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Nuevo Amanecer

Renovándonos a nuestra Naturaleza Divina

«Cuando hago una bendición de bebé en el MSIA, recuerdo que no tengo que preocuparme de que este mundo llegue a su fin siempre que las Almas lleguen al planeta. Esta es una afirmación de Dios extendiendo y renovando este planeta. Cada vez que un Alma llega al planeta, está siendo renovado y restaurado». -John Morton

Este artículo proviene de un seminario que John dio para los suscriptores de Disertaciones después de realizar una bendición de bebés en Sydney, Australia, en marzo de 1999.

Cuando hago una bendición de un bebé en el MSIA, recuerdo que no tengo que preocuparme de que este mundo llegue a su fin mientras las Almas lleguen al planeta. Esta es una afirmación de Dios extendiendo y renovando este planeta. Cada vez que llega un Alma, el planeta está siendo renovado y restaurado.

Cuando nosotros, como Alma, entramos en una existencia, naciendo, encarnando, eso es plantar como un nuevo sol. ¿Cómo comenzaría un sol y qué es un sol? Es una fuente de luz y una fuente de energía. En el centro del sol y las estrellas hay algo que crea un vórtice de energía. ¿Qué hay en un sol que se convierte en esta increíblemente poderosa fuente de energía? ¿Qué lo sostiene? Algo que lo inició es lo que lo sostiene.

Hay una discusión sobre quién fue primero, ¿el huevo o la gallina? Me imagino que la respuesta es que ambos fueron los primeros. Hay algo allí en cada forma, que se inicia como una fuerza y es una fuerza de vida que tiene una fuente. ¿De dónde viene el sol? ¿De dónde viene esa fuerza iniciadora y por qué elige tomar la forma de un sol o cualquier otra cosa en la creación de Dios?

Mirando cómo comienza un sol, encontramos algo finito. Hay quienes estudian la naturaleza del sol y las estrellas y concluyen que tienen una existencia de vida esperada, como un principio y un final. ¿Has escuchado esto sobre nuestro sol, que no va a durar para siempre y en algún momento se va a agotar? Podemos descartar este tipo de discusión diciendo: «¡Eso no va a suceder mientras yo viva!»

Por todo lo que estoy viendo, eso es realmente cierto. Si quieres tener un poco de alivio y ligereza acerca de si el sol se va a detener mientras vives en este mundo, no te preocupes por eso. Esa parte continuará. A veces se habla de otras cosas que sí terminan. Cuando terminan, existe la oportunidad de renovarlos, de comenzar de nuevo de alguna otra forma.

Mientras estemos aquí en el planeta, tenemos la oportunidad de renovarnos. Funciona más como una responsabilidad de renovar. Hacemos cosas para renovarnos. Descansamos y dormimos, tomamos alimentos, nutrición y agua. Hacemos cosas que “re-crean”, como la recreación. Hay una energía dentro de nosotros que tiene el poder de renovar. Cuando nos vemos a nosotros mismos como seres finitos, podemos darnos cuenta de que vamos a llegar a un final, como la muerte. Eso se opone a lo que sabemos interiormente, que es que somos sempiternos y eternos.

Justo aquí está la oportunidad de renovarte sabiendo que no tienes principio ni final porque eres eterno en tu naturaleza. Al elegir esa forma de identificarse como Alma, la naturaleza del Alma tiene una cualidad de “siempre”.

A medida que comienzas a identificarte como alguien que tiene una naturaleza eterna, esto va en contra de las cosas que llegan a su fin. Hay muchas cosas que llegan a su fin. Hoy va a llegar a su fin y tu vida en este cuerpo va a llegar a su fin. Cuando te identificas como Alma, como algo que no llega a su fin, enciendes una conciencia que te renueva.

En el MSIA, tenemos una forma de practicar nuestra naturaleza eterna a través de una realidad. Participamos de ella cuando hacemos ejercicios espirituales. Al hacer ejercicios espirituales nos damos la oportunidad de renovarnos por dentro yendo a la fuente que no tiene principio ni fin. Vamos a la fuente que no muere, esa que enciende el sol y nuestro nacimiento, esa que nos ilumina.

