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Nuevo Amanecer

El “MSIA” Interno y Externo

Si estuvieras caminando por la calle y te cayeras ¿te quedarías ahí tirado o te levantarías? Te levantarías.  Y haces lo mismo con todo lo demás. No importa cuántas veces cometas un error, te levantas y lo haces una vez más. John-Roger

Este artículo fue publicado por primera vez en el New Day Herald, en Marzo de 1995. J-R dio un seminario en Bogotá, Colombia, el 30 de octubre de 1994, y consideramos que contiene bastante “información básica” y buena para todos, respecto al MSIA. Entonces, aquí están los aspectos más destacados. ¡Que lo disfrutes!

En los Estados Unidos, somos la Iglesia del Movimiento del Sendero Interno del Alma y lo llamamos por sus iniciales: M.S.I.A.

En los Estados Unidos, la Iglesia tiene tres miembros: el presidente (Paul Kaye), el vicepresidente (Vincent Dupont) y el secretario-tesorero (Mark Lurie). Existe un guía espiritual, a quien llamamos el Viajero Místico, y ese es John Morton. Yo fui el Viajero desde finales de 1963 hasta 1988. Luego, entre Junio y Diciembre de 1988, pasé las llaves espirituales del Viajero a John, y me retiré. Ahora bien, un Viajero en realidad no se jubila; dejas de limpiar el gallinero y empiezas a limpiar los establos de los caballos. Así que simplemente pasas de las gallinas a los caballos, pero siempre estás haciendo algo.

Cuando decimos que estamos en el “Movimiento del Sendero Interno del Alma”, estamos diciendo que es algo que está en tu interior. Cuando se escribe en mayúscula —MSIA— se refiere a una iglesia, a una organización sin fines de lucro registrada en el Servicio de Impuestos Internos de los Estados Unidos. El otro —msia— está registrado en tu corazón. Ahí es donde hacemos el trabajo —(No lo hacemos con el Servicio de Impuestos Internos, pero sí seguimos sus reglas).

Algunas personas todavía dicen que John-Roger es el Viajero Místico, pero eso no es exacto. Aquí en la Tierra, John Morton tiene el manto que yo solía llevar, y las personas nuevas que ingresan al MSIA se convertirán en sus iniciados. El hecho de que yo haya renunciado al manto del Viajero Místico no significa que me volví estúpido. Todavía sé cómo hacerlo porque todos estos años estuve leyendo mis propias disertaciones, escuchando mis cintas de audio y viendo mis cintas de video. Y lo practiqué, así que aprendí a hacerlo.

La parte que estaba dando la información en las disertaciones y cintas era una parte espiritual.  Y todos en este salón tienen eso. Entonces, si tuviéramos que decir, «¿Quién es el Viajero Místico?» tendríamos que decir, “Quien está respirando”. Responderíamos: “Todos los habitantes del planeta”, y ese es el Viajero: todos los habitantes del planeta. Pero ¿quién tiene el manto para dirigir las ordenanzas espirituales? John Morton. Él es mi Viajero aquí en este nivel. John dice que yo soy su Viajero, y así es espiritualmente. Espiritualmente, yo soy el Viajero para todas las personas a quienes yo inicié. Físicamente, yo no soy el Viajero de ellos; John lo es. Él es tu Viajero físicamente, así que cuando quieras algo, debes acudir a él.

Cuando alguien dice: «He sido miembro de esta Iglesia durante quince años» o «He estado en el círculo íntimo de la Iglesia», tendrías que haber sido como Paul Kaye, Vincent Dupont, Mark Lurie, o John (ya que John fue presidente de la Iglesia por un tiempo, como lo fui yo). Cuando entreguemos la presidencia a otra persona, en cierto modo “nos habremos marchado” de la Iglesia, porque, legalmente, los únicos “miembros” de la Iglesia son el presidente, el vicepresidente y el secretario-tesorero. Pero no dejamos de participar en ella.

