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Nuevo Amanecer

En Tiempos de Desafío, la Salida está Adentro


Tal vez suene como un cliché, pero sin duda tratar de explicar lo que está pasando en este país va mucho más allá de las palabras,  incluso en mi propio idioma. Y de alguna manera, no quiero hablar como víctima, sino como observadora, y sobre todo, como hija de Dios.

Después de ser uno de los países más ricos del mundo, ahora Venezuela ocupa los primeros lugares en casi todas las listas deplorables: la tasa más alta de delincuencia, la inflación más alta del mundo, la corrupción más dolorosa.

Hemos pasado de las protestas, a que las personas sean asesinadas por el ejército o la policía sólo por protestar. La mayoría de esas víctimas eran jóvenes. Protestar por reclamar la libertad y el derecho a elegir mejores opciones para su futuro.

¿Por qué ha sido tan difícil? ¿Por qué ha sido tan doloroso?

No puedo hablar como periodista. Ni siquiera puedo hacer un análisis de nada porque no soy  experta en política, ni en sociología ni en sicología. Pero  soy un ser humano, una ciudadana de un país que alguna vez fue un lugar vibrante y colorido, de gente cálida, generosa y divertida.

Todavía noto la misma calidez y generosidad; pero también noto miedo y tristeza. Porque la palabra «OPCIÓN» no está tan disponible como antes, en términos del mundo físico, en términos de necesidades básicas. La escasez, la violencia y la corrupción, no son exactamente una combinación edificante. Parece que la mayoría de la gente está tratando de «sobrevivir». Hay gente comiendo de las bolsas de basura, hay largas colas de personas esperando adquirir productos controlados, para conseguir algo de comida a precios controlados,  y simplemente tener algo para comer. Hay menos vehículos para el transporte público debido a la falta de repuestos para esos vehículos. Las paredes sucias están pintadas con declaraciones de protesta o con propaganda del gobierno. Las épocas de una animada vida nocturna ya no existen. Las calles están medio vacías alrededor de las 9:00 pm. La inseguridad está cobrando un peaje por  todo y a todo el mundo. La devaluación está afectando a profesionales, profesores, maestros, médicos y a casi todo el mundo.

Los medios de comunicación y las redes sociales se convirtieron en una forma de protesta porque no hay muchas opciones para denunciar lo que no está funcionando. Pero el problema con las redes sociales es que están plagadas de especulaciones, noticias falsas y alarmismo.

¿Qué estoy aprendiendo? ¿Cómo puedo seguir viendo a través de los ojos de Dios, a pesar del miedo, la escasez y la violencia? Recordé a mi buen amigo y mentor que me dijo una vez, hace casi 17 años, durante una huelga general, algo que aún resuena en mi corazón y en mi cabeza: «Lo que está sucediendo en Venezuela es quizá más grave que un tsunami. Cuando ocurre un tsunami o un desastre mayor, hay muerte, pérdida y el proceso natural: dolor, negación, aceptación, y luego la gente se mueve para construir de nuevo, para ganar fuerza y seguir viviendo. El caso de Venezuela es bien diferente porque parece  que hubiera una serie de terremotos no lo suficientemente fuertes para destruir, pero son muy frecuentes y lo suficientemente aterradores como para mantener a la gente en constante miedo y en un estado de zozobra. Esa incertidumbre sigue erosionando la fuerza y puede ser muy agotadora».  Sigo pensando en ello, porque sin duda se siente de esa manera. Cada país tiene que lidiar con su propio karma, y por supuesto, no somos la excepción. Este es un país con mucha riqueza, no sólo en recursos, sino en belleza, en paisajes y en la bondad de su gente.

De alguna manera, estamos a merced de Dios ahora mismo. Las estructuras en el país están mostrando señales de falta de mantenimiento, o de abandono. Incluso en los centros comerciales ya podemos encontrar tiendas cerradas, salas vacías, o gente que mira las vitrinas suspirando con ojos tristes. La semana pasada, mientras estaba en una reunión de trabajo, hubo un temblor de tierra de 4.6 grados en la escala Richter y evacuamos el edificio, y la gente pensaba frenéticamente en la tragedia, o en lo difícil que sería si una gran tragedia llegara al país. Nos dimos cuenta de lo poco preparados que estamos. ¡Qué poco preparados estamos!

