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Nuevo Amanecer

HACER EL AMOR

Todos nosotros tenemos pedacitos de Dios en nuestro interior, como esa esencia pura, como el Alma y el espíritu del Alma. Esta iglesia del MSIA sabe que todos queremos a Dios, más Dios, un Dios más grande, un Dios gigantesco para que sea nuestro servidor. Pero estamos aquí sólo para servir a Dios. – John-Roger, DCE.

En mi experiencia, he encontrado que Dios es todo. Él es tu nacimiento, Él es tu vida, Él es tu sufrimiento, Él es tu gozo, Él es tu muerte y Él es tu vida eterna. Así es que toda la gloria es para Dios. Es bueno saber que Dios está en todo. Pero tal vez no estés realmente seguro de que Dios esté dentro de ti, y si realmente está ¿dónde está? Dios está en tu corazón espiritual. ¿Dónde está el corazón espiritual? Todo tu cuerpo es el corazón espiritual de Dios. Ahora, tenemos que saber cómo llegar allí.

La mente siempre está parloteando. Mientras me escuchas a mí y al Espíritu que se manifiesta, tu mente te habla de otras cosas. Esa es tu «mente de mono». Dios habla de amor, amar de muchas, muchas maneras.

Tal vez hace diez años, cuando yo estaba en Grecia en la isla Santorini, conocí a un hombre griego muy anciano. Yo estaba caminando con un grupo de personas que visitaban la isla conmigo, y allí estaba él, así que asentí y sonreí. Él también asintió y yo pasé delante de él. Había recorrido unos diez metros cuando escuché esta voz que decía: —¿A dónde vas?

— A ningún lugar.

— Entonces vuelve aquí.

Yo no estaba seguro de si era su voz, porque no veía sus labios, pero de alguna manera sabía que quería que volviera. Sospeché que se estaba comunicando telepáticamente conmigo. Así que volví para verlo más de cerca mientras el grupo seguía caminando. y él me dijo: —¿Cómo estás?

Entonces miré su boca. Tenía una gran barba larga, patillas por todas partes y bigote. Pude ver que se movía un poco, y luego entendí que estaba hablando con los labios, aunque no los movía mucho. Le dije: —¿Qué quieres?

Él se acarició la barba hacia abajo y dijo:

— Entonces, ¿qué sabes tú sobre el amor?

— Lo suficiente

— No existe lo suficiente.

— Bueno, tengo que irme

y él contestó:

— Ellos regresaran en un rato. Se fueron por un callejón sin salida. Cuando vuelvan de allí, te estaré esperando.

La gente estaba haciendo compras, y con los compradores nunca se sabe cuándo volverán, así que me quedé con el hombre porque la calle era un callejón sin salida y tenían que volver. Me volvió a decir en perfecto inglés:

—¿Qué sabes tú del amor?

Yo dije: —Bueno, existe el amor sexual, el amor de un hijo, el amor de tu cónyuge, el amor de tus amigos, el amor de Dios, el amor de Dios por nosotros. Yo estaba en una muy buena racha y estaba dando vueltas por todas partes: el amor por las rocas, el amor por la casa, el amor por el sol, el amor por el mar, todo lo que podía ver.

Y él respondió: —¿Qué tal del amor por discutir?

Eso me hizo detenerme y pregunté: —¿Qué pasa con eso?

— Gente poco sofisticada.

— ¡Oh existe amor por el matrimonio!  y él dijo —Eso está un poco mejor.

Le pregunté si estaba casado y me dijo que sí. Lo miré y vi sus ojos hermosos y sus cejas pobladas, grises y un poco negras. Algunos de los vellos de las cejas sobresalían y yo quería arrancárselos. Así que dije: —El amor por depilarse las cejas. (Bueno, yo quería ganar puntos).  y luego pregunté: —¿Qué sabes sobre el amor?

Justo en ese momento, una pareja que vivía en la casa —tendrían tal vez treinta años— bajaban las escaleras, hablando en voz alta entre ellos. Incluso se podría decir que estaban gritando. El anciano me preguntó: — Ellos, ¿Qué están haciendo?

Dije: —Bueno, no entiendo el idioma, pero por lo que puedo entender, están discutiendo.

— Eso es así, solo en otros países. Aquí, ellos están haciendo el amor.

— Bien. Y cuando terminen de pelear, irán al dormitorio y harán el amor.

— No, dijo, eso es sexo.

— Bueno, es sexo amoroso.

— Eso no es lo que están haciendo. Se están acercando el uno al otro. Y todo lo que están haciendo es tratar de averiguar cómo encontrarse.

Justo en ese momento, el joven agarró a la chica por el hombro y simplemente la hizo girar y le dio un gran beso, justo mientras ella le gritaba. Ese fue probablemente el beso más jugoso de Grecia. Ella estaba tratando de alejarse… pero no mucho. El hombre que seguía a mi lado dijo: —Están haciendo el amor.

— Bueno, no están gritando, de todos modos.  Y el dijo, — No puedes gritar con la lengua de alguien en la mitad de tu garganta.

— Si esa fuera una mujer estadounidense, la mitad de su lengua todavía estaría en su boca, y ella escupiría el resto de ella, en el suelo.

— Eso es porque ellos no entienden que todo lo que hacen, todo lo que hacen, es hacer el amor.

Así que di un gran paso y le pregunté: ¿Me llamaste?   Pero no contestó porque la pareja había bajado por la calle hasta la zona comercial —no regresaron a las escaleras— y de nuevo se estaban gritando.

El anciano me dijo que estaban gritando para que todos supieran que estaban enamorados, y yo dije: — Debería besarla de nuevo.

Luego, casi en el momento justo, ella se acercó y puso su mano detrás de su cabeza y comenzó a besarlo por todas partes. Le pregunté: — ¿Eso es hacer el amor demasiado?

— No ves mucho de esto en público. Creo que lo están haciendo para nosotros.

En ese momento, dejaron de besarse, se dieron la vuelta y nos saludaron con las manos. — Les encantó montar el espectáculo para nosotros.

Cuando le dije al anciano que parecía muy real, dijo: —¡Pero, realmente estaban enojados entre ellos! Se amenazaban con matarse entre sí con todo tipo de cosas como romperse brazos, piernas y cuellos.

Y eso es hacer el amor.

—¡Exquisito!

Yo sólo lo miré y dije: —¿Estamos haciendo el amor ahora?

—¿Estas tu? —preguntó.

— No, no lo creo.

— ¿Soy demasiado viejo?»

— No —dije —yo creo que soy demasiado joven.

— Tú no entiendes. Me dijo. Si tú y yo hablamos en voz baja y discutimos sobre el mar, o si nos gritamos y chillamos, o si tomo mi bastón y te golpeo con él, todavía te estaría haciendo el amor.

— Yo te estoy haciendo el amor. Luego continuó,

—  Empezaste cuando me viste por primera vez, cuando venías por la calle, pero estabas nervioso de que tus ojos siguieran mirándome.

— Bueno, te vi. Vi tus ojos. Vi tu cabello. Me recordaste a un pastor de ovejas griego que conocí cuando tenía unos seis años.

—Ah — entonces también estabas haciendo el amor. Yo no había estado en presencia de un ser tan espiritual, amoroso y en el nivel físico en mucho, mucho tiempo.

En ese momento, el grupo con el que yo estaba comenzó a regresar, pero yo no me quería ir. Había encontrado un amor. Yo no lo entendía, pero ¿quién entiende el amor? Generas amor. Si no haces eso, no estás haciendo nada porque todo es amor. Una larga caminata, es hacer el amor. Cambiar el pañal sucio de un bebé es hacer el amor. Amamantar a un niño. Ir a sacar a tu hijo de la cárcel, insistir en que vayan a la escuela, estar en desacuerdo con lo que ellos quieren. Quieren conducir el coche, y les dices que no. Quieren estar por su cuenta, así que los dejas. Luego llegan a casa y dicen: «Aliméntame», y tú dices: Espera, ¿Tú quieres independizarte? ¡Aliméntate a ti mismo! Todo eso es hacer el amor.

¿Sabes cuánto nos ama Dios? Él nos da nuestro propio camino y nos está haciendo el amor todo el tiempo. Luego ves a alguien que te atrae y tus amigos dicen: ¿Qué ves en esa persona? No es bien parecido. Si tus amigos estuvieran mirando a través de tus ojos, verían que vislumbraste a Dios en la otra persona; se refleja hacia ti, y sientes amor por ella. Luego, nos preguntamos por qué. Olvidamos que Dios está haciendo el amor con nosotros, porque estamos ocupados tratando de tener sexo, pensando que eso es más importante que el amor. Depende de tu actitud.

Si te importa la persona, eso es hacer el amor, si no te interesas por ella, la estás deshonrando y faltando al respeto. ¿Acaso a Dios le importa? Él está haciendo el amor contigo y haciendo el amor con la otra persona.

¿Crees que un ser humano puede generar esa energía amorosa después de tener sexo? No sabemos cómo. Es el Espíritu atravesándonos como electricidad. Llega al punto donde no podemos soportarlo físicamente, y luego Dios le pone fin. Es una energía muy adictiva, y por ello, todos tenemos la adicción de estar en el Espíritu de Dios, excepto que lo llamamos una experiencia sexual. Nos hemos olvidado que Dios está en todo. Dios creó todo. Justo en la Biblia dice: “En seis días, Él creó todo”. Eso significa incluso tu saliva, incluso tu evacuación intestinal, y todo lo que estamos haciendo es representar la Creación. Dios creó los lugares altos y bajos, y dijo: “Quien lo quiera, lo puede tener”. Es una elección, e incluso si vamos por la vida haciendo malas elecciones, todas esas elecciones están en Dios. Yo lo llamo el Océano Divino de Amor y Misericordia.

 

Yo no voy a un lugar a buscar a Dios. Solo busco a Dios. A veces no puedo encontrar a Dios, porque Dios soy yo y perdí la pista. Tan pronto como detengo mi mente de mono, tan pronto como detengo mi sensacionalismo emocional, logro vislumbrar la gloria de Dios, y luego, dondequiera que mire, veo la gloria. No es algo que te aburra. También es algo que no puedes sostener físicamente por mucho tiempo, así que viene y va, viene y va, como las mareas del océano.

Un día puede llegar a ser muy grande, y eso es demasiado. Es como un huracán o un tornado o un tsunami, es uno de esos maremotos que cubren la Tierra. Dios está en eso, en la causa, y fuera de eso.

Entonces ¿por qué no podemos ver a Dios? Porque nos han enseñado que Dios está en otro lugar. También se nos ha enseñado a creer lo peor de las personas. Tenemos el lado bueno y el lado malo, pero el lado malo no es el lado malo de Dios; Dios está allí también. Es lo que hacemos con ello lo que lo hace malo, según nuestra definición. Entonces sabemos que, si vamos a estar de acuerdo con Dios, o a estar en los pensamientos de Dios, tenemos que cambiar nuestra forma de mirar y nuestra forma de pensar.

Ahora es el momento de ser un poco egoísta: pensar y hacer cosas buenas, porque si se te regresan, veras aparecer algunas cosas buenas. Pero tienes que seguir mirando y escuchando, porque regresa en el tiempo de Dios. Tenemos nuestro ir y venir en el cuerpo de Dios. Si no estás haciendo esto, tu Dios es demasiado pequeño. Una definición de tipo científico para Dios es que Dios es un ser tan grande como no hay otro ser. Entonces preguntamos: «Bueno, ¿qué tan grande es ese ser?» Soy consciente de 107 universos, y el Dios que conozco está completamente presente en todos y en cada uno de los universos.

Me tomó un buen tiempo antes de darme cuenta de eso. Primero pensé: “Dios es inteligente. Cuando voy a ese universo, Dios va allí, también. Él no estaba allí antes de que yo llegara. Pensé en eso durante un año o dos —se llama comprobarlo’’.

Dios dijo que Él puede estar en todas partes y en cualquier lugar al mismo tiempo. Él es el Alfa y el Omega. Es omnisciente, omnipotente y omnipresente en todas partes al mismo tiempo. Es suficiente para hacerte tambalear.

Pensé: “Dios tiene que ser examinado”, así que hice lo que llamo una especie de truco. A modo de explicación, en el MSIA puedes estar en todos los niveles simultáneamente en el Espíritu, pero no enseñamos que puedes estar en todos esos niveles físicamente al mismo tiempo. Sabemos que puedes estar en dos lugares, tener tu cuerpo aquí y estar encima de él mirándolo. También puedes estar consciente de que estás fuera de tu cuerpo. Se engranan y no entran en conflicto, y es un proceso muy suave.

Así que simplemente me ubiqué en dos lugares a la vez, aquí y en el universo más lejano que conocía, y Dios estaba en ambos lugares. Pensé: “Bueno, si yo puedo hacer eso, obviamente Dios también puede hacerlo”. Pero mira, perdí la noción de que yo también soy Dios. Estaba funcionando desde el ego. En la Biblia hay una declaración que dice: “No tentéis al Señor vuestro Dios”. Eso era exactamente lo que yo estaba haciendo. Lo estaba tentando para que me mostrara todas las cosas. ¿Sabes por qué no lo hizo? Porque no pudo. Porque Él ya lo había hecho, y era solo yo, viéndolo. Así que pensé: “Bueno, esa es una buena filosofía, pero no sé si es así. ¿Cómo voy a atrapar a Dios en este próximo momento?” Mi mente estaba haciendo su propio “juego” y le estaba exigiendo más pruebas a Dios.