¿Entonces quiénes son los participantes? Los que leen las Disertaciones de la Conciencia del Alma, escuchan las cintas del Conocimiento del Alma, leen los libros del MSIA y asisten a los talleres de PTS. En cierto sentido, somos la membresía participante del Movimiento del Sendero Interno del Alma. Pero no podemos ser “miembros” debido a la forma como están escritas las leyes de California y los Estados Unidos. Es una definición legal.

No tienes que creer que John Morton sea el Viajero Místico. No es obligatorio. No se requería que alguien creyera que yo era un Viajero Místico. No se requiere que creas lo que está escrito en las disertaciones. Ni siquiera se requiere que hagas ejercicios espirituales; el Espíritu, el Viajero, los hacen por todos en el mundo del Espíritu. Esta es una iglesia donde no te exigen que creas. Se dan sugerencias, principios y guías, pero no es necesario que lo creas para participar en el MSIA.

Estos son nuestros principios, que usamos para ayudarnos a atravesar este mundo: De Dios provienen todas las cosas., Dios ama a toda su creación. Ni un alma se perderá.

Luego tenemos directrices: No te lastimes a ti mismo y no lastimes a los demás. Cuídate, para que puedas ayudar a cuidar a los demás. Usa todo para tu avance, tu elevación y tu crecimiento. Esas son pautas, pero si las rompes, nadie te va a matar. Nadie te echa de la Iglesia. Sabemos que es difícil, así que simplemente decimos: “Perdónense unos a otros”.

 

Luego tenemos nueve ideas que usamos en relación con otras personas y con nosotros mismos: salud, riqueza, felicidad, prosperidad, abundancia, tesoros, amor, cuidado y compartir. También hay una décima idea: que es tocar a otros, salir y compartir todo eso con los demás. No estás obligado a hacerlo ni a creerlo. Son ideas respecto a cómo queremos vivir juntos.

Somos la única organización sobre la faz del planeta que tiene todos estos temas como nuestra Luz guía. Conformamos un grupo fantástico de personas, nos va muy bien y estamos listos para ayudarnos unos a otros.  Yo he estado en otros grupos, y tan pronto alguien hace algo realmente bueno, otro dice: “Pero no son tan buenos. Yo podría hacer eso”. Pero nunca lo hacen; solo quieren condenar y juzgar. Bueno, por eso decimos que la deshonestidad pierde la ayuda divina.

Vemos a muchas personas en el mundo que son deshonestas y parecen tener muchas cosas materiales, así que veamos dónde se pierde la ayuda divina. Decimos que el Reino de los Cielos está adentro. Decimos que la forma como entramos en el mundo espiritual es entrar en la «décima puerta» (el centro espiritual, o chacra, en la parte superior de la cabeza) y la parte superior del «tercer ojo» (el centro espiritual en medio de la frente). Ahí es donde nos encontramos con el Señor. Entonces, si la deshonestidad hace perder la ayuda divina, ¿dónde debes ser deshonesto para perder la ayuda divina? Dentro de ti mismo, con lo que piensas. Ahí es donde pierdes la ayuda divina.

¿Por qué enseñaríamos ir adentro para encontrar a Dios? Bueno, mi jefe, Jesús el Cristo, nos dijo a todos que el Reino de los Cielos está adentro. ¿Es eso cierto o no? Si es cierto, ¿por qué molestarse en continuar con esto? Si es verdad, hay una dirección para nosotros. ¿Pero cómo vamos hacia adentro? Jesús dijo que el Reino de los Cielos está a la mano. También dijo que Dios sabe lo que quieres antes de que lo pidas. Eso es maravilloso ¿no es así? Él no puede estar «allí fuera», porque rara vez obtengo algo allí afuera, antes de preguntar. En mi interior, sin embargo, siempre lo entiendo antes de preguntar.

