Tienda
LANGUAGE

Nuevo Amanecer

El llamado de Dios a amar


Partes de este artículo han sido extraídas del libro de John: “Las Bendiciones Ya Existen”.


Este mundo fue diseñado para dar lecciones y no necesariamente entre las agradables.

Cada lección presenta una oportunidad de experimentar y expresar el amor que ya está presente. Esto no es un secreto, ni siquiera una revelación. En algún momento sabremos que el amor siempre está presente. Aunque no querramos admitirlo, ni siquiera con nosotros mismos; así hagamos muchas cosas para negarlo, sabremos que el amor está presente

En ocasiones este mundo puede parecer frío, hostil, tirano o ajeno. En cierto momento podemos empezar a adquirir una actitud que podría calificarse como no afectuosa. Cuando adoptamos una actitud falta de cariño con alguien o algo, en realidad estamos teniendo esa actitud hacia nosotros mismos.

Una de las maneras de reconocer nuestra falta de afecto, es por la dureza que aparece en nuestra conciencia. Cuando esa dureza entra a nuestro ser, podemos volvernos callosos e insensibles. Al ir volviéndonos más insensibles, nuestras percepciones reflejan un mundo severo y doloroso. Entonces, se vuelve aún más fácil adoptar una actitud hacia el mundo que trae como resultado   que experimentemos y expresemos mayor severidad, negatividad y dolor.

Una persona puede ocasionalmente, transcurrir toda su vida, endureciéndose gradualmente y volviéndose más severa, como una manera de lidiar con el mundo. Eso es muy excepcional, porque generalmente, en algún punto hay una aparición, un momento. No importa cuan oscuro o nublado o tormentoso esté, la luz del sol pasa y nos toca, recordándonos que en este mundo hay algo más que la oscuridad, la dureza o las tormentas.

En nuestro proceso de lidiar con el mundo, jugamos en dos bandos. A un lado está lo que llamamos negativo, doloroso o perturbador.  Al otro lado están el amor, la luz y la belleza. Mientras vamos aprendiendo a jugar este juego entre estos dos bandos, nos damos cuenta que uno es más nuestra naturaleza verdadera. Tal vez lo veamos más como la forma en que nos gustaría ser. En otras palabras, podemos ver que somos verdaderamente faltos de amor, oscuros o buenos para nada. Sin embargo, podemos darnos cuenta de que debajo de la imagen negativa que tenemos de nosotros mismos, está el deseo de ser buenos, porque eso es quienes somos de verdad.

Sin importar cual sea nuestra actitud en relación con las polaridades que encontramos en el mundo, seguimos teniendo que elegir. En cada momento, estamos haciendo la elección de ser más amorosos o más faltos de amor. La fuente del amor es inagotable. No hay forma de que podamos llegar a agotar la oportunidad de ser más amorosos.

Cada situación de nuestras vidas presenta un desafío y una oportunidad de elegir la Luz. En cada aspecto de la creación hay algo magnífico.

Elige amar más en este día. Es como la canción: “Voy a amar más en este día. Voy a dar más de lo que tomo. Voy a vivir más en el nombre del amor viviente.”

En esencia, veo que se trata de cosas simples y reales, como dejar cada lugar mejor de como lo encontraste. ¿Estás haciendo algo para elevar? Tal vez en este momento, sea más importante que tú seas elevado, que te nutras, que te des tiempo para retirarte, para poder recuperarte. Si estás fuera de ti y piensas: “Estoy tan fuera de mi, que cualquier cosa que diga, aunque solamente la piense, en este momento sería problemática. Está magnetizada con lo negativo”. Entonces, tal vez sea el momento de detenerte, darte el tiempo de ir hacia adentro y recobrar tu verdadera naturaleza amorosa.

El magnetismo de este mundo es potente. Es una ilusión fuerte. Es una imagen poderosa. ¿Puedes ver más allá de ella?. Si vamos a ver este mundo por lo que es y a ver lo que es verdadero en él, tenemos que ir hacia la conciencia elevada. el.

Cuando llegamos al Espíritu, Él se revela completamente. No hay secretos. No hay nada escondido. Todo se sabe. Cuando hacemos eso, nos transformamos. Nuestras dudas no llegan hasta ahí. Se queman durante el camino. Lo que llega es la parte más pura y esto puede incluír un proceso de purificación, un despeje y clarificación de miedos y pensamiento negativo.

Cuando estás perturbado o molesto, es el momento perfecto para ir hacia el Espíritu. Cuando se hace eso, sucede algo maravilloso. Elige aceptar, que es una forma de expresar: “Confío en el Señor”. Es cuando obtienes comprensión o entendimiento.

