Después de haberme resistido a diezmar durante años, finalmente me decidí a hacerlo hace poco más de un año y comencé con el 1% al mes. Ahora estoy en el 10% y, aunque gano más dinero que nunca, les puedo asegurar que el dinero es la menor de las infinitas bendiciones que recibo del diezmo.

P.F

Vivo mucho mejor con el 90 por ciento que cuando vivía con el 100 por ciento.

D.C

Mi vida ha sido bastante desafiante financieramente en los últimos años y sin embargo estoy muy consciente de que Dios me cuida de muchísimas maneras. Para mí es muy claro que Dios es mi Socio y no podría saltarme el diezmo, ya que éste ha sido una fuente de fortaleza inmensa para mí.

C.L.

Como la experiencia del diezmo es muy profunda y sagrada, hace muchos años pregunté si estaba bien que la gente hablara al respecto. J-R contestó que de hecho eso era muy positivo, y agregó: “Compartir acerca del diezmo es una acción espiritual”. Y más aún, hace poco J-R comentó: “Me gustaría que un mayor número de personas compartiera acerca del diezmo.”

P.K.

Había una voluntaria que no podía organizarse para diezmar – simplemente era algo imposible para ella. Como tenía grandes preocupaciones financieras, le dije: “¿Por qué no partes con el uno por ciento?” Al tiempo me comentó: “¿Sabes? Lo subí un poco porque me funcionó muy bien.” Y continuó haciéndolo; ahora está en el 10 por ciento. Dar el diezmo funciona de verdad. Girar el cheque para el diezmo me produce una alegría y un entusiasmo tan grandes: es lejos el cheque más feliz que extiendo.”

S.N.

No sé lo que pasa con el diezmo, ni conozco sus resultados; todo lo que sé es que me siento maravillosamente bien haciendo ese cheque.

J.T

Otra de las maneras en que el diezmo bendice a las personas es haciéndolas comprender que tienen mucho más de lo que necesitan.

J.M.

Las bendiciones llueven sobre mí y en mi entorno. Jamás me imaginé la magnitud de estas y que siguieran llegando. Confiaba en que mi siembra lo lograría. Diezmo y coloco a Dios antes que todo. Soy feliz y vivo la vida sagrada que siempre quise.

D.M.

Cuando diezmo, no busco una recompensa. Me basta con la gratitud que siento en mi interior. De hecho, para mí, esa es la mejor recompensa: la gratitud que siento por poder participar en el diezmo y por las bendiciones que recibo todos los días. De verdad, no sé de donde salen todas estas bendiciones. Los milagros y las sorpresas son constantes.

L.M.

Uno de los placeres más grandes que tengo es enviar mi cheque del diezmo al MSIA. Mientras más grande el cheque, mejor me siento. El primer cheque del diezmo que giré fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Me gusta tanto retribuir de alguna manera. Estoy más abierta y receptiva al Espíritu, y el diezmo ha abierto un espacio dentro de mí de felicidad y merecimiento.

K.S.F

Cuando giro el cheque del diezmo es como si alzara mi mano al cielo y me encontrara con la mano del Señor, que me guía y protege en mi camino de regreso a casa. El diezmo asfalta el camino que me queda, para que yo no camine nunca solo; camino con el Señor.

P.C.

Hace muchos años alguien me dijo que dar el diezmo me permitiría estar más cerca de Dios. Y sólo por esa razón lo hice, y jamás me he arrepentido. Dar el diezmo me alinea internamente con ese lugar que ya es seguro, pleno, abundante y que está por encima y más allá de las preocupaciones del mundo. Me permite, de una forma bastante mágica, soltar y entregárselo a Dios.

K.W.

Dar el diezmo ha significado para mí una tabla de salvación hacia Dios. Mi esposo y yo hemos experimentado a través de los años muchos altos y bajos económicos, y mientras los atravesábamos yo continuaba diezmando. La sensación de dicha y de confianza en el Espíritu, y la experiencia que me produce el diezmar de tener una sociedad con Dios, me han permitido mantenerme en un estado de aceptación, paz y alegría, a pesar de todos los desafíos.

