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Nuevo Amanecer

Simplemente Échale un Vistazo

 

He notado a lo largo de los años que la gente a veces se levanta para compartir conmigo y dicen algo como: “Yo siempre tengo preguntas para hacerte”. Pero consideremos que tu destino espiritualmente sea llegar a un lugar donde no tienes ninguna pregunta. Y que si efectivamente tuvieras preguntas, que la mayoría de nosotros las tenemos, entonces que fuera como: “Yo tengo un niño” o “Yo tengo un perro” o “Me pica la cabeza.” No hay que disculparse por nada. Es realmente importante hacer las paces y llegar a un acuerdo con tu experiencia.

La forma en que algunas personas se relacionan consigo mismas es a través de la negación o la invalidación, de manera que si les surge un pensamiento o sentimiento determinado, su proceso es: “No, yo no” o “Yo no debería” o “No puedo. Me da vergüenza”. En lugar de eso, tú podrías observarlo simplemente, y a veces es todo lo que tienes que hacer. Puede suceder así de rápido: “Está bien. Lo entendí, ya está. Vamos a lo que sigue. Paso.”

La otra manera es algo como: “Bueno, yo pensé que ya no lo volvería a hacer,” o “Ya no debería pasarme,” o “Una persona espiritual no tiene esa clase de pensamientos.” La actitud del “debería” te invade y quiere alterar tu experiencia.

Consideremos que la manera en que Dios lo procesa que es que todo lo que sea parte de la creación, Dios lo asume, lo acepta y lo ama. Todo lo que sea parte de la creación. Eso abarcaría todo lo que tú eres, todo lo que cada persona es. Así que si se trata de Hitler, entonces Dios acepta y ama a Hitler.

Tú podrías argumentar: “Bueno, ¿cómo podría Dios amar a semejante persona? ¡Esa persona ni siquiera es una persona! Es una especie de ser demoníaco.” Pero ¿es eso real o será que esa manera determinada de mirarlo en realidad no está viendo todo lo que está sucediendo?

Así que dices: “Está bien. De acuerdo. Hitler. Pero con Atila, el Huno, si que no” o “No soporto a Pepito Pérez.” No importa qué es lo que desapruebes. Si lo haces, yo diría que es problemático porque te estás creando una dificultad innecesaria para ti mismo.

Volviendo a la gente que comparte conmigo, a veces experimento que tienen un sentimiento o pensamiento subyacente que sería algo así: “La manera como soy no está bien, así que necesito ser de otra manera para ponerme de pie y compartir contigo. Por lo tanto realmente no tengo una pregunta, pero digo que tengo una pregunta o simulo tener una pregunta. Simplemente inventaré una pregunta”. Y por supuesto, la realidad es: “Está bien”. Y tú dices: ¿“Quieres decir que está bien si finjo y no soy honesto?”

Si, eso está bien también. Eso no quiere decir que yo participe en ello o que me guste o que lo prefiera de esa manera. A mí no me gustan las anchoas. A algunas personas les gustan. ¿Qué haremos al respecto? Sería problemático que hubiera una regla que estableciera que a todos les tienen que gustar las anchoas y que hay que comer al menos diez cada día. No sé si podría hacerlo.

Podría ser al revés: “Nadie puede comer anchoas y serán ejecutados si lo hacen”. Ha existido este tipo de situaciones en el planeta, donde la gente inventa reglas arbitrarias, basadas en la auto-importancia que estén expresando en el momento en que esto se permite. ¿Quién lo permite? Dios lo permite. Y eso es lo importante que tienes que entender sobre ti mismo y sobre la creación entera. Que Dios lo está permitiendo. Y Dios lo está permitiendo a la perfección.

Normalmente encuentro que mi mente no sabe cómo concebir eso. Entonces me abro a darme cuenta que ésta es simplemente una situación más, que si no presto atención, me quedo atrapado en mi mente, que busca una manera conveniente de tomarlo. Entonces, comienzo a decirme a mí mismo algo diferente de mi experiencia, y a alterar y a crear y a separar dentro de mí la realidad en la que creo. Entonces tengo creencias e imágenes, pero la realidad es que en verdad yo no soy así. Eso crea una escisión y una debilidad en mí. Sería una casa dividida que terminaría por derrumbarse. Sería una persona que no estaría viviendo en su integridad, de manera que tanto su poder como sus habilidades, su felicidad y su bienestar comprometidas o estarían en peligro.

Me pregunto ¿por qué alguien puede ser tan poderoso como creador negativo, ser destructor? Así es como aplican sus habilidades, y de cierta manera, eso está siendo permitido. Yo no quiero participar en eso porque yo y en mi casa, nosotros servimos al Señor. ¿Qué significa eso? Que es un lugar de amor y alegría y cuidado para quien quiera que entre. Pero también es un lugar que actúa en concordancia con eso. Es decir, aquí nosotros no nos lastimamos unos a otros. En mi casa nosotros no hacemos daño.

Así que nosotros orientamos nuestras diferencias hacia el cuidado, el entendimiento y la cooperación. Y tal vez pasemos todo el día poniéndolo en práctica. Si no alcanzamos a lograrlo, al día siguiente lo retomamos donde lo dejamos. Así que trabajamos constantemente por llevarnos bien, para que todo sea mejor que cuando nos despertamos en la mañana.

El mundo tiene su manera de hacer esto, así es que hay un punto en donde se separa y un punto en donde lo volvemos a juntar. Y se separa y lo juntamos otra vez. Es implacable, pero dentro de ti tú tienes todo lo que hace falta para enfrentar el desafío que el mundo te presenta y para superarlo.

En algún momento lo completas, pero esto sucede en los términos establecidos por Dios. Podrías preguntar: “¿Cuándo voy a completar este mundo?” Y Dios dice: “Cuando lo completes.” Y eso será evidente porque ya no estarás más aquí y no volverás. Una manera de sintetizar esto es: “Ama este día”, para que cuando lo completes, cuando lo sueltes como debes (porque por lo menos la medianoche va a llegar), estés en amor y libertad en relación a ello, incluidos tú y el estado en que te encuentres.

A veces sucede así: “Bueno, hoy el día se dio como se dio. Todo lo que planeé no se cumplió, y en cambio sucedieron un montón de cosas que no quería que sucedieran.” ¿Qué clase de día es ese? Es el día hecho por el Señor. Es un día glorioso. Simplemente ocurrió de la manera en que ocurrió, de una forma diferente de cómo lo imaginaste. ¿Qué te dice eso sobre tu imaginación? Que no es la autoridad de tu vida. No es la autoridad con respecto a la verdad de Dios. Pero puede ser un testigo, así que no lo elimines; de hecho, no podrías aunque lo intentaras. Sólo observa lo que imaginas, lo que contemplas. Luego pregúntate: “¿Qué es esto? ¿Es algo con lo que me relaciono a través de quien soy de verdad, es algo que me inspira? ¿O es algo que me desalienta y me frustra, me roba mi entusiasmo?” Lo que sea que esas cosas sean, simplemente échales un vistazo. Si es una posición que tomaste que no te sirve, ten la inteligencia de soltarlo.

El resultado será que estarás cada vez más en paz contigo mismo, y en paz con todos y con todo.

Baruch Bashan.

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