La comprensión comienza al dejar ir. Empieza al liberarte de: “Lo quiero de esta manera. No lo quiero de esa manera.” Elige llegar a la neutralidad por medio de dejar ir. Y luego, recibirás la comprensión.

Mi fe y confianza me dicen que en todo hay algo perfecto y bueno. Tal vez no estés siempre conciente de lo que es, pero ten la intención de que así sea. Puedes elegir esto: “Voy a ir adonde el bien pueda ser revelado en mi concien- cia.” Eso es estar cooperando. Si eso es lo que quieres, estás cooperando con la forma en que eso sucede espiritualmente. Entonces viene el entusiasmo. Es como una virtud que te recompensa por su propia naturaleza.

Si estás aferrándote a un cimiento de ideas falsas, ideales o imágenes, vas a rodar y caer. Eventualmente esas cosas tienen que caer. El día en que estamos desilusionados, hay gloria. Es una bendición. Tal vez no lo sientas así. Tal vez te sientas confuso, desorientado o cerrado. Pero en realidad, es un paso adelante. Algo sucede para bien, mientras tú vas despertando.

La primer ley del Espíritu es confiar en Dios, lo cual significa aceptar. La fe en Dios reside en la aceptación. Avanza hacia la aceptación con todo lo que tienes. Tal vez te quedas ahí durante un rato, porque no estabas aceptando. Tal vez estás ahora mismo llegando a la aceptación. Entonces, que la fe y la confianza sean tu intención.

Algo que no puedes dejar ir es el amor. Si lo hicieses, experimentarías el sufrimiento. No es una sorpresa. Si cierras el amor, duele. Así ha de ser. Es algo bueno. ¿Por qué? No es un castigo, sino un despertar. Reprimir tu amor no funciona; entonces vuelve a amar.

Si vas a amar a otro, el amor tiene que pasar a través de ti. Por eso es sabio relacionarse con gente con quien el amor fluya facilmente, particularmente en ti. ¿Para qué sirve rodearse de gente que reprime, niega o establece toda clase de condiciones para amarte? La bendición es que pueden enseñarte que tú mismo puedes amarte. No necesitas que los demás sean amorosos contigo para que tú seas afectuoso contigo.

Ama el lugar adonde te encuentras. Ama el lugar en el que estás situado. Ama tus duelos y tus heridas. Ama tus temores al no unirte a ellos y reforzarlos. No dejes que el temor, el desaliento o la depresión, sean la orden del día. Tu vida no ha sido hecha para eso. Eso tiende a mantenerte fuera del campo en donde el alma está actuando a su ritmo más elevado. Se brillante, se valiente, se hermoso. Esas son las cualidades del alma.

John-Roger hizo la distinción de que la voluntad es de Dios y que se hace la voluntad de Dios. Eso tiene algo absoluto. Ello está muy a favor nuestro porque formamos parte de ese absoluto. La voluntad de Dios sucede con perfección absoluta.  Sin embargo, tenemos una elección.

Cuando te das cuenta de que empiezas a temer, puedes cambiar tu enfoque. Hay una oportunidad básica, real y simple. Estamos, esencialmente tratando todo el tiempo con una elección de conciencia. Es una libre elección de nuestra actitud.

En cualquier  momento que entres en alguna clase de negatividad, hay formas prácticas de saberlo, porque algo se pone fuera de lugar. Hay una sensación de “Oh, no.” o “Aquí está otra vez.” Duele. Hay algo que no es correcto.

Cuando llegamos a lo que es realmente verdadero, es como si los días felices han regresado. Y es lo correcto. No sólo parcialmente correcto. Es totalmente correcto. Siempre correcto. ¿Qué pasa entonces, cuando estamos fuera de lugar? Yo lo veo como a un lapso pasajero. Es un parpadeo fugaz.

Hay algo acerca de este mundo que nos permite darnos el lujo del karma. Está permitido, pero sigue siendo una condición pasajera. En este mundo, no nos vamos a quedar para siempre en nada. Entonces, en algún momento, terminamos con ello. Lo corregimos.

Me gusta mucho otra forma de exponerlo que usó John-Roger, que es: “Minimiza los momentos negativos”. No esperes. No demores. No te entretengas en ello. No le agregues negatividad ni tomes una decisión equivocada, sobre otra decisión equivocada. No empieces a pensar: “¿Para qué sirve?” Esa no es una buena actitud. Y esa actitud no va a ayudar.

