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Nuevo Amanecer

Esto y Cosas Aún más Grandes En el Cristo

Por: John Morton, DCE

Traducción: Nora Valenzuela


Tú también harás ésto y cosas aún más grandes. (Juan 14:12)

Ese mensaje de Cristo estableció algo que dice que lo que sea que presencies que el Señor está haciendo, tu llamado es a llegar a eso y aún a más. Hay una señal allí para que comprendamos que: “Donde yo me encuentre, necesito que me guíen un poco, necesito un punto de referencia”.

Como se viene diciendo desde hace mucho tiempo, el punto de referencia fundamental está adentro. De modo que eso es lo primero que hay que tomar en cuenta: “¿Quién y qué es el Señor?”. El Señor está adentro. Pero también existe la parte que puede estar afuera. No está delimitado como para que no pueda manifestarse nunca en el mundo, en la carne o en el reflejo que emite.

“Más grande es aquel que está dentro de ti, que aquel que está en el mundo”. (1 Juan 4:4). Ése es otro punto de referencia importante. No te quedes atascado, dejando que tu visión se limite al que está en el mundo, por ejemplo: “Lo que estoy viendo en el mundo es más grande que lo que veo interiormente, así que sacrifico la experiencia interna o me desconecto de ella”. Ésa sería una equivocación fundamental en la categorización de la experiencia.

Hay un estado en el cual puedes saber más allá de tus sentidos. Así que, es algo no escuchado, no visto. Es en definitiva desconocido, algo así como: “No lo tengo conciente, sin embargo, lo sé”. Existe una presencia, aunque las señales sean invisibles, inaudibles e irreconocibles a la percepción. De todos modos, allí está. Eso es parte de la cualidad de lo que ello es. No depende de nuestros sentidos. En realidad no depende de ninguna cosa.

Una de las cosas importantes de hacer es dejar de lado las creencias para que no te encierres en lo que tu mente o tus sentimientos te dirían, pues podría convertirse en una limitación demasiado grande. Podrías estar logrando algo realmente interesante, fascinante y sorprendente en esos niveles, sin embargo, si le pones un signo igual, como en una ecuación matemática, te darías cuenta de que sigue siendo una ilusión. Puedes ser engañado por lo que piensas y sientes. Al mismo tiempo, puede parecer bastante sorprendente, algo así como un pensamiento increíble, como ningún otro pensamiento que jamás hayas tenido.

 

Es ahí dónde suele trabajar el poder negativo. Trabaja en lo que puede fascinarte, en lo que puede atraer tu atención, alejándote de lo que es positivo.

fb ad nuevo a Esto y Cosas Aún más Grandes En el CristoAlgo como: “¡Eso es realmente maravilloso! ¡Es la cosa más maravillosa que podría suceder!”. ¿Cómo lo sabes? Todavía no has visto nada, ¿por qué estás declarando que ésta es la cosa más maravillosa de todas? Podrías estar adorando algo aquí en el mundo físico, en vez de mantenerte abierto a lo que es más grande adentro.

Hay un montón de maneras en cómo se manifiesta la transmisión del Espíritu, en donde necesitamos suspender lo que sea que estemos experimentando. Puede ser el Señor dándose a conocer a ti en una vision, en lo que oyes o ves, o a través de tus otros sentidos. La manera de reconocer lo que es del Espíritu es que siempre funciona a través de la verdad y siempre funciona a través del amor. Así que si puedes poner las dos cosas juntas y preguntar: “¿Es eso verdad? ¿Es eso amor?”, y la respuesta es: “Sí”, yo diría que estás cerca. Estás lo suficientemente cerca aunque tú concientemente todavía no estés seguro de saberlo.

¿Podrías engañarte a ti mismo diciendo que es verdad, cuando no lo es? ¿Y diciendo que es amor, cuando no lo es? Seguro.

Pero vas a descubrirlo muy pronto. Si sacas por conclusión que algo es verdad, que algo es amor, y no lo es, eso se manifestará. Vas a desilusionarte, pero el desilusionarte te favorece. Entonces, vale la pena perseguirlo.

