Yo animaría a cualquier persona que esté contemplando la idea de diezmar y sembrar que se arriesgue, que haga la prueba y que permita que eso también lo pruebe a uno. Para mi, esta no es solo una técnica, yo estoy comprometido con el diezmo y la siembra para el resto de mi vida. Si una persona asume un compromiso como ese, se ha ganado el título de “Donante Dichoso”, lo que para mi significa la gloria. Me declaro un “Donante Dichoso”.

J.H.

Anoche, cuando mi hija volvió a casa me dijo: “Mamá, la siembra sí funciona.” Me contó que en una clase de PTS había sembrado $5 por su intención de ser abundante. Un par de días después, al participar en un concurso en la radio, le dijeron que era una de las finalistas y que tenía que escuchar la estación todos los días de 6 a 10 de la mañana, durante toda la semana, para ver si su nombre ganaba el concurso. Ella había puesto el reloj despertador para las 6 de la mañana ese día, y alrededor de las 7 de la mañana escuchó su nombre por la radio. Llamó a la estación y se enteró que había ganado $500. Sus palabras concluyentes fueron: “Mami, esto convierte a una escéptica ¡en una creyente!”

J.S.

Desde que comenzamos a sembrar, el dinero nos rinde mucho más. Incluso, ahora podemos ahorrar y darnos algunos “gustitos”. Parece que la clave es partir con un convencimiento de abundancia y una confianza total. A nivel espiritual, nuestras siembras han tenido resultados incluso más increíbles. Todos los días, cuando trabajamos con la Luz y el Viajero, se nos da la fuerza y el amor que necesitamos para encarar los desafíos que se nos van presentando.

H & H.

En cuanto envié mi primera siembra, comencé a esperar sacarme el millón de la Lotería inmediatamente, y que sería la respuesta a mi siembra, pues con eso podría cancelar mis deudas y solucionar mis problemas económicos para siempre. Después de eso seguí sembrando por otras cosas, pero siempre con un poco de duda ya que mi primera siembra no se había cumplido. Entonces una noche comencé a reírme descontroladamente al darme cuenta que mi primera siembra se había cumplido hacía muchísimo tiempo; no de la forma en que yo me lo había imaginado, pero de una manera mucho más perfecta, y que esta sólo podía habérsele ocurrido a Dios. Había logrado organizar mi vida y aprendido a ser más disciplinado y práctico para manejar el dinero. Más importante aún, había aprendido a vivir consciente de mis pro p i a s bendiciones en vez de sentir envidia al mirar lo que los demás tenían y yo no. Había dejado de preocuparme de las cuentas porque las pagaba apenas llegaban con el correo. Me siento tan agradecido de saber que las bendiciones ya existen. Y yo soy una prueba viviente de ello.

K.K.

Le recomiendo a las personas que recién comienzan a sembrar que siembren por cosas pequeñas para que se vayan familiarizando con el proceso. La siembra nos requiere estar muy claros en cuanto a lo que queremos co-crear con Dios. Al sembrar, comenzamos por aclarar internamente aquello que queremos, manteniendo siempre presente el bien mayor de todos los involucrados. Si se practica con cosas pequeñas, es más fácil. Para tener éxito en pequeñas siembras hay que comprarse una alcancía y comenzar a echar monedas adentro. Algunos de mis pedidos favoritos son:

  • Fe al sembrar (una manera fabulosa de comenzar el proceso).
  • Ejercicios Espirituales (meter algunas monedas antes de practicarlos puede hacerlos muy efectivos).
  • Alivio de dolores.
  • Entretenerme en reuniones sociales.
  • Mayor sentido del humor.
  • Reuniones de negocios productivas y agradables.
  • Un plato delicioso cuando salga a comer.
  • Amor (quiero sentir más amor ahora mismo).
  • Sueño reparador (justo antes de irse a dormir, echar una monedita).

L.R.

Para hacer que mis dudas trabajen a mi favor (y esta es la prueba máxima para saber cuánto quiero algo de verdad), inventé un proceso de compromiso diario y que me ha servido en algunas de mis siembras con las que he tenido éxito. Lo llamo “regar la semilla”, y consiste en que durante 32 días consecutivos riego la semilla, visualizando lo que quiero; me veo a mí mismo con el deseo cumplido, y envío dinero adicional de siembra al MSIA. La clave para mí es seguir manteniendo la visión de mi siembra manifestada, no tan sólo una vez, al comienzo de la siembra, sino durante 32 días consecutivos. Pienso que no podría repetir la visión si lo que quiero estuviese fuera de lugar para mí. Durante los 32 días, mi merecimiento y mi apertura a recibir se fortalecen por sobre la duda. Y cuando lo que quiero con la siembra cobra vida en mi conciencia, la duda se convierte en una mentira. Después de haber regado la semilla durante 32 días, aunque adentro haya sentido varias veces que debía seguir regándola, me queda claro cuando tengo que relajarme y profundizar mi relación con el Espíritu. La siembra se manifiesta en el lapso de tiempo determinado por Dios. Me siento inundado de gratitud y aprecio por el Viajero, por enseñarme las claves para co-crear exitosamente con Dios.