R.W

Dar el diezmo ha creado una expansión y una abundancia en mi conciencia y en mi vida en muchísimos niveles, siendo el dinero el de menor importancia. Aunque el dinero es bienvenido y apreciado, es más bien la expansión en el Espíritu y mi actitud abierta a experimentar todo lo que la vida me enseña, lo que realmente atesoro.
K.K.

He reactivado mi sociedad con Dios y estoy diezmando semanalmente hace un par de meses. La paz interna, la alegría de participar, la felicidad de dar me llenan más allá de las palabras. La experiencia interna que tengo al diezmar es difícil de describir. Es como si algo dentro de mí se relajara y se abriera en relación al dinero. Me dan ganas de caer de rodillas para darle gracias a Dios por estar dando y poder hacerlo. Hay tanto por lo que sentirse agradecido. Con el diezmo siento como si estuviera tomando mi lugar junto a Dios y participando plenamente.

J.S.

Cuando dejo de pagar el diezmo los milagros no suceden con la misma frecuencia y mis preocupaciones financieras son más persistentes. También me siento contraído. Cuando pago el diezmo, mi sociedad con Dios me proporciona esa sensación de que la energía fluye libremente en relación a mis finanzas. Elijo dar el diezmo porque me hace muy bien y me expande.

L.D

Dar el diezmo me ha hecho más consciente de mi relación con Dios. Me empiezo a alegrar mientras giro el cheque del diezmo. Mi día cobra mayor grandeza y brillo, mi conciencia se vuelve más clara y mi amor, más presente.

J.L.

¡El diezmo se ha portado realmente bien conmigo! Con frecuencia, hacer el cheque del diezmo es todo un proceso. Ysiempre me recuerda que necesito conectarme con en el fluir de la abundancia de Dios. Entonces, sin importar cuan desafiado me sienta por tener que soltar lo que gano, igual diezmo. Quiero y necesito vivir en la gracia de Dios, y el diezmo juega un rol muy importante en ello.

M.D.

¿Qué puedo hacer por Dios, para agradecerle todas las riquezas y abundancia que me ha dado? ¿Cómo puedo fortalecer mi conexión, mi relación con el Espíritu? Dar el diezmo es la respuesta a esas dos preguntas. Cuando despertó en mí el Guerrero Espiritual, supe que dar mi diezmo al Viajero sería una de las grandes claves para mí. Me siento agradecida de dar y en el proceso, poder liberar y soltar y cumplir mi convenio con Dios.

K.F.R.

Los acontecimientos del 11 de Septiembre ocurrieron a 6 cuadras de mi casa y me afectaron negativamente a nivel financiero; pero yo decidí continuar diezmando. La energía de la Luz estaba muy presente en mi oficina y descubrí que podía manejar las cosas sin grandes esfuerzos. Recibí dinero de seguros que no sabía que tenía y nuevos pacientes comenzaron a llegarme; también algunos pacientes antiguos retomaron tratamientos que habían suspendido. Pero lo más importante para mí fue confiar en que Dios era mi Socio, y esto se ha manifestado con abundancia. D.K.

Dar el diezmo es como mi segunda piel. Yo no me pregunto conscientemente si debo tomar la siguiente bocanada de aire. No puedo vivir sin él. Necesito el diezmo para que florezca mi conciencia de prosperidad, gracia, salud, amor y abundancia. No conozco mejor manera para declararle afirmativamente a mi conciencia que estoy abierto a recibir, que no sea por medio de la siembra.

P.B.

Hace muchos años, a pesar de pasar por una mala racha, continué dando mi diezmo, más como hábito que por otra cosa. Y ahora, cuando miro hacia atrás, reconozco que lo que me mantuvo conectado con Dios durante esa etapa depresiva, fue seguir diezmando. No tuve conciencia en ese momento, pero ese dicho popular de confiar en Dios es lo que me mantuvo a flote en los peores momentos y es lo que me ha hecho darme cuenta de todas las riquezas que tengo en mi vida.

C.W.

Desde que comencé a diezmar noto que cada vez soy más feliz, lo que es una gran afirmación de mi sociedad con Dios. Siento por sobre todo una inmensa gratitud de tener la oportunidad de devolverle la mano y expresarle libremente mi agradecimiento a Dios.

M.E.

