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Perdonarte Tú Mismo: Una Clave para el Perdón

Cuando miramos nuestros juicios, también podemos mirar aquello que está causando los juicios. En mi experiencia, la causa es clara: hay un juicio fundamental de que alguien o algo debería ser diferente de como es. Cuando entendemos que todo puede ser usado para un buen propósito, incluido el cambio para mejorar, entonces no hay necesidad de juzgar que alguien o algo debería ser diferente. ~ John Morton

 La mayoría de nosotros percibimos que hemos hecho algún tipo de mal, o cometimos un error, o una equivocación en algún momento de nuestras vidas. Hay algo en torno de nosotros los seres humanos en este planeta, que sin importar lo que hagamos, parece que al final creemos que cometimos un error o una equivocación. Eso es bastante universal en este mundo. Probablemente hayas oído decir: “Errar es humano y perdonar es divino”. Yo considero que conocer nuestra divinidad y conocernos a nosotros mismos como seres espirituales en este mundo, tiene mucho que ver con el perdón.

Para la palabra «perdón», el diccionario señala dos definiciones. La primera definición es “indultar activamente a alguien por un error o una mala conducta”. Permíteme recordarte que el “perdón activo” te incluye a ti mismo. Así que asegúrate de que cuando estés lidiando con el perdón, lo consideres como un acto de perdonarte por aquello que consideras un error o una falta.

Lo que sucede en nuestro aprendizaje y crecimiento y en nuestra experiencia humana siempre regresa a nosotros. De alguna manera cada experiencia comienza y termina con nosotros mismos. Lo que sea que esté en el medio —en cuanto de quién sea y lo que sea que esté allí— en última instancia se tratará de ti. Perdonar o disculpar siempre incluye una oportunidad de perdonarte a ti mismo.

La segunda definición de perdón es “una cualidad que perdona”. Entonces el perdón es una parte de la acción de perdonar. Hay otras cualidades, pero el perdón es una cualidad particular, que es la tendencia a perdonar ofensas de manera rápida y fácil. ¿Tienes la tendencia a perdonar las ofensas rápida y fácilmente? Considera si también tienes la tendencia de perdonar a los ofensores de manera rápida y fácil. ¿Sostienes eso como un compromiso? ¿Lo sostienes como una dedicación o una decisión? ¿O es casualidad, o algo que no considerarías hacer?

Escuché el punto de vista de que, si perdonamos a un ofensor o una ofensa, en realidad de alguna manera la estamos perpetuando. Yo considero que eso es un error; un error en sí mismo, suponer que perdonar o indultar a un ofensor es una forma de permitirle hacerlo de nuevo. Desde mi experiencia, si no perdonamos, si en verdad no perdonamos, eso es lo que perpetúa la ofensa. El no perdonar es lo que lleva a permitir o alentar a que el error vuelva a ocurrir.

Todos nosotros en este mundo estamos aprendiendo a perdonar. Estamos aquí como seres humanos para aprender a perdonar. Ese es un propósito primordial en nuestra vida. Dios te bendiga si aún no has llegado a esa realidad, si no te has dado cuenta de que estás aquí para dejarte llevar y salir de la posición de ser el que está juzgando, o asegurándote de que se lleve a cabo una condena. Estás aquí para aprender a perdonarte a ti mismo, a los demás y a todo lo que sucede en este mundo.

John-Roger escribió el libro ‘’El Perdón: La llave del Reino’’. ¿Cuál es ese Reino? El Reino de Dios. Hay otras claves como el amor, la alegría, la paz y la comprensión. Sin embargo, esas claves están tan relacionadas con el perdón, que cuando perdonas, vas a estar usando todas las llaves del Reino.

Imagina esto: si estás dispuesto a perdonar y perdonar por completo todas las ofensas, todos los errores y todas las faltas, tendrás una vida de libertad. Tendrías las llaves que van con el acceso al Reino. Te estarías liberando de las limitaciones, las condiciones y todos los desafíos que suceden en este mundo.