Una y otra vez, mi experiencia es que cuando las cosas funcionan, hay una energía armoniosa presente. Por ejemplo, cuando le pegas a una pelota de baseball hasta fuera de la cancha, aparece algo llamado “El golpe óptimo” o “La zona”. Mi experiencia es que no hay esfuerzo. Sientes que tus manos ni siquiera golpearon la pelota, como si no hubiese habido impacto. En mi experiencia, encontrarse dando un golpe óptimo era excepcional. Cuando lo logré, hubo un sentimiento maravilloso. Se sentía como si no le hubiese pegado a nada, aunque sabía que sí lo había hecho. Me di cuenta de que algo había pasado, como un poder que vino desde lo no manifestado hacia la manifestación.

Cuando estamos conectados, hay sincronicidad, belleza y gracia. Lo llamo: Los momentos encantados. No se trata solamente de pegarle a una pelota. Podría tratarse de mirar a una persona y preguntar: “¿Sientes esa hermosa energía?” y te responden: “Si.¿Qué es?”

Lo veo como un momento en que estamos en contacto con el cielo. Estamos en contacto con lo divino y se manifiesta.

En el Movimiento del Sendero Interno del Alma, estamos jugando en el campo de la gracia. Entonces, dediquémonos a la gracia e invoquemos esa presencia divina, tanto como sea posible. Luego de ello, debemos hacer nuestra parte. Tenemos que encenderlo. Te animo a elegir ahora mismo, en este momento. Tal vez es tan simple como cesar la oposición. Tal vez digas algo como: “Se que no quiero pelear. No quiero discutir.”

A veces es ahí donde hay un bloqueo. Algunas personas no dicen: “Amo a mis enemigos” porque creen que eso está prohibido. Se sienten como si hubiesen hecho un voto así: “Te voy a maldecir durante todo el camino hasta el infierno, aunque tenga que ser el único que queda en el infierno, estaré ahí, simplemente para asegurarme de que tú estás en el infierno.” ¿Es eso lo que quieres hacer? No me parece. Realmente no vale la pena, toda esa maldición y venganza.

Alguien lo descubrió y nos anunció que: “La venganza es mía”. Y ese fue el Señor. Eso quiere decir que Dios lo tiene todo arreglado. No es necesario que te preocupes por la venganza. Dios se hará cargo de ello.

Yo estuve en la posición, como oficial de paz, de llevar un distintivo. Mi trabajo incluía decir a la gente: “Acá no pasa nada, señores. Por favor, sigan su camino. Lo estamos manejando. No necesitamos su mirada boquiabierta, curiosidad y preguntas de qué pasó y qué va a pasar. Eso no ayuda, entonces, sigan adelante.” Cuando se trata de la venganza, es la misma idea. No es tu nivel de preocupación.  Quienes tienen ese nivel de preocupación están aquí, presentes y a cargo. No necesitamos que te envuelvas en venganzas. Si quieres ayudar, sigue adelante. Sigue tu camino.

Creo que es una de las maneras en que Cristo hace lo que hace. Basicamente, viene y dice: “Yo me quedo con el karma, si tú estás dispuesto a soltarlo.” No nos absuelve de la corrección. En la historia de la mujer adúltera, Jesús dijo: “Quien no haya pecado nunca, tire la primera piedra.” Nadie lo hizo. Todos se fueron. Entonces Jesus y la mujer dialogaron así: “¿Hay alguien que te haya juzgado por esto?” “Nadie”, dijo la mujer. “Pues yo tampoco te juzgo” [Juan 8:1-11].

Hay un sendero dentro de lo correcto. Hay una forma de hacer una cosa haciendo una elección correcta. ¿Cómo elegimos correctamente? Pues, teniendo esa intención. Aunque sea solamente diciendo: “Se que no quiero pelear. Se que no quiero discutir, pero no parece que yo sepa qué quiero hacer.” Tal vez ahí haya una pausa. Tal vez siga una pregunta: “¿Hay alguna manera de poder resolver esto para que sea bueno para ambos o para todos nosotros?”

En MSIA, somos amantes de la verdad.

Necesitamos tener el valor de la verdad con que se ve el rostro de Dios. Es necesario que de alguna manera no nos escondamos, ni nos alejemos de lo que aparezca como la verdad de ese momento. ¿Entonces, cómo lo procesamos? ¿Lo procesamos a la manera del amor? La forma de probar el afecto es verificarlo – ¿Se trata de la verdad completa y nada más que la verdad? O hay algo que está enmascarado como amor, algo así como un amor condicional o una verdad menor?