A veces me gusta pensar que lo que hago es idea mía, pero eso sería una mentira, sería deshonesto, y yo perdería la ayuda divina. Y no hare eso. Le doy crédito al Espíritu y le digo a la gente: “Es el Espíritu quien lo hace”. He aprendido a hacer a un lado mi personalidad. No puedo deshacerme de ella, o mi cuerpo caería, pero la mantengo fuera del camino. Y cuando se interpone en el camino, te digo: «Mi ego hizo eso», para que lo sepas. No quiero que pienses que fue la ayuda divina la que apareció, cuando en realidad era el ego actuando de forma divina.

Seremos criticados y condenados por seguir estos principios. Si no puedes seguirlos cuando te critican, probablemente dejarás la organización del MSIA, pero no puedes dejar el movimiento del sendero Interno del  alma dentro de ti, porque siempre está ahí. Antes de que te lo dijera, antes de que nos viéramos, ya estaba allí.

Le decimos a la gente que vaya a su interior. Que regresen a donde está el Alma, que se aferren al hilo dorado del Espíritu y cabalguen sobre él hacia los grandes mundos espirituales. No hacia las nubes que están sobre esta ciudad, sino hacia lo invisible. En la Biblia dice que Jesús subió al cielo sobre una nube. ¿Sabes que cuando vas a tu interior, puedes encontrar esa misma “nube” y subir en ella? Es un sistema de transporte. Y en la Biblia también dice que tal como lo viste irse, lo verás llegar. Entonces, muchas personas están allí afuera, mirando hacia el cielo, y todo lo que logran es un dolor en el cuello. Otros van dentro de sí mismos y dicen: “¡Escucha! ¡Ven a mí, Señor Jesús el Cristo!” Tal vez lo haga, o tal vez no. Si Él viene cada vez que lo llamas, adivina quién es el jefe. Tú eres el jefe, y él es el «perro» al que llamas. Él no viene cada vez que lo llamamos. Él quiere que subamos, para que nos elevemos a las “nubes” invisibles y nos encontremos con el Señor en el Espíritu.

Pablo, en la Biblia dijo algo muy interesante, y algunos de nosotros pensamos que estaba hablando de sí mismo. El hizo una declaración más o menos así: “Conocí a un hombre que estaba fuera de su cuerpo, y cuando estaba fuera de su cuerpo, estaba con el Señor”. Ahora bien ¿cómo iba a saber eso, a menos que él hubiera estado fuera de su cuerpo con el Señor? Es una buena pregunta. ¿Entonces ahora seguimos a Pablo? No, él no es el Señor Jesucristo. Escuchamos lo que dice Pablo. Pablo es como un diccionario. Cuando queremos saber cómo se escribe una palabra, la buscamos en el diccionario, vemos cuál es la definición y vemos si calza. Si encaja, la usamos. Así es como usamos las enseñanzas de Pablo. Él es muy buen maestro, pero no es el Señor. Esa es la diferencia.

Cuando las cosas empiezan a ir mal en nuestra vida, tenemos que mirarnos en el espejo y hacernos algunas preguntas. ¿He visto al Señor últimamente? ¿Me he encontrado con el Viajero últimamente? El Viajero y el Señor trabajan de la mano. El Viajero es un mecanismo que lleva el Alma hacia la trascendencia, y después de llegar allí, el Viajero le entrega el Alma al Señor Jesús el Cristo.

Dios no es tonto. Tiene muchas formas de atraer a la gente. Y “las fuerzas leales de la oposición” tampoco son tontas. También han descubierto muchas maneras de atraparnos. Y por eso tenemos que ser fortalecidos para vencer la tentación. Cuando no estás en una heladería, es muy fácil decir: «No quiero helado». Pero cuando estás en la heladería, no piensas: «No me voy a comer un helado.” Ya fuiste tentado; vas a terminar comiéndote el helado. Es lo mismo con la pérdida de peso. Nos ponemos a dieta y “nos morimos de hambre”, y luego no podemos soportarlo.  Así que rompemos la dieta, comemos lo que queremos y luego nos sentimos muy mal. Entonces seguimos comiendo todo lo que queremos. Ahí es cuando somos tontos. Está bien romper una dieta de vez en cuando. Lo vamos a hacer. Lo importante es volver a la dieta: Cuantas veces como la rompas, tantas veces regresas a ella.

