!

Luz y Amor,

Peter Felsmann

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