Tuve la hermosa oportunidad de servir como capitán de los asistentes en el Entrenamiento de Conciencia de Paz (PAT) 1, que se llevó a cabo en Prana del 8 al 14 de julio, inmediatamente después de la Conferencia de Celebración. Esta experiencia fue maravillosa y me transportó a los preciados días en que John-Roger estaba físicamente con nosotros. Durante todo el retiro, sentí una profunda conexión con el espíritu y la energía de J-R.
La energía en la gran sala del seminario era magnífica, llena de paz y amor. El grupo de participantes era muy especial y mágico, tener a Vincent Dupont como facilitador fue increíble; las palabras no pueden capturar completamente la profundidad de lo que experimenté durante esos siete días. Estoy profundamente enamorada de los Entrenamientos de Conciencia de Paz, que son increíblemente poderosos, y debo confesar que están entre mis favoritos. Para mí, este retiro es un espacio sagrado donde el Espíritu se hace presente y expande su amor y sabiduría.
Fue una verdadera bendición ver cómo llegaban los participantes el primer día y luego ver cómo concluían el domingo. Este grupo se conectó y se comprometió desde el primer momento. Pude percibir la alegría y la dicha presente, así como una profunda conexión de amor y paz. La disciplina fue una constante durante todo el entrenamiento, y aunque a veces puede ser un reto, desde mi experiencia, si coopero con ella, todo fluye perfectamente y sin esfuerzo.
Fueron días agotadores, pues hay que dedicar muchas horas a estar presente, a sostener la Luz no sólo para los participantes sino también para el facilitador y demás asistentes. Para mí, ese es el rol fundamental de un Capitán de Asistentes. Me sentí honrada por la oportunidad de servir de esta manera, entregando mi amor, alegría y entusiasmo. Tener nuevamente la energía de PAT fue algo extraordinario. Al séptimo día de capacitación, mi corazón rebosaba de amor y emociones.
Una parte de mí no quería que terminara el retiro, quería permanecer en esa energía que llenaba mi corazón de amor. Sentí una profunda nostalgia la semana siguiente, lo que los venezolanos llamamos “guayabo”. Este entrenamiento, para mí, es una oportunidad para observar patrones, soltarlos, liberar y tomar conciencia de lo que no quiero reconocer en mí y sacrificarlo, llenándome de amor y alegría.
Fue una semana llena de aprendizajes, de estar presente en el aquí y ahora. Me fui muy agradecida por haber presenciado la divinidad y llena de gratitud por la oportunidad de servir. En resumen, mi experiencia en el Entrenamiento de Conciencia de Paz 1 en Prana fue transformadora y profundamente gratificante, renovando mi sentido de paz y conexión con mi ser interior.
Gaby Grigorescu, Directora de Estudios de Posgrado