Si es amor, pero no tiene sentido, tampoco tiene sustancia y entonces probablemente se trate de alguna especie de amor de fantasía que desaparecerá muy pronto.

Lo que sea que te esté haciendo reaccionar emocionalmente, es pasajero, de modo que no durará. Así que, si se trata de un amor emocional, será breve. El amor mental también es de corta duración, pero puede ser más largo. Luego, está el amor no correspondido que a menudo funciona a través del inconciente. Como: “Sé que estoy buscando el amor, pero no sé lo que es. Y lo busco y trato de conectarme a él, pero sin éxito, de modo que no es verdadero pero tengo que persitir porque no me siento satisfecho. No estaré completo hasta que no encuentre ese amor, ese gran amor”. Eso podría continuar por un largo tiempo. La gente suele andar en busca del gran amor, sin saber realmente lo que eso es.

El misterio de Dios es que el amor eres tú. Tú te vas a encontrar a ti mismo. Vas a descubrir que Dios y tú son una misma cosa. Aun cuando sea carnal, sigue estando allí de alguna manera. Sólo que no está del todo ahí, por lo que tienes que trascenderlo. Tienes que abrirte a aquello que es más grande en ti que está siendo descubierto conscientemente.

 

Hacia un Amor Mayor

De acuerdo a las escrituras, Jesús dijo: “Aquel que sea el más grande entre ustedes, será vuestro sirviente”. (Mateo 23:11)

John–Roger se refería al servicio como a la conciencia más elevada en el planeta. Entonces, si tomas en cuenta ambos: quien es el mayor sirviente y cuál es la conciencia más elevada de servicio, te acercarás a cómo podrías ser más amoroso.

Es importante entender que tu primer amor está dentro de ti mismo, lo que suena como enamorado de ti mismo o como que estamos en presencia de Narciso. Pero se trata del gran Ser, el Ser que está en toda la gente y en todas las cosas. El gran Ser que es Dios. El servicio a Aquel que está en toda la creación y está dentro de ti.

Entonces, ¿cómo sirves a todas las cosas? Otra manera de decirlo sería: “¿Cómo amo para el bien mayor de todos los involucrados?”. A menudo, lo que se hace presente es amar a todo lo que esté frente a ti. Puede ser tan simple como: “No me gustan los bolígrafos rojos. Hacen mucho ruido, y además tratan de dominar a todos los otros colores, y son antipáticos y a mí simplemente no me gusta el rojo”. Sin embargo, ese bolígrafo rojo es parte de la creación.

A menudo, lo que estamos buscando está dentro de nosotros o muy próximo a nosotros. De modo que ése es el lugar del amor mayor: justo aquí y ahora de alguna manera.

Uno de los lugares donde buscar es qué o dónde tiendes a tratar de ignorar, evitar, negar, cancelar, eliminar o negar el amor.

Cuando dices: “Eso no sirve, eso no es digno de ser amado, eso no vale nada, eso no merece mi tiempo”, suele ser una indicación de que te están llevando a amar más, de alguna forma. Una de las maneras más sencillas es lo que yo llamo “dejarlo libre”, lo que se traduciría en que sea lo que sea, no le exiges nada. Sueltas cualquier sensación de que debería ser de manera diferente a la que es. Intenta eso por un día y ve hasta donde llegas. Algo así como: “Hoy voy a salir y no veré nada como imperfecto de la forma en que es. Lo consideraré todo exactamente perfecto tal como está. Y hoy no voy a luchar contra nada ni a resistir nada de forma alguna”. Ve cuanto duras.

He descubierto que eso no es posible en el área de la mente o de las emociones. Esas áreas, por naturaleza propia, se contraen, reducen y conceptualizan. No pueden evitarlo. De alguna manera, no están diseñadas para ser ilimitadas. Están diseñadas para ser limitadas, para estar confinadas y para definir las cosas desde una óptica que no representa el punto de vista de todas las cosas.