John-Roger dijo: “Debes perdonarte a ti mismo todas las cosas. Debes tener compasión por todas las personas y por todas las cosas que han hecho”. Tal vez estés considerando la idea de que perdonar a todas las personas y todas las cosas es un error. Algunos podrían decir: “No necesito perdonarlos. Necesito señalarles el error en su camino. A mí, me corresponde enseñarles lo equivocados que están o mostrarles las maneras en cómo se equivocan”. Considera que la verdadera libertad implica soltar y perdonar todo juicio.

Poner los Juicios en la Luz

Es importante mirar nuestros juicios, sean cuales sean, sostenerlos en alto y arrojarlos a la Luz. Podemos traer la Luz a todos los juicios, en particular a aquellos que se registrarían en la balanza como los juicios más grandes. Tal vez haya un juicio que consideres el mayor juicio. Ese juicio en especial entrégalo a la Luz, y recuerda pedir siempre que sea para el bien mayor.

Perdonar tus juicios tal vez no sea lo primero que te venga a la mente. Cuando estés en medio de tu juicio, es posible que no pienses de inmediato: «Perdono este juicio». Tu disposición para responder a cualquier juicio con: “Me perdono por juzgar…” es la clave para soltar y dejárselo a Dios.

Empatía y Compasión

Considero el perdón como un aspecto de las leyes del Espíritu. John-Roger ha identificado que existen las leyes espirituales de aceptación, cooperación, comprensión, entusiasmo y empatía. La empatía se relaciona directamente con el perdón. Cuando experimentamos compasión por nosotros mismos y por los demás y por todas las cosas, estamos en contacto con el perdón.

La verdadera compasión puede ser la empatía que lo perdona todo. Nuestra compasión y nuestra empatía, automáticamente nos llevan al perdón. Cuando estamos en empatía no juzgamos, porque nos damos cuenta de cosas. Es un entendimiento de que, si te juzgo, me estoy juzgando a mí mismo. Juzgar es una restricción innecesaria que te lleva a la contrariedad.

Es importante que te des cuenta de que nuestros errores —nuestros encuentros con el mal, por así decirlo— cualquiera que sea el nivel de negatividad, simplemente la agregamos a nuestra propia negatividad. Aumentar la negatividad equivale a ser o a actuar de forma estúpida porque se crean cargas innecesarias, dolor, perturbación, angustia, sufrimiento, restricciones, etc.  No es necesaria más negatividad. Podemos optar por aceptar lo que sea que esté presente y lo que te haya hecho elegir traer presente el perdón. Podemos elegir expresar calidez y amor, independiente de las condiciones que se presenten.

Tal vez sientas que no siempre puedes mantener tus pensamientos claros, despejados y rectos. Tal vez pienses que no sabes cómo evitar los juicios. Te sugiero que en respuesta reconozcas que puedes elegir aceptar y ser positivo. Si descubres que estás juzgando, entonces ten el ingenio de soltar el juicio, de liberarte en la consciencia que es vivir el amor con todos y para todos.

Ten compasión contigo mismo. Elige perdonarte por haberte juzgado. Esa es una clave para el perdón.

Es Bueno para el Alma

En el Movimiento del Sendero Interno del Alma fomentamos el mirar nuestros juicios. Así es como los traemos a la Luz. Es como una forma de confesión. Probablemente hayas escuchado que la confesión es buena para el alma. Practicamos lo bueno para tu alma. Hay bondad para ti como ser espiritual, como también tu humanidad para reconocer, asumir, identificar, admitir y expresar tus juicios.

El juicio suele ir acompañado del deseo de ocultar, fingir, negar o mentir. Considera que todos tenemos una parte interna que querría negar nuestros juicios. Eso hace parte de nuestra experiencia humana. Sin embargo, cuando miramos nuestros juicios, también podemos mirar aquello que está causando los juicios. En mi experiencia, la causa es clara: hay un juicio fundamental de que alguien o algo debería ser diferente de como es. Cuando entendemos que todo puede ser usado para un buen propósito, incluido el cambio para mejorar, entonces no hay necesidad de juzgar que alguien o algo debería ser diferente. Podemos usar nuestras elecciones para ayudar a mejorar las cosas, al menos dentro de nuestra propia consciencia. Mantener el juicio es una pérdida de energía y de tiempo. Podemos elegir contribuir a aquello que puede ser mejor.