Regar la semilla ha probado ser para mí una herramienta valiosa de apoyo para manifestar mis co-creaciones con Dios.

L.C.B.

Yo me había dejado influenciar por mis dudas. No dudaba que la siembra funcionara; yo dudaba si sería capaz de hacerlo bien. Lo que quiero decir es que hay que decidir por qué cosa sembrar y luego tenerlo realmente claro. Entonces, decidir cuanto dinero se va a sembrar, y continuar evitando que la duda nos invada. Dejé de sembrar por largo tiempo. Entonces, un día enfrenté un problema que no sabía cómo resolver. Y en mi desesperación, recurrí a la siembra. ¿Conseguí aquello por lo que había sembrado? No recuerdo. En serio. Sembré y lo solté. Y lo solté tan profundamente que realmente no lo recuerdo. Y tal vez sólo por eso valió la pena sembrar: Por dejar ir mis preocupaciones y mi sensación de carencia. También me liberé de mi vacilación al sembrar, porque al haberlo hecho, descubrí que con la actitud adecuada, no hay forma de hacerlo mal.

L.B.

Las personas que no han tenido la experiencia de diezmar o sembrar, no tienen la menor idea de lo que se están perdiendo y cuan mágico y misterioso es ese proceso. No se trata del dinero; este es un proceso enteramente distinto, ya que en él se desarrolla una relación amorosa. Me gustaría reunir a todo el mundo para contarles lo maravilloso que es este proceso, y decirles que simplemente tienen que hacer la prueba. El otro día alguien, a quien le está yendo muy bien en la vida, se me acercó y me dijo: “Tú me enseñaste a dar el diezmo.” No puedo describirles lo bien que me sentí al haber hecho un servicio de ese tipo. Sentí como la culminación de mi vida en ese momento. Quiero dejar bien en claro que no soy un hombre rico. Soy un hombre muy próspero. Muchas personas buscan un retorno monetario, y tal vez ese sea un enfoque equivocado, ya que el retorno puede ser mucho más grande que eso.

J.H.

A pesar de que doy el diezmo y que he salido muy beneficiado por darlo (en su mayoría, con ganancias del tipo espiritual), tuve que experimentar un cambio radical en mis problemas/creencias “terrenales” con el dinero. Mis actitudes eran bastante limitadas en relación al poder del amor y el apoyo de Dios. Todo esto cambio profundamente desde que empecé a sembrar. He aprendido a sembrar por lo que quiero en todas las áreas de mi vida. Ahora sí estoy seguro de que Dios ¡realmente es mi Socio y que siempre lo ha sido! Comprendí que había sido flojo e ineficiente en mis creaciones y que no había estado haciendo ningún esfuerzo por “pelear” por aquellas cosas que realmente quería para mi vida. Me creía indigno de tener cosas buenas y amorosas. Vivir en mi carencia fue una experiencia realmente dolorosa. Y no me di cuenta cuánto hasta que dejé estos pensamientos negativos y me acogí a la gracia de Dios, sembrando.

He vuelto a sembrar desde entonces y he cosechado nuevas ganancias de esas semillas. No es sólo dinero lo que estoy ganando, ya que en todas mis áreas continúan dándose manifestaciones positivas inesperadas. Tengo una visión nueva y positiva de mi vida, y ésta ya no me parece tan fuera de control. Dejé de quejarme internamente por lo difícil de mi vida. Ahora alabo a Dios y le agradezco por todo. Considero todo lo que tengo y que he tenido como un regalo de Dios: Todo. Mi experiencia con la siembra se parece más a abrir las compuertas del amor de Dios en mi vida. Voy a sembrar por el resto de mi vida. Hacer menos que eso, sería declararme un imbécil.

S.J.S.

Cuando siembro, uso mi santuario para mantener la visión. En mi santuario tengo un jardín, al que llamo jardín de siembra, y en él veo cada semilla floreciendo como una rosa. Cada pétalo de rosa representa una cualidad o bendición. Cuando siembro para conseguir dinero, lo veo en un arbusto en mi jardín, muy parecido al árbol del dinero. Además, siembro diariamente por un monto mínimo y esas siembras normalmente no son por cosas materiales, sino por cualidades en mi vida, como por ejemplo conciencia en mis ejercicios espirituales o buena salud. Las veo en mis rosales y me acerco a las rosas y aspiro el aroma de sus pétalos, e inspiro la fragancia de esas cualidades.

J.H.