Se requiere de una gran sabiduría y de una gran dedicación para mantenerse abierto a ese estado en que simplemente miras con neutralidad.

Sería una gran clave poder mirar a alguien tal como es, sin importar lo que esté haciendo, aunque estuviera gruñéndote, mostrándote los colmillos y las garras y estuviera intentando atacarte. Puedes seguir viéndolo como una especie de fenómeno, una condición que te está siendo revelada. En la revelación, tú puedes elegir mantenerte a salvo de eso.

Cuando algo te acontece que te produce miedo, en donde es muy evidente para ti que sientes temor, puede que ésa no sea la circunstancia más apropiada para encontrar amor. Puede ser muy desafiante. Por eso, a menudo se nos conduce a lo que tememos y se nos pregunta: “¿Puedes amarlo?”. No escuchas necesariamente ese desafío a nivel verbal. Pero el propósito de la situación o circunstancia, te está haciendo esa pregunta: “¿Puedes mantenerte abierto? ¿Puedes mantenerte neutral frente a lo que te está revelando tu miedo o tu reacción negativa?”.

Cuando alguien te injuria o de alguna manera te enfrenta a lo que tú considerarías una amenaza o algo no positivo, ¿puedes mantenerte abierto y no tomarlo como algo personal? ¿Puedes verlo simplemente como algo que se está dearrollando en la creación de Dios? A menudo, se requiere de una gran fuerza de voluntad conseguir eso, de realmente mantenerse en el amor de manera que si algo te golpea, tú no golpeas de vuelta. ¿Puedes hacer eso? ¿Puedes absorver el golpe para que no regrese al mundo? Ésa es una conciencia superior. Eso es brindar servicio.

Podrías contestar simplemente: “Sí, puedo”. Puedes reclamar esa capacidad que proviene directamente de Dios como amor incondicional por toda Su creación. Ésa es tu naturaleza divina. Ésa es tu naturaleza verdadera en tu conciencia más elevada.

Si los pecados de tu padre y de tu madre los heredas tú, aunque sean todos -de modo que todos y cada uno de ellos se traspasen a ti y permanezcan contigo- puedes colocarlos al amparo del amor de Dios dentro de ti, a tal punto que desaparezcan. Pierden la negatividad y son sólo el amor puro y total de Dios por toda Su creación. Muy hondo dentro de ti sólo hay amor en tu unidad con Dios. “Dios es amor, y quien resida en el amor reside en Dios, y Dios en él”. [1 Juan 4:16]

Si eres capaz de hacer eso, es algo muy hermoso por como ello te beneficia a ti, a todos los demás y al planeta. Es un ministerio silencioso; lo que sea que te suceda, lo colocas en el amor en ti, y eso es todo. No es necesario nada más. No tienes que entenderlo. No hay necesidad de analizar nada: “¿Por qué me dijiste tal cosa? ¿Por qué hiciste eso otro?”. Tú simplemente lo amas.

Algunas personas dictaminan que tiene que someterse a algun tipo de prueba. Y la prueba es: “¿Es ésto digno de mi amor? ¿O Vale la pena que yo pelee por eso o que yo lo condene?”. Yo no encuentro que esa práctica sirva de mucho. Hay una práctica muy superior, que es la de elegir amar sin importar de qué “se trate”. Desde mi punto de vista, hay mucho por hacer en el área del amor. Realmente es muy simple aunque no sea necesariamente fácil o, al parecer, ni siquiera posible.

Por ejemplo, podríamos mirar una alfombra y encontrar algo que sea diferente en relación a cómo cada uno de nosotros la ve. No estamos de acuerdo en relación a la alfombra. Cada uno de nosotros expresa un punto de vista diferente. Es una perspectiva que tiene variaciones. Pero nuestras diferencias no son una razón para dejar de amarnos mutuamente.

