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Nuevo Amanecer

Viviendo en la Gracia, Colombia

24922540345_27dd3ed314_oPor: Sherie Wylie

Viviendo en Gracia en Medellín, Colombia, fue uno de los «mejores» retiros que jamás he experimentado. Las bendiciones todavía están rondando internamente y obtengo estos grandes momentos de toma de conciencia que anclan más amor en lo que estoy viendo, lo que estoy tocando y lo que estoy considerando como valioso en mi conciencia.

Estoy segura de que estos retiros me permiten continuar expandiéndome, mucho después que la estructura del retiro se completa. Tengo la oportunidad de entrar verdaderamente en la experiencia de lo que es vivir en la Gracia y dejar ir todo lo demás.

Creo que esta fue la octava vez que he participado en este retiro. Los profundos regalos que recibí, esta vez, están descansando plácidamente en mi corazón. Tengo esta tranquilidad interior que es deliciosa. No me malinterpreten, cada VELG en que he estado también tiene una calidad mágica propia porque hay una forma única en que Dios se manifiesta a través de nosotros individualmente y como grupo y cada vez es diferente. Creo que la palabra «mejor» vino debido al regalo con que terminé esta vez.

No sé si este entrenamiento fue magnificado de manera que liberó a mi corazón, sin embargo tengo todo este espacio interior. Tal vez yo me estaba preparando para este momento todo este tiempo y la experiencia de «mejor» fue porque de alguna manera recibí el regalo esta vez.

Me di cuenta que no hay nada más que hacer para mí para ser amada o amar – que no importa lo que hago, lo que logro, lo que manifiesto, lo que dejo ir – Dios me ama de todas maneras. Encontrar al Dios interior es naturalmente un derecho divino que todos compartimos y de alguna manera yo lo reclamé como mío – al menos por el momento, que es todo lo que es.

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Me experimenté literalmente enchufada en la cultura de América del Sur y el Continente de una manera que sentía como un despertar en llamas adentro, y sin embargo, anclado en la dulzura de la inocencia infantil, la maravilla, el juego del Alma.

La mayoría del tiempo mi estómago me quemaba como una suave llama, no de una manera dolorosa, sino de una manera que me mantenía despierta. La sensación de estar quemando era la expresión de lo que estaba transformándose dentro de mí. Al entregarme a ser usada por Dios, la quemadura se desvaneció y lo que quedó fue mi corazón abierto.

La preparación de un entrenamiento de este calibre lleva unos 3 años, con un montón de ayuda de las personas locales, en este caso los colombianos, como Betty de García y su equipo y Ana María González, que encontró el lugar para hacer el retiro y nos consiguió una oferta increíble. Hay una especie de ