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Nuevo Amanecer

¿De Quién es la Vida que estás Viviendo?

En una relación caracterizada por el amor y la aceptación incondicionales, las defensas son reemplazadas por la apertura y un ambiente acogedor que fomenta el compartir y la liberación. Un refugio mutuo y amoroso sin límites, ni reglas de aceptación es un lugar poderoso, un lugar espiritual. – John-Roger

Este artículo de John-Roger se publicó por primera vez en Holistic Chicago Magazine vol. 3 Número 2 noviembre/diciembre de 1997.

Las personas suelen buscar la felicidad fuera de sí mismas, creyendo que alguien especial cambiará su vida y le dará valor. Solitarios e insatisfechos, con baja autoestima por falta de afecto y atención, se embarcan en un viaje agotador e inútil, buscando algo o alguien que los haga sentir completos, que los haga sentir mejor. Encontrar un compañero es una cosa. Entregarse a él o ella para obtener el afecto que anhelas es costoso. El precio que pagas es ansiedad, estrés y pérdida de energía espiritual, emocional e incluso física. Cuando vives para otra persona, te esclavizas a ti mismo y a ella emocionalmente. Es como si estuvieras diciendo: «Haré cualquier cosa por ti, seré cualquier cosa por ti y será mejor que me ames por ello». Eso no es amor, eso es chantaje. El estrés y el resentimiento son sólo dos de los resultados garantizados tanto para ti como para la persona que es el centro de tu entrega. Puedes regalar amor sin expectativas y volverá mil veces mayor, pero no puedes regalar tu autoestima y esperar recuperarla.

Por supuesto, muchas personas la regalan con expectativas. Se la dan a un cónyuge, un amigo, una figura religiosa, un líder político, un padre, sus hijos, un libro o incluso una escritura. Se llama: «Haré lo que me exijas y, a cambio, me pagarás con aprobación y mi autoestima». El dolor y la fatiga mental más devastadores que jamás sentirás es cuando te menosprecias a ti mismo de esta manera. Entregarse a otro a cambio de aprobación y aceptación es renunciar a tu valor personal. Tu persona especial nunca podrá darte la aprobación suficiente para hacerte sentir que vales la pena. Mientras creas que tu aprobación y afirmación deben provenir de los demás, es poco probable que la tengas. La verdadera autoestima y satisfacción sólo se pueden descubrir en el interior, donde vive tu verdadero yo, donde no te dejas engañar.

Cuanto más pospongas la investigación y el descubrimiento del verdadero yo interior, más tiempo seguirás buscando la felicidad en algún lugar, en alguien o en algo. Podría ser en la comida, el entretenimiento, el trabajo, una sucesión de amantes o un individuo a quien le asignas la poco envidiable tarea de hacer feliz tu vida o lo que sea necesario para distraerte de lidiar con la verdadera fuente de tu estrés e infelicidad. Lo opuesto al estrés es la paz interior. Cuando encuentras y te entregas a tu paz interior, el estrés se convierte en un recuerdo.

Mírate en tu propio espejo

Amarte a ti mismo con todas tus fortalezas y debilidades es la clave para tener relaciones satisfactorias. Cuando te miras a los ojos con lentes del color del amor, mirarás a los ojos de los demás para verlos como realmente son, no como instrumentos de tus anhelos y sueños, sino como compañeros que te sostienen en el camino hacia una vida feliz.  Practica estar en una relación de tu propia experiencia en lugar de la de tu madre, tu padre, tu hijo, tu esposo o tu esposa: solo la tuya. Sal de la agotadora rutina de buscar satisfacción en los demás. Si no estás comprometido con el valor de tu propia experiencia, aceptarás los juicios de los demás y tratarás de transformarte según la opinión que perciben de ti. Adueñarte de la experiencia de otra persona es sacrificar la propia. Comprar la opinión de otra persona puede bloquear completamente tu crecimiento e iluminación personal y eso es una gran pérdida. Compra la experiencia que otra persona tiene de ti y es posible que estés comprando culpa, vergüenza, ira y todas esas otras emociones que pueden conducir al dolor, la discordia, la enfermedad y el divorcio. Cuando compras la experiencia de otra persona, tarde o temprano, hoy o en un “plan de pago a través de tiempo”, el precio que pagas es ansiedad, estrés y pérdida de autoestima.