Si estuvieras caminando por la calle y te cayeras ¿te quedarías ahí tirado o te levantarías? Te levantarías.  Haces lo mismo con todo lo demás. No importa cuántas veces cometas un error, te levantas y lo haces una vez más. No tienes que preocuparte de las mil veces, sólo de la próxima vez. No tienes que preocuparte por cuántas veces vas a romper tu dieta. Si no, ¿Cuántas veces vas a regresar a ella? Una vez más desde que la rompiste.

Cada vez, volvemos a nuestra propia realidad. Nadie debería decirte tu propia realidad. Pueden señalarte dónde se podría encontrar, de la misma forma como alguien puede señalar dónde está el baño; pero nadie debería decirte qué hacer cuando llegues allí porque ese es tu asunto. Lo mismo aplica para la trascendencia del Alma. Te decimos cómo ir adentro. Cuando entras allí, ese es tu asunto. Eres libre.

El MSIA es conocimiento natural. Una vez que entras allí, ya sabes, simplemente sabes. Nada puede cambiarlo, excepto cuando aprendes a conocer cosas más elevadas. Y empiezas a juntarte con personas que también están en el conocimiento natural. A veces te caes y necesitas un grupo de apoyo, así que en el MSIA tenemos seminarios en casa. Vas a un seminario y la gente empieza a recuperar la energía de Dios. Lo asimilas, lo sientes por dentro y, una vez más, sabes naturalmente. Es un camino sin esfuerzo.

Si estuviéramos haciendo yoga, esto se llamaría sahaja yoga, la forma natural. Pero hacemos algo más que simplemente sentarnos y ser naturales. Seguimos el Sonido de la voz de Dios y la Luz de su rostro. Eso se llama surat shabda yoga: escuchar la voz de Dios, o la Corriente del Sonido. Entonces, naturalmente, volvemos adentro y escuchamos a Dios. En ese momento, este mundo cambiará para ti. No serás tan feliz aquí, pero serás más feliz internamente, y luego aprenderás a expresarlo. Si logramos que todos en este salón lo manifiesten, obtenemos felicidad y gozo, y comenzamos a tener ganas de ver gente.

Recuerda esto: antes de conectarte con Dios, eras como otras personas que no estaban conectadas. Gracias a Dios alguien te conectó. Ahora, date la vuelta y toca a alguien más. Ese contacto es lo que abre el Espíritu. Cuando alguien se enfada y va a hacer algo mal, simplemente acércate y toca su mano o su espalda, y muy pronto su Espíritu comenzará a abrirse. Entonces le dices palabras amables a su Espíritu. No los regañas por lo que hicieron; porque ya se sienten mal. Lo tuyo es hacerles sentir a Dios, y Dios es bueno.

Ahora que sabemos hacia dónde vamos, cada uno de nosotros debe caminar por sí mismo. Todos deben hacerlo, pero todos podemos caminar de una manera que otros puedan reconocer y seguir, si así lo desean. Tal vez hayas estado estudiando en el MSIA durante veinte años, y alguien que llega esta noche por primera vez, puede estar tan avanzado como tú. Así es que, en el MSIA no existe tal cosa como un «anciano» o un «veterano» (a menos que se refieran a la vejez). Por lo tanto, no juzgamos. Eso se lo dejamos a Dios, porque Él dijo: “el juicio será mío”. Así que simplemente amamos porque Jesús dijo que amaras a tu prójimo como a ti mismo, y que ames a Dios con tu cuerpo, mente y alma.

 

Baruch Bashan.

 

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