Dicho de manera simple, sembrar es plantar lo que quieres recibir.

Esto es lo que Jesús hizo. ¿Quieres saber cuando fué? La multiplicación de los peces y del pan es una de las mayores demostraciones de la siembra. ¿Y qué pasó cuando todo fué hecho? Había canastas llenas de lo que sobró después de terminar, excedente, más de lo que la gente podía comer, más de lo que era necesario.

La siembra es para algo en el futuro y se hace desde antes. Trabaja de la misma manera como cuando rezas antes de comer y dices, “Gracias, Señor, por lo que voy a recibir.” Con la siembra, estás diciendo, “Antes de recibir esto, reconozco la presencia de ello.”

El sembrar es la idea de ir a un campo con trigo en la mano y echarlo en la tierra como se hacía en los tiempos bíblicos. La implicación es que hay una actitud de gratitud por tener la oportunidad de poseer la tierra, sembrar, y cosechar. En los tiempos modernos, cuando siembras para algo en el futuro, no está muy claramente definido como ese evento futuro se te regresará. Esto es en contraste con el diezmo, en donde sabes exáctamente como se ha regresado porque ya lo recibiste.

El sembrar viene bajo la gracia como una existencia futura, y es uno de los secretos más profundos, y mejor guardados de la Biblia. Se le ha llamado siembra de fe, y también podríamos llamarlo prediezmar, excepto que no está basado en el 10 porciento de lo que recibiste; está basado en la cantidad que quieres recibir, y no hay límite en como puede llegar. Otro nombre para eso es incremento diez veces mayor. Para los pensadores en grande, es el incremento cien veces mayor, y para los pensadores gigantes, se le llama incremento un millón de veces.

El sembrar dice, “Yo sé que este evento futuro llegará a través de la abundancia de Dios.” Puede ser dinero, una mejor salud, un cambio de trabajo, y demás. ¿Cómo te trae Dios eso? Como sea que Dios lo haga. Y rara vez llega como tú lo esperas.

La idea de proyectarlo hacia adelante por medio de la siembra debe incluir un acto que te comprometa con ello como un enfoque mental. Necesitas de una visión clara, una idea clara de como quieras que sea, y siembras para eso. Luego esperas a la cosecha — no en términos de sentarse a esperar sino en términos de regar y fertilizar la tierra para que haya algo que crezca de ella. Asegúrate que sea regada y fertilizada manteniendo tu mente en lo que quieres; lo riegas y fertilizas con tus deseos mentales. Es una actitud o visión.

Sembrar con fe es poderoso. La fe reclama que lo recibirás antes de que te llegue. La fe también cuenta con la gratitud por la gracia de la Divinidad vertida sobre tí porque sembraste. Y lo hiciste con gozo.

Dicho de manera más simple, sembrar es plantar lo que quieres recibir, y diezmar es la cosecha. Es difícil que la gente te aleje de tu Espíritu si has hecho ambos diezmo y siembra porque, en este proceso, Dios te da y tú estás dando de vuelta y diciendo, “Toma, Dios. Aquí hay más.” Es una experiencia fenomenal, pero puede que no lo sepas hasta que lo pruebes. Si sólo tomas mi palabra en ello, puede que nunca lo sepas. Tienes que hacerlo por tí mismo.

Toma el mensaje de lo que te he dicho y díselo a otras personas. Entre más gente siembre para la cosecha, más rico será el valle. Las bodegas se reveventarán, y mucha gente se beneficiará de lo que estamos haciendo.