Tienda
LANGUAGE

Nuevo Amanecer

El Llamado de Dios al Amor


Por John Morton

Traducido por Nadia Balderas


Este mundo está diseñado para brindar lecciones y no necesariamente cómodas. Cada lección ofrece una oportunidad para experimentar y expresar el amor que ya está presente. Esto no es un secreto y ni siquiera una revelación. En algún momento, sabremos que el amor siempre está presente. Incluso si no queremos admitirlo a nosotros mismos; aunque hagamos muchas cosas para negarlo, sabremos que el amor está presente.

 

A veces, este mundo puede parecer frío, hostil, tiránico o extraño. En algún punto, podemos comenzar a formar una actitud que podría llamarse de desamor. Cuando formamos una actitud de desamor hacia algo o alguna persona, de hecho estamos formando esa actitud hacia nosotros mismos.

 

Una de las maneras en que nuestro desamor puede ser reconocido es como una dureza que permea nuestra conciencia. A medida que la dureza entra en nuestro ser, nos podemos volver crueles e insensibles. Al irnos poniendo más insensibles, nuestras percepciones retratan un mundo duro y doloroso. Entonces es más fácil adoptar una actitud hacia el mundo como resultado de nuestra experiencia y, a su vez, expresar más dureza, negatividad y dolor.

 

Ocasionalmente, una persona puede recorrer toda su vida volviéndose gradualmente más endurecida y severa como una forma de lidiar con el mundo. Eso es algo raro porque generalmente en alguna parte del camino, se produce una vicisitud, un momento. No importa lo oscuro o nublado o tempestuoso que sea, la luz del sol se abre camino y nos toca, recordándonos que hay más en este mundo que oscuridad, dureza o tormentas.

 

En nuestro proceso de lidiar con el mundo actuamos en dos lados. Un lado, al que nos referimos como lo negativo, doloroso o perturbador, y el otro lado que es el amor, la Luz, y la belleza. A medida que aprendemos a jugar este juego entre los dos lados, nos damos cuenta de que uno de ellos representa mejor nuestra verdadera naturaleza. Quizás lo veamos como la forma en que más nos gustaría ser. En otras palabras, podemos vernos a nosotros mismos como que realmente fuéramos poco afectuosos, oscuros o malos. Sin embargo, aún podemos darnos cuenta que debajo de nuestra imagen negativa de nosotros mismos, está el deseo de ser bueno porque eso es lo que realmente somos.

 

Sin importar qué actitud nos formemos en relación con las polaridades que encontramos en el mundo, seguimos teniendo que hacer elecciones. A cada momento, siempre elegimos ser más amorosos o más indiferentes. La fuente del amor es inagotable. No hay forma alguna de que podamos agotar las oportunidades de ser más amorosos.

 

Cada situación en nuestras vidas representa un desafío y una oportunidad de elegir la Luz. Hay algo magnífico en cada aspecto de la creación.

 

Elige amar más este día. Al igual que la canción: «Voy a amar más este día. Voy a dar más de lo que tomo. Voy a vivir mucho más, por el bien del amor viviente”.

 

Lo veo expresado en algo real en cosas simples, como hacer cada lugar mejor de lo que lo encontraste. ¿Estás haciendo algo para elevarte? Tal vez ahora mismo sea más importante que seas elevado, que seas nutrido, que te tomes un tiempo para retirarte, para que puedas recuperarte. Si estás mal y pensando: «Estoy mal, así que cualquier cosa que haga, diga, incluso piense ahora será problemática. Será magnetizada hacia lo negativo”, puede ser hora de parar, de tomarte un tiempo para ir adentro y restaurarte en tu verdadera naturaleza amorosa.

 

—————————————————————————

El magnetismo de este mundo es potente. Es una ilusión potente. Es una imagen potente. ¿Puedes ver a través de ellos? Tenemos que llevarnos hacia la conciencia superior si queremos ver este mundo por lo que es y percibir su verdad.

 

Cuando entramos en el Espíritu, este es revelado plenamente. No hay secretos. No hay nada que se oculte. Todo se conoce. Experimentamos una transformación cuando hacemos eso. Nuestras dudas no lo logran. Se queman a lo largo del camino. Lo que lo logra es la parte más pura y puede implicar un proceso de purificación, una limpieza, un despeje de los miedos y el pensamiento negativo.

 

Cuando te sientes perturbado o molesto, ese es el momento perfecto para ir al Espíritu. Ocurren cosas asombrosas cuando lo hacemos. Elige aceptar, que es una manera de expresar: «Confío en el Señor». Entonces surge el entendimiento.