Libre para ser tú mismo

¿Te sientes aliviado y verdaderamente descansado sólo cuando estás lejos de la persona o personas con quienes tienes relaciones cercanas? Si es así, es posible que te hayas convertido en un robot hecho con especificaciones de fantasía. Es posible que estés proyectando lo que crees que es un comportamiento perfecto y, esa existencia puede ser enervante. ¿Evitas compartir pensamientos, sentimientos y acciones que puedan considerarse inaceptables o sospechosas? ¿O te das la libertad de ser una persona corriente y falible con uno o dos defectos? No puedes controlar los sentimientos, actitudes y emociones de otras personas en relación contigo. Sólo puedes ejercer control sobre ti mismo. Alguien puede elegir ser tu enemigo o tu juez. Cómo reaccionas es tu elección. Vestirse para complacer, cocinar para complacer, ganar suficiente dinero para complacer, afirmar y apoyar a los demás para obtener sus sonrisas y aprobación, pueden brindarte la forma de afecto que anhelas. Y es probable que falte el contenido. En el fondo sabes que buscar afecto siguiendo las reglas de la vida de otra persona es un negocio arriesgado. El afecto es de ellos para dar y de ellos para quitar. En una relación verdadera, gratificante y libre de estrés, cuando tú y otra persona acuerdan que cada uno tiene derecho a ser aceptado y apoyado como quienquiera que sea y como sea que sea, ahora mismo. No tienes miedo de profundizar en tu interior y descubrir capas de defensas acumuladas a lo largo de años, que te protegen de ser herido. Tus defensas te protegen no sólo del dolor sino también de la intimidad y crean distancia entre tú y otras personas. Desarrollar y mantener estas defensas agota tus emociones y cansa tu espíritu.

En una relación caracterizada por el amor y la aceptación incondicionales, las defensas son reemplazadas por la apertura y un ambiente acogedor que fomentan el compartir y la liberación. Un refugio mutuo y amoroso sin límites, ni reglas de aceptación, es un lugar poderoso, un lugar espiritual. La fuerza y una sensación de libertad más allá de tus sueños más locos, es el resultado natural y el riesgo, ya no es aterrador. Todo está permitido. Trascender el miedo, el dolor y la culpa es posible. Descubrir tu paz interior es el camino más seguro y directo para encontrar ese refugio con otra persona. La liberación del estrés y la ansiedad y la posibilidad de tener una relación amorosa e incondicional residen en la autoaprobación. Desde la morada de valor y paz dentro de ti, desde ese lugar de amor propio, puedes decir: “Necesito más alegría, más amor, más aceptación, más afecto”. Lo obtendrás de los demás cuando te ames y te aceptes a ti mismo. Cuando una persona (cónyuge, pariente, amigo o socio comercial) esté dispuesto a aceptarte tan incondicionalmente como tú te has aceptado a ti mismo, entonces tienes una relación en la cual invertir, una relación con recompensas ilimitadas.

Pase lo que pase

El amor espiritual, el amor incondicional, dice: «Te amo, pase lo que pase». Este tipo de amor crea un equilibrio armonioso que abarca las expresiones mentales, emocionales y físicas del amor. Donde está presente el amor espiritual, hay una seguridad tremenda. Ninguno de los dos camina con miedo de decepcionar al otro o de ser juzgado o criticado. Hay una aceptación amorosa de las fortalezas y debilidades de cada uno. Cuando alcances el amor espiritual con otra persona, te sentirás más vivo que nunca y, al mismo tiempo, más relajado y alegre. El amor del que hablo es caro, tan caro, de hecho, que no hay precio. No hay suficiente dinero ni bienes en el planeta para comprarlo. El amor incondicional es verdaderamente gratuito.

Baruch Bashan.

 

 

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