Es posible que descubras que te resistes a mirar tus juicios, que evitas la confrontación con tu humanidad y lo que consideras errores o equivocaciones del pasado. Incluso puedes pensar que hay cosas que Dios no sabe y que puedes esconder. Considera que no hay nada que Dios no sepa. Así que Dios sabe, Él siempre sabe. Sin embargo, tenemos salvación. Dios es amor. La unción del Cristo es el perdón, la paz y la armonía. Nuestra naturaleza divina siempre perdona. En el MSIA estamos invocando al Dios supremo, al Dios que lo sabe todo, que lo ama todo y perdona a todos los que buscan la Luz que es el Cristo.

Si quieres moverte hacia lo divino, conocerte a ti mismo más plenamente como el ser espiritual que eres, entonces vas a tener una confrontación cara a cara con Dios. Ver el rostro de Dios requiere valor para enfrentarte a ti mismo en tu totalidad y en cada detalle. Eres llamado a elevarte ante cualquier juicio que cargues, sabiendo que el proceso de despertar e iluminarte es bueno para el aprendizaje y el crecimiento de tu alma, mientras estés en este mundo.

Puedes juzgar que no tienes el coraje de confrontar tus juicios. Puedes considerar que no eres lo suficientemente fuerte para confesar lo que realmente necesitas confesar. Perdónate por tus dudas, por tus vacilaciones o tus inquietudes. Tu proceso de confrontación te está conduciendo al perdón. No es un ejercicio relacionado con el juicio, ni con el incremento de los juicios en tí mismo. Es un ejercicio de perdón y especialmente de perdonarte a ti mismo. Nuestros juicios se interponen en el camino del perdón. El juicio nos impide conocer y darnos cuenta del Reino de Dios, que está lleno de amor, gracia, gozo y armonía, y siempre está disponible para aquellos que aman a Dios y para quienes se aman unos a otros.

Perdonarse Uno Mismo

Es importante mirar lo que estás juzgando o esperando de ti mismo. Probablemente sea algo en el área de «debería, podría, querría». Es posible que elijas ponerte de pie ante el Señor y le pidas recibir bendiciones de perdón. Mira lo que no ocurrió y qué fue lo que te llevó a juzgarte.

Cuando juzgas, independiente de cómo hayas juzgado a alguien o a algo, siempre te lleva de vuelta a ti.  Te estás juzgando a ti mismo. Así que reconoce eso, lo cual significa que puedes omitir juzgar la situación y simplemente preguntarte ‘’¿Por qué me estaba juzgando o cómo me juzgaba?  Si no sabes cómo hacerlo, aún no eres consciente de cómo te juzgaste a ti mismo, y puedes simplemente elegir comenzar diciendo o escribiendo: ‘’Me perdono por juzgarme por……

Cuando juzgas a alguien ‘’por’’ o ‘’para’’ te estás juzgando a ti mismo. Ese es un punto importante —cuando juzgas a alguien o a algo te lo estás haciendo a ti mismo. Entonces realmente eres muy eficiente cuando te mueves directamente hacia tu propio perdón.

Te saltas la forma como juzgas a los demás, y pasas directamente a «Me perdono por juzgarme a mí mismo», sin embargo, eso se ajusta y funciona para ti. Si sientes que te equivocaste o cometiste un error dices: “Nunca podría perdonar eso”, simplemente te estás maldiciendo a ti mismo. Mientras no perdones, eso te va a lastimar o a molestar. Te va a comprometer. Un día vas a perdonar todo. Bien podría ser hoy, en este mismo momento.

