---

Este artículo de John-Roger fue publicado por primera vez en el Movement Newspaper en Julio de 1986.

Por: John-Roger

Traducción: Alicia Landa

---

Cuando hablamos de servicio, nos damos cuenta que lo más  importante que tenemos que hacer es amar. Luego, no vemos las cosas como una carga o un sacrificio y en ese momento, en realidad, no nos preocupamos de un concepto de verdad. En el momento de servir estamos viviendo todo el tiempo una fe; una fe que demostramos como un proceso continuo que no termina. No necesitamos analizar con el intelecto. A través del amor viviente vemos las cosas en el lugar que les corresponde. Luego tan solo usamos nuestra voluntad para reconocerlo

El amor viviente no es posesivo. Expresamos nuestra devoción como: Te amo o Dios te Bendiga. La vida comienza a desarrollarse. No estamos en una área de disciplina; la hemos sobrepasado. Entramos el área de servicio divino y somos parte de los que han aprendido a vivir en libertad.

En el momento en que entras al gran camino llamado el camino del maestro, ya sea vas a devenir un maestro o vas a necesitar un maestro. Es ese momento se despierta un gran gozo en ti. Cuando el espíritu interior tiene lugar, entonces todo lo que has hecho se convierte en un haber, un crédito en tu existencia. En ese momento aquellas cosas que han sido etiquetadas como pecados, ahora son solo experiencias, las cuales son peldaños en el camino ascendente.

Lo interesante acerca del camino del Maestro es que, ya sea tú lo dominas o eres dominado por él. No hay terreno neutral. Mucha gente dice: “Me gustaría ser un Maestro.” Yo les digo: “Esa es una idea muy admirable. ¿Sabes lo que representa? Y por supuesto tienen una idea de que no tienen que hacer nada, nunca más.

Mientras estés en un cuerpo físico mejor sería que fueras entusiasta y que continuamente te apegues a la vara de hierro de tu propio ser. ¿Puedes perecer después de devenir un maestro?

Por supuesto puedes perecer. Si eres un maestro tienes la capacidad de soltarlo y dejar de ser un maestro. También hay algunos que alcanzan el pináculo de su conciencia y luego rápidamente declinan.

Tal vez en algún momento dejaron de amar y comenzaron a poseer. Tal vez en algún momento dejaron de servir y comenzaron a quejarse de que ‘tú no estabas hacienda tu parte’; o tal vez comenzaron a disciplinar a otros, en vez de mantener su propia disciplina. Podría ser que su devoción se transformó en chantaje –haz esto o de lo contrario – y su voluntad se tornó destructiva. O tal vez su creatividad comenzó a hacerse destructiva, comienzan a querer destruirte, hacerte daño, castigarte y en esto bloquean tu fe. Tù pierdes la visión de quien eres y entonces comienzas a sacrificar tus propias capacidades de encontrar a Dios. En este momento la verdad te elude y entras en la ilusión y el re-incorporarse.

Los peldaños por los cuales ascienden también pueden ser los mismos por los que desciendes. Hay espacio en la cima porque muchas personas llegan y descienden por el otro lado, mientras residen en un cuerpo físico. Nadie está exento de esta posibilidad. Ciertamente yo no soy una excepción a esto. Tú tienes que ejercer continuamente tu conciencia de vivir libre, en que puedes escoger lo que sea que escojas, puedes ir donde sea que quieres ir y puedes hacer lo que sea que haces.

He dicho muchas veces: puedes ir donde sea quieras ir, hacer lo que quieras hacer, creer en lo que quieras creer, probar lo que quieras probar y dudar lo que quieras dudar, y eso está bien conmigo. Yo voy a mantener mis niveles de conciencia, sin importar todo eso. Resulta que cuando yo mantengo mis propios niveles, las personas alrededor mio que están en la conciencia de expresión divina, pueden mantener sus niveles más fácilmente, porque la conciencia espiritual es un punto de referencia.

Todos tenemos la conciencia espiritual. Cualquiera sea tu forma de enfocarlo esta bien. Hay muchas maneras de enfocar el entrar en esa conciencia – simplemente es la manera espiritual de trabajar para el mayor bien de todos los involucrados. Independientemente de cuándo queramos tener la maestría de alguien o algo o algún pequeńo idioma de nuestra propia conciencia, no llegamos a ser maestros hasta que no vemos la cara de Dios y nos elevamos a esa conciencia donde todas las cosas residen de manera perfecta. Entonces, el maravilloso truco bajarlo de vuelta al mecanismo del cerebro y el intelecto y afuera a este aparato físico, para comunicar y sobrepasar las ilusiones que nuestras bocas han heredado. Cuando hemos hecho esto podemos decir que tenemos la maestría de eso.

Sin embargo, ¿Has notado que es un contínuo estado de expression de maestría, refinar, perfeccionar? Y cuando lo hacemos, nadie nos puede sacar del pináculo de la maestría. Y no sólo eso, sino que nadie te puede poner en el pináculo de la maestría. Tú te unges a ti mismo, tú te coronas, tú te salvas y tú te conviertes en todas las cosas para ti. Todo lo que otra persona hará es relajarse si estás allí o no. Se reduce a: “Sé verdadero Contigo Mismo.”

Busca primero el Reino de Dios y todo lo demás se te dará por añadidura (el truco de eso es que después que encuentras el Reino de Dios, no te interesan todas las demás cosas).

---