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Nuevo Amanecer

Meditación de la Respiración

Por John-Roger


Me gustaría compartir contigo un ejercicio más active que se puede usar en sí mismo, o en conjunto con la meditación de los reinos internos.

El punto focal, el punto de anclaje de tu atención en este ejercicio es tu respiración. Al enfocarte en tu respiración te mantienes consciente de este nivel físico, al tiempo que caes en un estado de profunda relajación y viajas por los mundos internos. La acción de los reinos internos puede confundir, y al no tener puntos de referencia, quedarte atrapado allí.

Observar tu propia respiración te brinda un punto de referencia. Si has estado pasivo durante tu meditación, debes volverte activo otra vez cuando regresas a este mundo físico, y esa transición a veces puede ser dificultosa. Si agregas un elemento activo a la meditación pasiva, te mantienes activo todo el tiempo y no tienes que hacer un ajuste cuando regresas al nivel físico.

El reino del Alma es activo también, por lo que es difícil alcanzarlo desde un estado pasivo. El ejercicio activo de tomar conciencia de la respiración facilita el acceder al Alma.

Puedes hacer esta meditación en todas partes y casi en todo momento. Es especialmente útil en situaciones en que estás experimentando estrés o ansiedad.

La meditación de la respiración puede calmarte y proporcionarte autocontrol y dirección, lo que es muy beneficioso. Tranquiliza el cuerpo, las emociones y la mente sin dormirte. Por el contrario, te lleva a un estado de mayor alerta y conciencia.

Cambia la frecuencia de las ondas de tu cerebro que permiten un control mayor de tu entorno inmediato, si eso es lo que sientes que necesitas.

Cuando terminas de hacer este ejercicio espiritual, has entrado en un estado de tranquilidad que puedes llevar contigo adonde quiera que vayas. Puedes estar en un estado de tranquilidad y quietud internamente sin importer la situación física en la que te encuentres. Esta paz tranquila suele ser contagiosa para la gente que te rodea, quienes al mirarte captan tu calma. La paz que llevas contigo también puede tranquilizar a los demás mucho más de lo que te imaginas.

Esta técnica es muy útil cuando hay confusion en tu entorno, si alguien te grita o trata de humillarte en algún sentido, o si atraviesas una situación traumática que te puso a prueba y no te sientes contento/a con la forma en que lo manejaste. La mejor manera de actuar es colocarte en un estado de calma interna para que te conviertas en amo de ti mismo.

Te sugiero que al principio hagas este ejercicio entre quince y treinta minutos, hasta que lo domines. Luego lo puedes hacer el tiempo que sea necesario para estabilizar la situación que deseas equilibrar.

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La Técnica

Para esta meditación te sientas cómodamente con los ojos cerrados y pides que la Luz te rodee, te proteja y te llene para los más altos fines, y te enfocas en tu propia respiración, inhalando y exhalando.

Éste es el punto de referencia que usas, el punto focal en el que te concentras. Puedes encontrar que tu respiración se pone tan extremadamente lenta que te preguntarás cuándo tomaste la última bocanada de aire. Muchas veces cuando hago esta meditación, me encuentro respirando una vez cada cuatro o cinco minutos. Cuando se está en un estado de relajación y calma, no hay necesidad de grandes volúmenes de oxígeno, pues tu cuerpo seguirá respirando dentro de la conciencia superior.

Puedes concentrar tu respiración en el chakra del estómago, el pecho, la nariz, la garganta, la boca: donde sientas tu propia respiración. Podrías no enfocarte en ninguna parte del cuerpo, sino simplemente sentarte y tomar conciencia de tu respiración.

No es necesario tener pensamiento alguno. Es bueno inhaler por la nariz y exhalar por la boca para obtener el mayor beneficio. Si tienes que toser o aclarar tu garganta, siéntete libre de hacerlo. Eso no perturbará la meditación y muchas veces es una forma de liberar las tensiones del cuerpo.

Si llegas a un bloqueo en el fluir de la energía que parece no disiparse, sólo continúa concentrándote en tu respiración. Regístralo como un punto de referencia.

Puedes empezar a escuchar sonidos dentro de tu conciencia. No permitas que eso te distraiga o te moleste. Mantén la atención en tu respiración. Es posible que te empieces a mover dentro de tu propia conciencia y que de pronto te encuentres completamente de vuelta en el mundo físico. Es fácil que pienses que no estás logrando nada cuando esto te suceda, pero no dejes que eso te detenga.

Este ejercicio permite un movimiento interno y externo, así que vuelve nuevamente a tu respiración. Concéntrate en ella. Es posible que en los primeros cinco minutos más o menos puedas volver a tu interior sin mayores dificultades; pero después, en los siguientes diez minutos, que te pongas inquieto y trates de averiguar por dónde ibas. Tal vez pierdas la noción de que estabas haciendo una técnica de respiración, y que en el trayecto hayas querido cortar las margaritas o admirar las maravillosas luces.

Éstas son todas ilusiones y distracciones en el proceso. El sentido de este ejercicio es tranquilizarte. A medida que te vayas tranquilizando, estas cosas dejarán de ser una distracción.

Veinte minutos de esta meditación pueden hacerte sentir como si hubieras tenido un sueño reparador. Si te levantas en la mañana y te sientes cansado, tómate unos cinco o diez minutos y, permaneciendo sentado, concentrate en tu respiración. Esto puede ayudarte a hacer circular la energía en tu cuerpo de una manera alineada para que tengas un día activo y productivo.

Si empiezas a ensoñar o a enfocarte en imagines mientras haces este ejercicio, es señal de que has dejado de concentrarte en tu respiración. Durante esta meditación podrías experimentar cosas extrañas cuando las tensiones acumuladas y los bloqueos condicionados comienzan a romperse. La liberación de esto puede producir imágenes inusuales que Cruzan como destellos por tu conciencia.

No tienes que hacer nada al respecto. Simplemente sigue enfocándote en tu respiración. Podrías sentir tu cabeza cada vez más liviana como si te estuvieran elevando y es porque tu conciencia se está expandiendo.

Puede que empieces a mecerte con la energía de la Luz que está presente. No trates de detenerlo. Lo que tienes que hacer es bien simple: enfócate en tu respiración. Y si la energía sigue con ese movimiento de vaivén, está bien. También puede que sientas actividad en el area del tercer ojo de la frente, entre los ojos.

No te quedes atrapado en esa sensación.

La mejor técnica es mantenerte enfocado en lo que es más familiar para ti, es decir, en tu propia respiración. Usas la familiaridad con tu respiración como punto de referencia al viajar hacia tus propios reinos internos.

La idea es que a pesar de cualquier cosa que veas, de cualquier cosa que escuches, de cualquier sensación que tengas, de lo que sea que experimentes, mantengas tu respiración estable y la uses como un punto de concentración, como un punto de referencia que se mantiene constante, mientras todas las cosas cambian. Te sorprenderás de la paz y la calma que produce este ejercicio.

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