Hay una razón para que actuemos a ese nivel. Tal como con el mandamiento de amar a Dios con la verdad de Dios, que es la verdad absoluta, una verdad universal, hace falta que usemos todo lo que tenemos,. Esa es una de las salvaciones que nos incluye a todos. Gracias a Dios que no tenemos que intentar entenderlo. Con la verdad, todo está en orden. La verdad nos hará libres, si estamos dispuestos a ponernos en esa forma de ser. Entonces pregunta: ¿Es eso amoroso? Compruébalo. Si no es amoroso, sigue buscando. La verdad tiene que sostenerse en el afecto y el afecto tiene que sostenerse en la verdad.

Si dices: “Te amo, te amo, te amo, pero no amo esta parte, ni la otra parte”;  ahí es adonde se detiene la verdad. Ahí mismo. No has llegado a la verdad.

El Señor es un amante de todo. Dios nos llama a actuar en ese nivel. La transformación realmente sucede con nuestra disposición a seguir dando un paso al frente.

Cada situación en nuestras vidas es un reto y una oportunidad de elegir la Luz. La única diferencia es hasta qué grado nos encontramos desafiados por la naturaleza de cada situación. Tal vez sea más desafiante elegir la Luz cuando estamos felices y contentos, porque cuando estamos de lo mejor, tenemos la tendencia a olvidar la importancia de elegir la Luz.

En tiempos de guerra hay un dicho: “Quien esté en una madriguera conoce a Dios.” Cuando la situación es de lo peor, aún los descreídos más devotos, recurren a Dios. Si esperas que haya problemas para recurrir a Dios, estás en problemas.  Dios siempre responde a nuestro llamado. La pregunta es: ¿Estamos escuchando? ¿Escuchamos las respuestas de Dios y vivimos siguiendo esas respuestas?

Tal vez, la respuesta obvia a esa pregunta es que no, considerando las numerosas situaciones en el mundo en las que hay violencia, enfermedad, corrupción, injusticia y cosas parecidas. Los humanos han venido ignorando consistentemente y violando la respuesta de Dios desde tiempos inmemoriales. Los resultados son las dificultades en las que nos encontramos en el mundo de hoy, individualmente y colectivamente.

Una de las grandes respuestas que se aplican a todos nosotros es que “ames a tus enemigos” [Matthew 5:44]. El sendero para amar a tus enemigos comienza por el perdón. Se recorre con una voluntad incondicional de dejar ir el pasado y de vivir en la presencia del amor.

Debemos aprender a derribar las barreras de la separación causadas por patrones de odio e intolerancia que se han repetido a través de generaciones y culturas. El veradadero “enemigo” es eso que vive dentro de nosotros, en la forma de odio, temor, condenación, indiferencia, etc. Vamos a vencer los enemigos que encontremos, interior o externamente, con aceptación y amor incondicionales. Demostramos el amor con las elecciones que hacemos y donce colocamos nuestro enfoque.

Durante los tiempos de gran agitación y negatividad en el mundo, a menudo cuestionamos nuestra habilidad de vencer o aún de sobrevivir a los enemigos que nos confrontan. La respuesta siempre es detener los ciclos de la negatividad perpetua, tanto individual como colectivamente, al cumplir con el llamado a amar incondicionalmente. El ciclo de la negatividad se detiene al elegir el bien, no solamente una vez, sino una y otra vez, hasta que la bondad prevalezca en tu vida y en general, en nuestro mundo.

Un día, cada uno de nosotros va a comprender que la negatividad, si bien es una elección, nunca es la respuesta de Dios o la intención de Dios para nadie, sin importar qué perverso ha elegido ser. La ocupación de Dios siempre es el amor incondicional y el perdón de todo – lo cual incluye la responsabilidad y detener la oposición que nos confronta. El amor es lo que siempre tenemos. El amor es quien somos.

Se requiere gran fortaleza para ver el rostro de Dios en quienes actúan expresando destrucción. Cada vez que somos confrontados por la negatividad de los demás y en las situaciones que enfrentamos, debemos esforzarnos hacia la respuesta de Dios a toda la creación: “Ámense unos a otros, tal como yo los he amado.” [Juan 15:12], “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” [Mateo 19:19] y ama a toda la creación con “Todo tu corazón, alma y mente” [Mateo 22:37].

Agradece tener una oportunidad, grande o pequeña, de expresar tu caridad y tu compasión, a pesar de la resistencia o indiferencia que tal vez enfrentes. El amor es tu verdadera naturaleza, tal como es la verdadera naturaleza de quienes actúan en contra de él, para elegir la negatividad. En parte, este es el llamado de Dios a cada uno de nosotros. En parte, esta es la acción divina y es compartir las bendiciones que ya existen.

Baruch Bashan.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

© 2014 Movimiento del Sendero Interno del Alma