El perdón es el gran sanador. Recibimos bendiciones en la mente y en el Espíritu cuando decimos: “Me perdono a mí mismo por juzgar…” Así que dilo una y otra vez. Ten la intención de mantener la mente en el perdón. Esfuérzate por mantener tu consciencia y tu enfoque libre de juicios. Mantén una consciencia de perdón. Haz tu mejor esfuerzo para mantenerte neutral y dejar de lado los juicios. Entra en adoración y preséntate ante el Señor diciendo: “Ayúdame a abandonar esto Señor”. Sigue invocando el nombre del Señor porque el Señor necesita una invitación para acompañarte.

Hay partes de nosotros que quieren alejarnos de nuestra adoración. Los cuerpos pueden sentirse atraídos por las cosas del mundo y las emociones pueden enfatizar las distracciones. ¿Entonces cómo mantenemos una consciencia de neutralidad y de perdón? Con nuestra devoción.

Elige llevarte a ti mismo a la adoración e ir dentro de tu consciencia, alejado del enfoque en el mundo. En el MSIA lo llamamos ejercicio espiritual. Tus juicios pueden desaparecer en la Gracia que es el perdón. Puedes elegir ponerte ante el Señor y pedirle recibir las bendiciones de perdón. La gracia de Dios lo puede hacer.

Vigilancia Eterna

La vigilancia eterna es una contraseña para el perdón. En el libro Pasaje al Espíritu, John-Roger define la vigilancia eterna como: “El estado constante de consciencia en donde no se pretende ni se intenta hacer daño a nada ni a nadie”. Así que realmente no importa lo que alguien haga o cómo te juzguen. Ni siquiera importa que tal vez no quieras perdonarlos. Todavía puedes elegir perdonar. Vuelves a, “Me perdono por juzgar…” lo que sea que tengas como juicio, incluso si eso incluye a una persona que no está dispuesta a perdonarte. Luego podrías decir: “Me perdono por juzgar a esa persona por su falta de voluntad para perdonar”.

Considera que alguien que no está dispuesto a perdonarte, en realidad está reflejando su propia falta de voluntad para perdonar. Incluso si consideras que siempre estás dispuesto a perdonarlos a todos, puedes reconocer que una parte de ti todavía está aprendiendo. Puedes dar ese paso humilde para colocar el perdón en el nivel inconsciente, aceptando que es posible que aún no seas consciente de esa parte de ti que se aferra al juicio y que se resiste a pasar al perdón. Si estás tratando con alguien que lo considera imperdonable, puedes optar por perdonar de todos modos. Puedes perdonar cualquier acción que tú hayas realizado o que otra persona haya realizado. Puedes perdonarlo todo. Entonces, si se trata de una acción, situación o condición, material o biológica, pasada, presente o futura, aun así puedes perdonarlo todo sin importar lo que sea.

Puedes perdonar incluso cuando no sepas cómo expresarlo con palabras. Simplemente puedes decir: “Me perdono a mí mismo”. Si piensas, “Bueno, en realidad no lo creo. Me parece que eso es una mentira”, entonces puedes perdonar esa parte de ti que piensa que es una mentira. Puedes decir: “Me perdono por pensar que es una mentira que me perdono a mí mismo”.

Solo sigue perdonando, sin importar lo que te arrojen. Esa es la vigilancia eterna. Incluso si te olvidas de perdonar, sigue eligiendo llevar tu consciencia hacia “Me perdono a mí mismo. Perdono mis juicios. Lo perdono todo. Yo perdono.» La consciencia divina igual que el Cristo, los ama a todos y los perdona a todos. Perdónate a ti mismo, ya que Dios te ama incondicionalmente. Sigue recordando la naturaleza divina que es el perdón, la clave para el Reino de Dios.

 

Baruch Bashan.

 

Oración de Perdón

Amado Señor, pedimos Tu bendición.
Acudimos a Ti en perdón, en actitud de perdón.
Primero por el perdón que le has otorgado a toda Tu Creación,
a quienes amas a pesar de lo que haga,
a pesar del estado en que se encuentra Tu Creación
a medida que atraviesa todas las emanaciones, todas las formas, todas las etapas necesarias.
 