Puede haber muchas variaciones en cómo vemos las cosas. Pero cada uno de nosotros puede amar de todos modos e incluso amar hasta nuestras diferencias. Hay mucha libertad en esa forma de verlo. Ésa es la conciencia del Alma. Es una de las maneras en que reconoces al Alma: todo tiene libertad. No hay nada que sea cautivo de alguna cosa. Dios no está en el negocio de atraparnos y ponernos en cautiverio.

Dios está en el negocio de la expansión y de la liberación. Así que, si tú mismo te involucras en ese negocio y esencialmente dejas libre a todos y todo, no estarás enganchado a nada, y tampoco harás demandas. Ésa es una conciencia muy elevadora, es una conciencia de perdón y de servicio amoroso hacia todos. Y es el desafío más grande que yo haya experimentado en este mundo.

Amarlo Todo, Incluyéndote a Ti Mismo

En el nivel del Alma y del Espíritu, no existe una jerarquía valorativa en donde una polaridad valga más o sea mejor en relación con la otra polaridad. A medida que accedemos al Espíritu, se alcanza una igualdad, de modo que la polaridad no tiene ningún significado en el Espíritu. Todo es uno. Todo está integrado. Es bueno saber ésto y tomarlo como punto de referencia, porque cuando miramos el mundo mecanizado y dual, a la larga nos damos cuenta de que surge algo así como un altercado, un posicionamiento que no es real. Sin embargo, gracias a Dios, es pasajero.

Un punto de referencia realmente bueno para eso es: “Voy a retomar la integridad de quien yo soy espiritualmente. Pero por ahora estaré en esta posición polarizada, esta posición manifiesta de cómo se articulan y especifican mis circunstancias de vida. Estoy trabajando a través de todas mis experiencias para ver qué pasa con mi aprendizaje y crecimiento y lo que sea para mi beneficio y elevación”.

Ahora bien, si consideramos el valor y la sabiduría de lo que hay aquí para nosotros, todos podemos llegar a la conclusión de que simplemente amaremos a quienes somos y a aquellos con quienes estemos. No importa la condicionalidad que esté presente. Así que, cualesquiera sean las características de un hombre o de una mujer, o de cualquier forma de relación, habrá una arbitrariedad en cada una y en todas las condiciones. Como lo que sea que salga de una baraja de naipes que se nos reparta, todo siempre es simplemente circunstancial. Y toda condición en este mundo, aparte del cambio, es pasajera.

Cuando alcanzamos la persepectiva del Espíritu, vemos: “Amalo todo”. Ésa sería una manera de resolver cualquier situación. La funcionalidad de eso significa que a medida que lo amas todo, tú también estás incluído. Si estás amando a otro, es porque te estás amando a ti mismo primero, no de forma estática, sino desde donde se origina este amor y empieza a surgir. Comienza en la profundidad del ser, que es quien somos antes de que lo percibamos como un pensamiento o sentimiento.

Si no conocemos la amorosidad interna, ¿cómo podemos ser amorosos con otro? Por eso necesitamos conectarnos con la amorosidad interna para experimentar el amor por alguien más. A fin de experimentar el amor por otro, necesito estar en el amor de quien soy para conocer ese amor. El amor de quien soy reconoce el amor de quién tú eres conectándose con el amor de quien soy. Y se mantiene expresándose.

Si piensas en cuánto no te has amado, puede dolerte. Eso está bien, pues esa toma de conciencia te pone en una posición en la que puedes rectificarlo. Lo que sea que hayas usado como razones, ellas son arbitrarias, como lo que sale de la baraja: eres rubio, moreno, mides uno sesenta, tienes tal o cual forma o tal o cual color. Todas esas circunstancias no se traducen a: “Por lo tanto, yo me amo”.

Simplemente se traducen a: “¿Qué amo?”. Amo esta característica y esta otra característica. Tengo esta historia. Me he involucrado en tal cosa. Tomé estas opciones y obtuve tales resultados, y elijo amarlos”.