Puedes ver que soy una de esas personas escépticas. No me apresuro a aceptar todas las buenas ofertas que surgen, pero miro la información y hago todas las preguntas tontas, tontas y más tontas. Porque si Dios está en todo, lo único que estoy haciendo es hacerle el amor, y tal vez a la otra persona no le guste así y haga otra cosa. Esa es la forma como están haciendo el amor, pero nos lo perdemos.

Está bien. Dios está en la pérdida. ¿Lo estás entendiendo? Dios está en todo. Y en donde no está Él, está el Cristo, y en donde no está el Cristo, está el Espíritu Santo. Y en donde no están ellos, está el Viajero Místico. Todos ellos son Dios. El Viajero Místico está en todos en este salón. En caso de que te pierdas a Dios y te pierdas a Jesucristo y te pierdas al Espíritu Santo, puedes tratar con los Viajeros. Los otros son más fáciles porque te sales con la tuya. A muchas personas no les gusta el Viajero Místico por una razón: porque el Viajero no les dice dónde están desubicados salvo que lo pregunten. Pero si le dices a Dios: “Si me estoy desviando, dímelo”, es posible que obtengas silencio. En el silencio está Dios. En el ruido está Dios. En los ríos está Dios. En las nubes, en estas luces. En el botón de esta persona. Bueno, no es mucho Dios en el botón, pero algo…

Eso me recuerda una historia. Un joven fue a ver a un gran gurú en la India. El hombre tuvo que pasar por muchas dificultades para llegar allí, pero cuando llegó allí y habló con su gurú, se sintió dichoso. Dios estaba en el gurú, y Dios le dijo, por medio del gurú: “Dios también está en ti”. El hombre se quedó extasiado. Empezó a ir por el camino a la ciudad para poder decirles a todos: “¡Dios está en ti! ¡Alégrate! ¡Sé feliz!» Y llegó un elefante, caminando por el mismo camino, y el hombre dijo: “Muévete, elefante. ¡Yo soy Dios! Dios está en mí”. Y el elefante pasó por encima de él. El hombre finalmente se levantó, se arrastró hacia el gurú y dijo: “Un elefante me pasó por encima. Me dijiste que Dios estaba en mí”. Y el gurú dijo: “Espera. Hay un Dios más grande en el elefante”.

 

Todos tenemos pedacitos de Dios en nosotros, como esa esencia pura, el Alma y el espíritu del Alma. Esta iglesia del MSIA sabe que todos queremos a Dios, más Dios, un Dios más grande, un Dios gigantesco para que sea nuestro servidor. Pero estamos aquí sólo para servir a Dios. Pero no podemos porque no sabemos dónde está Él, y preguntamos cómo podemos llegar allí. La mayoría de las iglesias no lo están entendiendo. En cambio, están repitiendo tradiciones. ¿Sabes que la palabra latina para tradición significa “traición”? La tradición traiciona el presente. Si estás repitiendo tradiciones, siempre estás en el pasado, haciendo lo que alguien hizo hace miles de años. Dios está presente, está en el pasado y está en el futuro. Pero esas son solo palabras porque, en la visión de Dios, todo eso es ahora, entonces puedes repetir la tradición y encontrar a Dios, pero luego piensas que Dios sólo se encuentra en esa tradición.

Entonces dices que tu tradición es correcta, y que todo lo demás está plagado del diablo. Otras personas en sus propias iglesias están encontrando a Dios y diciendo: “Lo tuyo es obra del diablo”. Pero Dios está en ambos lados. Entonces, ¿quién está discutiendo?

Simplemente es Dios discutiendo con Dios. Eso le da algo que hacer a Él mientras nos despertamos. La mayor parte del ruido que consideramos que es Dios, son nuestros ronquidos. Ese es Dios quien se lo acaba de perder. Así que disfruta de los ronquidos de tu cónyuge. Pero Dios también está en los tapones para los oídos, así que pon a Dios allí y deja que Dios ronque.