 

La comprensión comienza con dejar ir. Comienza con liberarte del «Lo quiero de esta manera. No lo quiero de esa otra». Elije adoptar un estado neutral dejando ir. Entonces vendrá el entendimiento.

 

Mi fe y confianza me dicen que hay algo perfecto y bueno en todo. Puede que no siempre seas consciente de eso, pero haz que tu intención lo sea. Puedes elegir: «Voy a ir a donde el bien pueda ser revelado en mi conciencia». Eso es cooperar. Si eso es lo que quieres, estás en cooperación con cómo funciona espiritualmente. Entonces surge el entendimiento. Es como una virtud que te recompensa por su propia naturaleza.

 

Si sostienes una base de ideas, ideales o imágenes falsas, ella se derrumbará y caerá. Esas cosas tienen que venirse abajo tarde o temprano. Es un día glorioso cuando nos desilusionamos. Es una bendición. Tal vez no se sienta como tal. Puedes sentirte confundido, desorientado o cerrado. Pero en realidad representa un movimiento hacia adelante. Algo bueno está ocurriendo mientras tú estás despertando.

 

La primera ley del Espíritu es confiar en Dios, lo que significa aceptación. Confianza en Dios es aceptación. Muévete hacia la aceptación con todo lo que tengas. Tal vez te hayas quedado allí un rato porque no lo habías aceptado. Tal vez estés ahora en un proceso de aceptación. Así que mantén la confianza y la aceptación como tu intención.

 

Una cosa que no puedes dejar ir es el amor. Si lo haces, experimentarás dolor. No es ninguna sorpresa. Si apagas el amor, duele. Se supone que así sea. Eso es bueno. ¿Por qué? No es un castigo, sino un despertar. Negar el amor no funciona, así que vuelve al amor.

 

Si vas a amar a alguien más, el amor tiene que pasar por ti. Por eso es sabio rodearse de gente con quienes el amar surja fácilmente, particularmente en ti. ¿Qué de bueno tiene estar rodeado de personas que se reprimen, se niegan o ponen todo tipo de condiciones para amarte? La bendición es que ellos pueden enseñarte que puedes amarte a ti mismo sin condiciones. No necesitas que otros te amen para amarte a ti mismo.

 

Ama dónde estés, ama dónde te encuentres. Ama tu aflicción y tus heridas. Ama tus miedos al no identificarte con ellos y reforzarlos. No caigas en el miedo, el desaliento o la depresión como la orden del día. Tu vida no tiene ese sentido. Su sentido es mantenerte fuera del campo en donde el Alma está jugando, lo cual es a un nivel muy alto. Sé brillante, sé valiente, sé hermoso. Éstas son cualidades del Alma.

 

——————————————————————-

 

John-Roger hizo una distinción: que la voluntad está con Dios y la voluntad de Dios se hace. Hay algo absoluto en ello. Y es algo tremendamente a nuestro favor, porque somos parte de ese absoluto. La voluntad de Dios se hace con una perfección absoluta. Sin embargo, tenemos una opción.

 

Cuando estás consciente de que te va a dar miedo, puedes cambiar tu enfoque. Tienes una oportunidad básica, real y simple. Esencialmente lidiamos con una opción en nuestra conciencia todo el tiempo. En nuestra actitud hay libre elección.

 

Cada vez que caes en lo negativo del tipo que sea, hay maneras prácticas de saberlo porque algo se apaga. Surge una sensación de: “¡Oh, no!”, o de: “Aquí vamos de nuevo”. Duele. Tiene algo incorrecto en sí.

 

Cuando llegamos a lo que es realmente cierto, es como si los días felices hubieran vuelto. Así que es correcto. No es sólo parcialmente correcto, sino totalmente correcto. Siempre correcto. Entonces, ¿que pasa cuando estamos mal? Yo simplemente lo veo como a un lapso pasajero. Es un parpadeo momentáneo.

 

Hay algo en este mundo que nos permite darnos el lujo del karma. Está permitido, pero sigue siendo una condición pasajera. No vamos a estar en ninguna cosa para siempre en el mundo. Así que en algún punto, saldremos de eso. Lo corregimos.

 

Me encanta otra manera en que John-Roger lo expuso para nosotros: “Minimizar el tiempo de inactividad”. No esperes. No te detengas. No lo entretengas. No pongas negatividad más encima o tomes una decisión equivocada sobre otra decisión equivocada. No te pongas a pensar: “¿De qué sirve?”. Ésa no es una buena actitud. Esa actitud no va a ayudar.