Es muy importante que logres que tu amor por ti mismo resuene como un amor de Dios, para que sea el fundamento de quien tú eres en toda la creación. El amor se convierte en la fuente de cómo te expresas y de cómo te involucras. Lo que también sorprende es que el amor sana lo que sea que necesite sanarse.

Cuando resuenas con el amor de quien eres, eso es vibrante y está en la base de cómo te expresas. Actúas con amor como tu verdadera naturaleza, o no actúas en lo absoluto. Cuando está en ese nivel de resonancia, suele terminar sanando todas tus relaciones, todas ellas a través de tu existencia. Eso significa que todas las cosas que necesitan sanación serán sanadas aquí y ahora, de la forma en que te relaciones contigo mismo y luego con los otros, con tu amor. Lo que también es hermoso es que tu amor, de hecho, no depende en absoluto de otras personas o condiciones. Verdaderamente, tu naturaleza es amar.

 

Dios tiene el control, lo cual es realmente bueno porque Dios siempre piensa en lo que es mejor para nosotros. A medida que comprendemos dicho control, podemos entender que la Voluntad de Dios se cumple amándolo todo. Así que, con ese entendimiento, tomamos la decisión de amarlo todo.

Estamos aquí para sanar y equilibrarnos con lo que sea que haya ocurrido en nuestra vida a través de nuestra existencia. Nos sanamos estando en aceptación, amor y perdón. En la medida en que podamos hacerlo con nosotros mismos, podremos hacerlo con los demás. La sanación completa es el perdón de todas las cosas. La sanación surge de la voluntad de perdonar.

Tu Impecabilidad

Cuando eres fiel a quién tú eres, surge una cierta impecabilidad. Se registra como una especie de claridad o pulcritud. Eres veraz y claro. Entonces, ¿cómo alcanzas esa impecabilidad?

Parte de ello es como te consideras y te identificas contigo mismo. Por supuesto que sería maravilloso si de alguna forma pudiésemos simplemente afirmar: “Soy amoroso, veraz e impecable”, y que sólo por el hecho de declararlo, así fuera. Sin embargo, una cosa es declararlo, y otra muy distinta convertirse en una demostración viviente de ello.

Exige una tremenda dedicación y coraje mantener la impecabilidad. Vas a descubrir cual es tu compromiso y coraje, porque en el mundo la impecabilidad no necesariamente es santificada y honrada. Cuando alguien tiene esta impecabilidad y sentido del honor, su vida encuentra una manera de sostenerlos.

Hay una especie de confiabilidad en que cuando esa persona habla, su palabra dice la verdad. Y si su palabra no se sustenta en la verdad, existe una muy buena razón que sigue honrando la verdad. Es como que Dios habla en su lugar y mueve todo lo que tenía que ver con eso en una nueva dirección que sustenta la impecabilidad de Dios. Una de las limitaciones que Dios implanta es la capacidad nuestra de manjeralo. Y eso actúa completamente a nuestro favor.

 

Dios se registra como la conciencia más elevada, la conciencia del mayor bien. La omniciencia permite el conocimiento. La omnipotencia es la capacidad de hacer lo que necesita ser hecho. Dios tiene el poder, el conocimiento y la autoridad para considerar siempre el bien mayor de toda la creación. Al aplicar el bien mayor, la mente limitada puede ser suspendida y liberada. Suele verse como: “Yo no sé cómo va a resultar. Simplemente, sé que que quiero el bien mayor y tengo la disposición de hacer lo que sea necesario”. Cuando registras que quieres el bien mayor, puede que luego necesites pedir soltar cualquier limitación que haya dejado de servir al bien mayor.

Recurre a la autoridad de Dios y pídele a Dios que actúe como co-creador tuyo. Confía y ríndete al Cristo Bienamado dentro de ti como tú. Y recuerda, serás puesto a prueba desde adentro hacia afuera. Pero el Señor está dentro de ti como tú, amándote siempre y por siempre jamás.

Baruch Bashan – Las Bendiciones ya Están Presentes

Este artículo fue publicado en la edición de Septiembre/Octubre de 2015 del New Day Herald En línea.

 


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