Dios es divertido. Dios es gozo y felicidad. Dios es una broma que sucede todo el tiempo. Y las bromas son divertidas. Nos mantienen riéndonos, y la risa es un ejercicio interno. Si te ríes lo suficiente, disminuyes un estómago demasiado abultado.

Debemos entender que debido a que Dios está en nosotros, debemos disciplinar nuestra mente, nuestras emociones y nuestro cuerpo. Dios le dio esas habilidades a nuestra Alma, para aprender a crear. Y si no te sientes cerca de Dios, adivina quién se movió. Tú. Tu sentimiento es sólo tu sensación de separación porque incluso cuando sientes que no estás en contacto con Dios, aun así, estás en contacto con Dios.

Deja de usar esta energía de Dios para perder tu tiempo. San Francisco de Asís fue un buen ejemplo. Todo lo que hizo lo hizo pensando en Dios. Pero se equivocó con el trabajo, porque él decía que Dios no estaba en las cosas materiales, así que empezó a tirar la mercancía de su padre fuera de la casa. En realidad, estaba echando a Dios de la casa de su padre, porque Dios también estaba en todas las mercancías de su padre.

¿Dios cómo puede hacer eso? El Dios que conozco puede hacer lo que quiera y lo que no quiera. Y si Él no lo piensa, lo hace de todos modos. Una vez que lo consigas, tu vida probablemente no cambiará drásticamente. Puedes sentarte aquí y sentir a Dios en ti, salir, subirte a tu auto, conducir a casa, tener un accidente de auto y preguntar: “¿Por qué, Dios, ¿por qué? ¿Por qué yo?»

Dios puede decir: “Fuiste útil. Ese otro auto necesitaba un lugar para estrellarse, y dado que tú y yo somos tan cercanos ahora, pensé que estarías bien con que se destrozara el tuyo’’.

Entonces decimos: “Dios está loco”. Si tuviéramos ese sentimiento acerca de Dios, buscaríamos en ese “loco”, pero en cambio, adoramos al dios de la opinión: “¿Qué dirán y qué pensarán los demás? ¿Y si piensan cosas malas de mí? Probablemente, no están pensando nada sobre ti. Estás perdiendo el tiempo siendo narcisista. Si vas a tener a alguien que te cuide, mírate en el espejo porque ese es quien lo va a hacer.

Se cuenta una historia sobre un psiquiatra que ingresa a una institución mental. Había un hombre sentado en el suelo, y no dejaba de rascarse. El psiquiatra dijo: “¿Por qué haces eso? ¿Por qué te rascas así? El loco miró al psiquiatra y le dijo: “Porque yo soy el único que sabe dónde me pica”. Piensa en eso.

Todas las cosas que puedes hacer por ti mismo, empieza a hacerlas. Si necesitas ayuda, Dios está esperando para ayudarte, pero tú crees que debería venir del Cielo. Aquí viene Dios por la calle en otro cuerpo, con una larga barba y las cejas prominentes, o de otra forma. ¿Entiendes el punto? Dios lo es todo. Y nos permite crear separación. Pero creamos con la energía de Dios, con el Espíritu Santo, y el Señor está supervisando todo lo que hacemos. Por eso digo: “Ninguna Alma se perderá. De Dios proceden todas las cosas. Dios ama a toda su Creación”.

¡Guau! Eso significa que somos amados. Entonces haz que tu amor coincida con el hecho de que eres amado. ¿Significa eso ir a besar a alguien apasionadamente? Puede significar eso, pero no tiene por qué ser así. Puedes subir y gritarles: «¡Fuera de aquí!» Esa es una manera agresiva de hacer el amor, en caso de que tengan problemas de audición. Dios está ahí también. Y cuando nos burlamos, estamos molestando a Dios, de Dios a Dios. Cuando sufres, Dios está en el dolor porque el dolor es parte de tu vida, y Dios es vida.

Ahora bien, no les dije todo al respecto. Espero haberlos animado a pensar en ello. No salgan de aquí engreídos porque Dios es el servidor de todos nosotros. Para ver y conocer a Dios, deben servir a Dios en todos los demás. Eso no significa interponerse en su camino, ni comer la comida por ellos. A veces significa que cruzas la calle y caminas por el lado opuesto de la acera porque esa parte de Dios —la otra persona— necesita estar tranquila ahora. Y tiene que pensar en algo. Debajo de todo eso, encontramos una declaración relacionada con Dios: Dios es sabiduría.

 

Baruch Bashán

Este artículo de John-Roger se publicó por primera vez en el New Day Herald en Marzo, de 1997.

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