Dar el diezmo es la inversión más inteligente que he hecho en mi vida. El retorno es muchísimo mayor de lo que yo jamás imaginé. Siendo Dios la fuente de todas las cosas, quiero asegurarme de que mis libros contables estén en balance para el Gran Jefe, y que las puertas de sus arcas estén siempre abiertas para mí. Antes, cuando no diezmaba, era de pura ignorancia y desinteligencia de mi parte. Me he puesto más astuto con el tiempo: Ahora diezmo.

S.F.

Hace muchos años que vengo dando el diezmo, y cada vez que voy a hacer el cheque, empiezo por tomar conciencia de todo lo que se me ha dado, tanto adentro como afuera. No hago el cheque hasta que no conecto con mi gratitud y hasta que no la siento fluyendo en mi interior. Extender el cheque es una demostración física de alabanza al Señor por las bendiciones en mi vida. Es una forma de regocijarme por mi abundancia. L.B.

En el momento en que comienzo a extender el cheque, siento que me elevo por encima de mis preocupaciones materiales y que conecto con mi alegría. El proceso de diezmar me permite acceder a la energía que Dios tiene para mí y coloca todo lo demás en perspectiva. Me encanta dar el diezmo.
M.A.

Para mí, dar el diezmo es confiar que se me ha dado aquello que es necesario para cuidar de mí mismo. Es una forma en la que soy consecuente con esa confianza y con la devoción al Señor. También es una acción de gratitud por todo lo que hay en mi vida.

H.B.

Con el diezmo demuestro de una forma directa y concreta que Dios es mi Socio, y que está personalmente involucrado en mi vida cotidiana, momento a momento, que me ama y que me cuida por entero, para que mi misión y mi pregunta tomen forma: ¿Cómo puedo servir al Bienamado?

L.B.F.

Mi experiencia con la siembra y el diezmo ha sido increíble. Llevo unos 19 años dando el diezmo y he visto crecer tanto mi riqueza material como espiritual, año tras año. Sembrar me costó en un principio, porque las cosas que yo quería eran grandes y no sabía cuánto tendría que sembrar para conseguirlas. Por ese motivo, decidí comenzar a sembrar un monto de dinero fijo todos los meses por la salud, riqueza, felicidad, abundancia, prosperidad, tesoros, amor, cuidado y compartir tanto míos como de mi familia. Fue entonces cuando empezaron a ocurrir los milagros y a realizarse mis sueños.

R.P.

Mi esposo y yo comenzamos a diezmar hace muchos años y varias veces nos vimos tan apretados que para juntar el dinero tuvimos que pedir un crédito. Un par de años atrás recibimos un regalo que nos vino a facilitar mucho la vida. Yo se lo atribuyo al diezmo.

L.W.

Para mí, dar el diezmo es un placer y una alegría tan grandes, que no hallo las horas de que me paguen para poder girar mi cheque del diezmo. Me maravilla y sorprende la cantidad de maneras en que el Señor manifiesta su sociedad conmigo y la forma en que la gracia y las bendiciones se multiplican a medida que pasa el tiempo. Jamás soñé tener todo el amor que tengo en mi vida. Todos los deseos de mi corazón han sido satisfechos con creces.

O.S

Comencé a diezmar cuatro años atrás, motivado por las tarjetas del diezmo y el video del diezmo. Si no pago el diezmo inmediatamente de recibir mi sueldo, estoy en problemas pues mi mente comienza allí mismo a crear todo tipo de razones para no pagarlo. Y eso a mi no me sirve. Pero cuando diezmo inmediatamente, las cosas en mi vida se componen; surgen mejores opciones, se da la ocasión exacta y todo fluye con mayor facilidad y por medio de la gracia.

G.W.B.

Después de cuatro años de tener miles de “razones” para no diezmar, me siguen surgiendo muchas más “razones”. Por lo tanto, aquí va mi cheque. M.J.

Desde que explicaste lo del diezmo, he tenido experiencias tan maravillosas, que van más allá de mi imaginación. Recibo en estos momentos un montón de cosas de la gente: dinero, ropa y clases del MSIA. Al principio me costaba, porque yo me sentía un poco tenso en relación al dinero. Sin embargo, en estos momentos me siento mucho más liberado en los asuntos deldinero. Lo que necesito me llega más fácilmente y estoy saliendo de mis deudas. Pensé que sería lindo compartir contigo lo hermoso que se siente dar el diezmo.