 

Mi experiencia una y otra vez es que cuando las cosas están funcionando, hay una energía armoniosa en ellas. Por ejemplo, cuando bateas una pelota de béisbol fuera del estadio, hay algo llamado “El punto dulce” o “La zona”. He tenido la experiencia de que es fácil. En las manos sientes como si no hubieras golpeado la pelota, como si no hubiese habido un impacto. En mi experiencia, es muy raro golpear el punto dulce. La vez que lo hice, la sensación fue increíble. Sentí como si no hubiera golpeado nada, aunque sabía que lo había hecho. Me di cuenta de que algo había sucedido, como si un poder desde lo no manifiesto hubiese penetrado lo manifiesto.

 

Cuando estamos «encendidos», hay sincronicidad, belleza y gracia. Los llamo momentos encantados. No se producen sólo por golpear una pelota de béisbol. Podrían ser volviéndose hacia alguien y decir: «¿Estás sintiendo esa hermosa energía?», y ellos responder: «Sí, ¿qué es eso?».

 

Lo veo como un momento en que estamos en contacto con el cielo. Estamos conectados con lo divino. Se manifiesta.

 

En el Movimiento del Sendero Interno del Alma donde estamos jugando es en un campo de gracia. Así que hagamos que todo se trate de la gracia e invoquemos esa presencia divina tanto como podamos. Entonces tenemos que hacer nuestra parte. Tenemos que encender la chispa. Te animo a que elijas hacerlo ahora mismo, en este momento. Quizás sea tan simple como dejar el antagonismo. Tal vez digas algo así como: «Sé que no quiero pelear. No quiero discutir”.

 

A veces es ahí donde hay un bloqueo. Hay personas que no dicen: «Amo a mis enemigos” porque sienten que eso está prohibido. Sienten como si hubieran hecho una promesa: «Voy a maldecirte todo el camino hasta el infierno, incluso aunque tenga que ser el último en el infierno. Simplemente para asegurarme de que estés en el infierno, estaré allí”. ¿Es eso lo que quieres hacer? No lo creo. Realmente esa condenación y venganza no valen la pena. Alguien lo descubrió y lo anunció a todos nosotros: «La venganza es mía», y es del Señor. Eso significa que Dios se hizo cargo de eso. No necesitas preocuparte por la venganza, Dios se encargará de ella.

 

He estado en situaciones como oficial de paz en las que he portado una insignia. Mi trabajo implicaba decirle a la gente: «Aquí no pasa nada, amigos. Por favor, sigan adelante. Ya nos estamos encargando de ello. No necesitamos tu mirada embobada, tu curiosidad y que te preguntes qué pasó y qué va a suceder. Eso no ayuda realmente, así que adelante”. Esa es la idea cuando se trata de la venganza. No es tu nivel de preocupación. Aquellos que están a cargo de manejar ese nivel de preocupación están aquí, presentes y son confiables. Realmente no necesitamos que te involucres con la venganza. Si quieres ayudar, sigue adelante. Ponte en camino.

 

Creo que esa es una de las maneras en que Cristo hace lo que hace. Básicamente se presenta y dice: «Me hago cargo del karma si estás dispuesto a dejarlo ir». No nos exime de la corrección. En la historia de la mujer adúltera, Jesús dijo: «Cualquiera de ustedes que esté libre de pecado que arroje la primera piedra”. Nadie la apedreó. Todos se alejaron. Entonces, Jesús y la mujer sostuvieron un diálogo y Jesús dijo: «¿Quién te ha juzgado?”. “Nadie“, respondió la mujer. Y Jesús dijo: «Ni tampoco yo», [Juan 8: 1-11].

 

Hay un sendero de lo justo. Hay una manera de hacer algo cuando la elección es correcta. ¿Cómo elegimos correctamente? Teniendo esa intención, aunque sea: «Sé que no quiero pelear. Yo sé que no quiero discutir, pero parece que no sé que lo quiero hacer”. Tal vez sea necesaria una pausa aquí. Es posible que haya una pregunta: «¿Hay alguna manera en que podamos resolver esto que sea buena para ambos o para todos nosotros?”.

 

——————————————————-

 

En el MSIA somos amantes de la verdad. Necesitamos tener la valentía de la verdad que ve la cara de Dios. Debemos de alguna manera no escondernos o retirarnos de lo que sea que aparezca como la verdad en el momento. ¿Cómo lo procesamos entonces? ¿Es amorosa la forma en la que lo procesamos? La forma de comprobar el amor es verificarlo: ¿Es toda la verdad y nada más que la verdad? ¿O hay algo que se disfraza de amor y que es una especie de amor condicional o una verdad inferior?