Si estás mirando desde una posición mental, tu mente es finita. Llega a su fin. Tiene una limitación puesta en lo que puede realizar. Si confías en lo que tu mente te puede decir acerca de tu naturaleza eterna, no podrá decírtelo. La forma en que esto se realiza es teniendo la experiencia de que eres eterno. Cuando hacemos ejercicios espirituales, nos estamos encendiendo en una conciencia que tocará la chispa de lo divino. Esa chispa divina es algo que se transmite constantemente como energía.

Hay una brecha entre lo que somos como seres divinos y lo que somos como seres materiales. ¿Qué tan grande es? Una vez que hay una brecha, es como la proverbial puerta del granero. Una vez que esa puerta está abierta, es demasiado tarde. No puedes cambiar eso. Una vez que hay una separación, una brecha entre saber quién eres espiritualmente y saber quién eres psíquica y materialmente, es como si esa chispa divina no existiera. Hay una experiencia desconectada que va con esa brecha y separación. Con la transmisión de la chispa divina está la conexión. Considera esto: en el principio era la chispa divina. Luego hubo luz y luego las grandes aguas, etc. Pero en el principio fue la chispa divina y tú eres parte de eso. Eres una extensión de eso.

Sé activo en renovarte como la chispa divina de Dios que eres. Si solo tocas el encendido de un automóvil por muy poco tiempo, rara vez enciende el motor. Hay una acción sustentadora que es necesaria y que es suficiente para cerrar la brecha, para que se encienda lo que sostendrá esa chispa divina. Hacemos eso en el ejercicio espiritual. Renacer en el Espíritu es renovarse en la chispa divina.

Baruch Bashan

Bendición de la Gloria Divina Radiante

Señor, clamamos Tu presencia una vez más,
y al hacerlo, nos presentamos para pararnos  en la plenitud de lo que somos y en   Tu gloria, que es la gloria de Dios. Resonamos con Tu verdad, con Tu espíritu de gozo que es la conciencia que perdona y tiene compasión por todos y comprensión. Visitemos cada uno ahora nuestras propias circunstancias, acompañándote. Vemos un nuevo día. Vemos Tu luz y amor impregnando todo, irradiando. Todo es nuevo. Todo es brillante y hermoso.

Pedimos traer un milagro.
Un milagro es lo común del Espíritu. Tengamos el ingenio de dejar de lado, de soltar lo que hemos elegido que nos limita o de alguna manera nos bloquearía. Nos rendimos y soltamos nuestros juicios, nuestras declaraciones que negarían al Espíritu, la verdad y el amor en todo. Coloca la chispa que es divina una vez más en nuestra conciencia, que irradia dentro a través de los niveles de nuestro cuerpo, corriendo a través de nuestra sangre en cada célula.
Estamos integrados y completos en una energía que es armoniosa y de nuestro verdadero ser.

Vemos nuestras circunstancias y todo lo que está presente
para que lo analicemos en este momento. Vemos Tu energía trayendo nuevos pensamientos, nuevas ideas, nuevas circunstancias y transformación.

Veamos al Espíritu manifestandose. Todo aquello con que nos relacionamos se vuelve gozoso y una fuente de elevación. A cada uno que miramos, a cada uno que tocamos o contactamos de alguna manera, lo recibimos como un ser divino. Cada uno es traído a nosotros simplemente para amar y acoger, incluidos aquellos que vienen a probarnos o tentarnos para extraviarnos y movernos hacia áreas y acciones que no son de nuestra incumbencia o del Espíritu.

Danos ojos para ver, oídos para oír.
No los condenamos sino que los bendecimos como tú lo harías. Defendemos el camino que es verdadero. Vemos que esto se lleva a cabo con facilidad y gracia. Tal como Tu camino es la luz y Tu camino es la gracia.

Damos la bienvenida a Cristo como damos la bienvenida al estado mas elevado del Viajero para que podamos conocer la forma radiante. Nos convertimos en esa forma radiante en el conocimiento.

En este momento, pedimos ser traducidos a la forma más alta que es nuestro Espíritu y la revelación de nuestra Alma.

Pedimos estar preparados y que podamos caminar desde este momento en una línea directa con nuestra herencia Espiritual.

Proclamamos la promesa que fue dada desde el principio. Somos los Bien amados de Dios y en esto estaremos para siempre.

Baruch Bashan

MIRA UN VIDEO DE JOHN MORTON SOBRE LA PRESENCIA DIVINA

 

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