Por: Danielle Britton
Desde que nací, he estado creciendo, y no se ha detenido. Desde que me involucré activamente con el Movimiento, he tenido la experiencia que Dios me estaba haciendo crecer, a menudo a través de Dios en toda la gente, en todas las cosas. Encuentro que cada uno de nosotros es un líder, por el mero hecho de ser una persona en este planeta, ya que todos y cada uno verdaderamente influye. Sé que esto es verdad cuando veo a mis mentores y maestros: la lista es interminable porque son todas las personas.
Entre aquellos que considero mis mentores, están los más obvios y consistentes. Son aquellos que veo y con quienes hablo la mayoría de los días. Me han ayudado a aprender cómo navegar a través de los desafíos cotidianos y comunes del lugar de trabajo con amor y cuidado, y también a amar incondicionalmente, soltar mis apegos y sacrificar el ego para que pueda residir más completamente en el amor. Verdaderamente estoy muy honrada y agradecida por tener en mi vida a cada uno de ellos.
Luego están aquellos que aparecen en mi vida por momentos, y luego se van por su camino tan rápidamente como vinieron. Los considero mis maestros. Las bendiciones son verdaderamente interminables al estar en este Movimiento y ser miembro del personal de PTS. Estoy rodeada de portadores de Luz, ministros e iniciados; la Luz es abundante y obvia. Aunque las interacciones en el nivel físico parezcan mundanas, frecuentemente cuelgo el teléfono o escribo el siguiente correo electrónico con algún nivel de consciencia del intercambio, el compartir y la celebración del Cristo interior.
El otro día, estaba irritada y parecía que iba a durar todo el día. Fui lo suficientemente afortunada de recibir un llamado de uno de nuestros maravillosos ministros. Creo que mi irritación se hizo evidente y antes de que me diera cuenta, él comenzó a reírse de mí y mi sufrimiento. Esto ocurrió con tanta libertad espiritual y amor que no pude evitar dejarme llevar por lo que estaba presente y reírme, soltando mi irritación. Momentos después de colgar el teléfono llamó otra increíble ministra. Mientras hacíamos negocios, ella compartió brevemente acerca de la diversión que llenaba su vida. Me di cuenta que esos espacios que acababan de ser despejados ahora estaban siendo llenados una vez más con Luz, simplemente al compartir su amor de la manera más sencilla. Luego de horas y horas de persistente irritación, en menos de 10 minutos – mientras hacía mi trabajo – había recibido una limpieza que trajo dicha y regocijo por el resto del día. Estos tipos de experiencias son algo común para mí. No siempre es tan fácil, elegante y divertido, pero frecuentemente sucede. Estas son las cosas que he aprendido en nuestras clases de MSIA, PTS, Insight y USM y me toca experimentarlas naturalmente cuando estoy abierta a ellas.
Tal como lo veo, la disposición y la apertura al Espíritu son lo que nos hace crecer en el liderazgo. Al estar más abierta y dispuesta, con dedicación al Espíritu, experimento el amor y las lecciones espirituales que se manifiestan con dicha y abundancia. Y al hacerlo, me vuelvo una portadora de Luz más fuerte, una mentora y maestra natural para otros, ya sea al pasar o a largo plazo, tal como este mundo y este movimiento lo han hecho para conmigo.