Me sigo preguntando: ¿Cómo puedo ver todo a través de los ojos de Dios? Todavía hay muchas bendiciones disfrazadas. Y me sigo dando cuenta de que la salida está adentro. Cuando las opciones afuera son cada vez menores, hay más y más opciones adentro. Cada pequeña cosa es más significativa. En un país tropical los bananos son parte de quiénes somos.  Ahora un banano sabe aún mejor porque nada se da por sentado, porque la escasez es dolorosa, y cada pequeña cosa que podemos disfrutar es una oportunidad para ser conscientes de las numerosas bendiciones. Incluso si las porciones de comida son más pequeñas, estoy eligiendo  disfrutar cada bocado.

Y al ver todo a través de los ojos de Dios, los milagros pueden suceder. No como parte de un proceso de negación, sino simplemente en la certeza de Dios. Confiar en Dios y en la perfección de todo, aunque a veces no me guste lo que veo. ¿Qué puedo hacer para seguir confiando en Dios? En estos tiempos desafiantes, me estoy enfrentando a un día a la vez. Planificar en la incertidumbre es una tarea grande, así que un día a la vez es lo que me permite manejar las cosas sin sentirme abrumada ni derrotada por el miedo. Sólo un día a la vez. Estar aquí y ahora. Y cuando estoy preocupada por algo, simplemente regreso mi atención a confiar en Dios. Sé que siempre habrá una solución.

La familia del MSIA Venezuela aún está aquí. Algunos de nosotros estamos bien. Otros están pasando por problemas de salud que son realmente difíciles de manejar porque los medicamentos no están disponibles, los seguros no pueden cubrir todos los costos, y los hospitales públicos están en una condición muy deprimida Y dado que la situación actual se asemeja más al modo de supervivencia para la mayoría de los ciudadanos, es más difícil reunirse. Ha habido iniciativas maravillosas, como una jornada de meditación por Venezuela en donde diferentes organizaciones participaron y crearon una variedad de actividades enfocadas en envíar la  Luz y pensamientos positivos a todo el país. Otras actividades privadas con la ayuda de ONGs e iglesias cristianas  trabajan juntas para proveer comida a las personas más pobres: como sopa o «arepas.»

A través de los ojos de Dios todavía puedo ver la bondad y la generosidad en la gente, y la chispa de Luz y Amor en los ojos del otro. Todavía estamos aqui. MSIA Venezuela y su gente sigue estando aquí. Tal vez sea más difícil reunirnos, tal vez estemos lidiando con situaciones desafiantes día a día, pero la devoción es tan fuerte como siempre. La belleza, la amorosidad y el cuidado siguen presentes, incluso en medio del dolor, la tristeza o el miedo.

Sigan visualizando a nuestro país en abundancia y prosperidad, amorosidad, cuidado y sanación. Si pueden hacer donaciones, estamos más que agradecidos: medicamentos (incluso aspirinas) desodorante, pasta de dientes, champú, arroz, pasta, avena, leche en polvo, azúcar, etc.

Y las bendiciones ya están presentes.

Porque estoy aprendiendo que la salida está adentro.


Estaremos organizando paquetes de comida y suministros para enviar a nuestra familia del MSIA en Venezuela.

Si deseas donar, puedes hacerlo así:

♥ Donación en Dinero que puedes hacer AQUÍ EN LINEA o enviando un cheque a la Fundación HeartFelt  a: 3500 W. Adams Blvd, Los Angeles, CA 90018.

♥ Donación de suministros y entregarlos en Prana para el 20 de octubre.

♥ Apoyar haciendo las compras >> contacta a  Skyler en Skyler@heartfelt.org o  (323) 328-1925

Por favor continúa enviando Luz para el bien más alto a todos en Venezuela.

1 comentario en “En Tiempos de Desafío, la Salida está Adentro”

  1. Espero se solucione pronto este conflicto que en mi opinion lo origina el capital como falso Dios al que muchos idolatran inconcientemente , pero que esta presente como una ilusion casi real a la que alimentamos continuamente y que somos nosotros en este plano los que debemos hacer la diferencia de acercarnos cada vez mas a lo humano y no a la codicia de la riqueza que genera el capital como sistema destructivo de la naturaleza comprobado a traves de la historia y generador de pobreza de toda indole en todo el mundo. La miseria reside en cada uno de nosotros al igual que la codicia, por eso es importante hacer una revision de que hasta que punto sirve tener riquezas economicas bajo condiciones solapadas de dominacion financiera cultural,etc; si no somos capaces de ver a mi progimo que padece hambre,etc, como yo mismo? Un acto de servicio puede ser ayudar a alguien cubriendo sus necesidades básicas por un tiempo, y un acto de maestría es proporcionar de herramientas para que cada una de esas personas edifiquen su humanidad… Es mi humilde opinión las bendiciones ya están presentes!!!

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