L.P.

Cuando comencé a dar el diezmo, me pareció que estaba asumiendo un gran riesgo. Pero cuando descubrí que no tenía nada que perder, escribí al MSIA y les pedí que me enviaran lo que fuera necesario para comenzar a diezmar. Me mandaron un convenio del diezmo que firmé y que sigo renovando todos los años, cosa que para mí es una de las grandes claves en el c o m p romiso de diezmar. Envié así mi primer diezmo, correspondiente al 10 por ciento de lo que había ganado ese mes. Siempre me he regido por el concepto del 10 por ciento establecido en la Biblia. Parece que internamente eso del 10 por ciento tiene mucho significado. No había pasado ni una semana cuando tuve mi primera experiencia con el diezmo. Fue increíble. Cuando comienzas a dar el diezmo y ocurre uno de estos pequeños milagros, y uno se lo atribuye al diezmo, se abre un canal mucho más grande. Pienso que si hubiese negado este pequeño milagro, y lo hubiese tomado como una coincidencia solamente, los canales no se hubieran abierto tan rápidamente. Esa es mi experiencia. Demuestro mi gratitud de una forma divertida: le doy las gracias a algo que llamo “Las Fuerzas Internas del Diezmo”. Aunque mis entradas se hayan cuadruplicado desde que comencé a dar el diezmo, para mí, más importante que las cosas que han ocurrido allá afuera, son las bendiciones sutiles que recibo adentro. Una de estas es algo así como una sensación confortable con relación al dinero y las cosas de naturaleza monetaria, la que parece haberse asentado en mi conciencia. La forma en que a mí me gusta describirlo es que mi vida se ha vuelto más elegante, más simple y más fina. Tomo las cosas de otra manera. Por ejemplo, antes de empezar a dar el diezmo, cuando abría mis cuentas de servicios, despotricaba contra las empresas tildándolas de derrochadoras y negligentes. Desde que empecé a pagar el diezmo, es una dicha pagar mis cuentas; me siento agradecido por el servicio que me dan y es una maravilla poder encender las luces y escuchar música. Esto ha sido una gran bendición para mí y se extiende a muchas otras áreas. En síntesis, mi actitud se transformó, ya que antes lo que hacía era pelear. La gente en general siente que debiera probar dar el diezmo, pero a mi me parece que lo hacen muy tibiamente y que no lo asumen como un modo de vida. Mi sensación es que no somos nosotros quienes estamos dándole una oportunidad al diezmo, sino que el diezmo nos está dando una oportunidad a nosotros, y que debiéramos participar por entero. Encuentro que la gente que lo hace esperando recibir algo a cambio pierde el sentido verdadero que esto tiene: el sentido es dar con alegría. Esa es la bendición.

J.H.

A mí me encanta dar el diezmo. Es mi actividad favorita. Tal vez a algunos les parezca extraño, pero para mí es una de las cosas más fáciles de hacer, y una de las prácticas espirituales más sencillas. Encuentro que manejar adecuadamente mi 10 por ciento físico puede ser bastante desafiante a veces. Pero, ¿dar el diezmo? Eso es fácil: simplemente tengo que girar un cheque todos los meses, y demostrarle así a Dios que lo amo y que Él está en primer lugar en mi vida. En relación a que vaya a necesitar ese dinero o a que me haga falta, ni cuenta me doy. ¿Por qué? Porque no lo considero mío, en primer lugar. Los beneficios que logro al diezmar realmente no me importan. No es por eso que lo hago. Lo hago porque quiero tomar fuertemente la mano de Dios y tenerla bien cerca. ¡Gracias, Dios mío, por ser mi socio y por dejarme que te pertenezca!

K.G.

Dar el diezmo es más que un mito, y no es verdad que la gente se vaya a hacer rica al darlo. Pagar el diezmo es un estilo de vida, en donde se coloca a Dios siempre en el primer lugar, para que Dios lo coloque a uno en primer lugar también.

A.F.S