 

Hay una razón por la que estamos actuando a ese nivel. Se necesita todo lo que tenemos como en el mandamiento de amar a Dios como la verdad de Dios, que es la verdad absoluta, una verdad que es universal. Esa es una de las salvaciones en las que todos estamos. Gracias a Dios, no tenemos que resolverlo. Se resuelve en la verdad. La verdad nos hará libres, si estamos dispuestos a esa forma de ser. Así que pregúntate, ¿es amoroso? Verifícalo. Si no es amoroso, sigue buscando. La verdad tiene que sostenerse en el amor y el amor tiene que sostenerse en la verdad.

 

Si dices: «Te amo, te amo, te amo, pero no esta parte; no amo esa parte”, ahí es donde la verdad se detiene. Justo ahí. No has llegado a la verdad.

 

El Señor es un amante de todo. Dios nos está llamando a actuar a ese nivel. La transformación realmente se produce con nuestra disposición a seguir elevándola.

 

Cada situación en nuestras vidas es un desafío y una oportunidad de elegir la Luz. La única diferencia es el grado en que nos encontramos desafiados por la naturaleza de cada situación. Tal vez sea más difícil elegir la Luz cuando estamos contentos y satisfechos porque tenemos una tendencia a olvidar la importancia de elegir la Luz cuando estamos en nuestro mejor momento.

 

En los tiempos de guerra se dice: «Todo el mundo en una trinchera conoce a Dios». Cuando estamos en nuestro peor estado, hasta los incrédulos más devotos invocan a Dios. Si esperas a tener problemas para invocar a Dios, entonces estás en problemas. Dios siempre responde a nuestra llamada. La pregunta es, ¿estamos escuchando? ¿Estamos escuchando las respuestas de Dios y obedeciendo esas respuestas?

 

Quizás la respuesta obvia a esa pregunta sea no, considerando la cantidad de situaciones en el mundo en que hay violencia, enfermedad, corrupción, injusticia y cosas por el estilo. Los seres humanos han ignorado y violado consistentemente la respuesta de Dios desde tiempos inmemoriales. El resultado son las dificultades en las que nos encontramos en el mundo actual a nivel individual y colectivo.

 

Una de las grandes respuestas que se aplican a todos nosotros es: «Ama a tus enemigos», [Mateo 5:44]. Se accede al sendero de amar a tus enemigos a través del perdón. Se transita por él con una voluntad incondicional de dejar ir el pasado y vivir en presencia del amor.

 

Debemos aprender a derribar las barreras de separación creadas por patrones de odio e intolerancia que se han repetido a través de generaciones y culturas. El verdadero «enemigo» es lo que vive dentro de nosotros como odio, miedo, condenación, indiferencia, etc. Venceremos a los enemigos que encontremos adentro o afuera con amor incondicional y aceptación. Demostramos el amor por las elecciones que hacemos y dónde ponemos nuestro foco.

 

Durante épocas de gran agitación y negatividad en el mundo, a menudo solemos cuestionar nuestra capacidad de superar o incluso de sobrevivir a los enemigos que nos confrontan. La respuesta es siempre detener los ciclos de negatividad perpetua, tanto individual como colectivamente, cumpliendo el llamado de amar incondicionalmente. El ciclo de la negatividad se detiene eligiendo el bien no sólo una vez, sino una y otra vez, hasta que sea la bondad lo que prevalezca por completo en tu vida y en nuestro mundo.

 

Llegará el día en que cada uno de nosotros comprenderá que la negatividad, aunque sea una opción, nunca será la respuesta de Dios o la intención que Dios tiene para nadie, sin importar cuán maléficos hayan elegido ser. El negocio de Dios es siempre el amor incondicional y el perdón de todo, lo que sigue implicando responsabilidad y que detengamos el antagonismo que nos confronta. Amar es lo que todos tenemos siempre. El amor es quienes somos.

 

Se necesita una gran fortaleza para ver la cara de Dios en aquellos que se expresan mediante la destrucción. Cada vez que nos confrontemos con la negatividad de los demás y de las situaciones que enfrentamos, debemos esforzarnos por alcanzar la respuesta de Dios a toda la creación: «Amaos los unos a los otros, como yo os he amado», [Juan 15:12], «Ama a tu prójimo como a ti mismo», [Mateo 19:19], y ama a toda la creación con «Todo tu corazón, con toda tu Alma y ​​con toda tu mente», [Mateo 22:37].

Alégrate de que se te presente cualquier oportunidad, grande o pequeña, de expresar tu caridad y compasión, independientemente de la resistencia o la indiferencia que puedas enfrentar. Amar es tu verdadera naturaleza, así como la verdadera naturaleza de todos aquellos que actúan contra ella eligiendo la negatividad. Esto, en parte, es lo que Dios nos llama a hacer a cada uno de nosotros. Esto, en parte, es la acción divina y la participación en las bendiciones que ya existen.

 

Baruch Bashan

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

© 2014 Movimiento del Sendero Interno del Alma