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Nuevo Amanecer

Entrega Tu Amor


«Mirad primero si vosotros mismos merecéis dar y ser un instrumento del dar. Porque, en verdad, es la vida la que da a la vida, mientras que vosotros, que os creéis dadores, no sois sino testigos.» KHALIL GIBRAN


¿De qué sirve el amor dentro de ti si no lo compartes?

Dar es como se manifiesta la acción de amar.

Quizás puedas vivir sin dar, pero vivir sin amar es sólo existencia. Y la existencia es a menudo un estado de carencia y una esperanza vacía de que aparezca alguien que te salve de todas las cosas que te están sucediendo “a” ti.

Amando se satisface dicha carencia y se activa la conciencia de tu sabiduría interna y el conocimiento de que eres tú el creador de tu universo y que nada te sucede que no hayas creado, promovido o permitido.

Amar es esa parte activa y dinámica en ti que acepta la responsabilidad de todo lo que eres y serás, y que vive en un estado de conciencia abierta.

El Espíritu es eterno y es un regalo que perdurará por siempre. El Espíritu es libre, y eso implica que puedes ser libre en la medida en que estés dispuesto a entregar de tu Espíritu.

Esa voluntad de compartirlo todo de ti—todo lo que tú eres— es tu libertad.

Si intentas encadenar al Espíritu, te derrotas y te pierdes a ti mismo. Entrégalo y descubrirás que regresa a ti de infinitas maneras, difíciles de imaginar para ti. Tampoco lo puedes fingir.

No puedes afirmar que estás dando y amando, y esperar que te crean si no demuestras tu generosidad con hechos. Es por tus obras que se te conoce y no por tus buenas intenciones.

Las personas son muy perceptivas y no se las puede engañar. Las palabras de amor no tienen que ser necesariamente amorosas. Amar es una acción. Amar es compartir al Dios que vive dentro de ti con el Dios que vive dentro de toda la gente en todas partes. Amar es compartirte a ti mismo.

Regálate el don de amar. Concédete el don de completar cada día cuando éste llegue a su fin y de despertar a lo nuevo en ti con cada amanecer. Si vives en tu corazón amoroso momento a momento y todo el tiempo, descubrirás que habitas en el Cristo permanentemente, y que jamás te separarán de Su gracia y de Su presencia. Y experimentarás al Cristo viviente como tu Bienamado.

John-Roger [Del Libro Servir y Dar p.115]

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