Tú amas incondicionalmente, y es en ese amor que acudimos a Ti.
Acudimos a Ti en Tu sonido, en Tu silencio.
Simplemente nos presentamos ante Ti tal como somos,
Con la aceptación, con la incondicionalidad que nos es propia.
 
Hemos dejado de lado los juicios.
Hemos dejado de lado cualquier condenación
que mantendría la negatividad en nuestra presencia.
Y todavía no sabemos cómo soltar ni cómo rendirnos por completo.
Porque nos aferramos a nuestra ignorancia,
a nuestra estupidez, a nuestra rigidez y a nuestro karma,
dado que lo que hicimos ya no es necesario.  
Permanecemos en eso y permitimos que se eternice.

 También te damos gracias porque nos permites traerte lo que está presente.
Y te pedimos esa presencia que es el Señor,
el Señor de todos nosotros, cualquiera que sea el nombre como se le llame, ese Señor, el Supremo, que es el perdón.
Se lo entregamos a él para poder ofrecerlo en nuestra humildad, en nuestra disposición a soltar.
 
Descubrimos que lo que queda es nuestra pureza,
nuestra claridad, aquello que representa el verdadero encanto, 
aquello que es esplendor, pureza y Luz.

Y al estar dispuestos a perdonarnos,
le ofrecemos este mismo perdón a los demás,
como el amor que Tú Señor, nos das,
ese amor que nos alivia, nos libera de la enfermedad,
de la angustia, de la condena, de la viga en nuestro ojo,
que  no nos deja ver. Empezamos a ver con claridad
Contemplamos la Luz y el amor que es lo Sagrado.

Comprobamos entonces que estamos erguidos, que estamos completos.
Somos fuertes. Estamos llenos de vitalidad, de esa fuerza vital que es el Espíritu. Y vemos que esta fuerza vital se irradia hacia todos.
Tomamos conciencia de la simplicidad del momento, de las bendiciones que siempre están presentes.

Aceptamos esta misión, ese es el camino del Señor, del que ha sido Ungido.
Comprendemos qué significa amarlo todo sin condiciones,
qué es perdonarlo todo, sin condiciones.
Y sabemos que cuando hayamos perdido el rumbo,
lo que tenemos que hacer es perdonar, y aceptar.
En esta presencia, nos damos cuenta de las dadivas
que siempre nos das.
Toda experiencia enseña.
Todo momento nos brinda una oportunidad de ganar, crecer y trascender lo que nos ata. 

Inspiramos todo esto para que sea irradiado sobre cada parte de nuestro ser.
Y lo exhalamos, para que fluya hacia todo libremente.

Y una vez más te rogamos que nos otorgues esa
consciencia que está despierta, y que siempre sepamos que está ahí.

Y nuevamente, aceptamos nuestra humanidad,
y que seguramente olvidaremos
y perderemos noción tanto de nuestra divinidad como la divinidad en todo lo existente,
aceptamos Tu perdón.  
Y comprendemos que a medida que interiorizamos este perdón,
su capacidad para exteriorizarse crece. Y así lo hacemos.

 Baruch Bashán.

 

Nota:
La oración anterior aparece en el libro de John, Tú eres las Bendiciones y en el CD incluido en el Libro. Además de You Are the Blessings, puedes encontrar de interés los siguientes artículos que están disponibles a través de la tienda en línea del MSIA: La Divina Presencia de John-Roger y John Morton, que incluye una rica compilación de extractos de John-Roger y John Morton que nos conducen a nuestra propia Presencia Divina y 24 momentos de La Presencia Divina por John-Roger (1 DVD y 2 CD en inglés y español); Calling Forward the Beloved de John-Roger disponible en formatos MP3 y MP4; y otro libro de John Morton: Las Bendiciones ya Existen.

Este artículo se publicó originalmente en el New Day Herald en 2012.

 

 

 

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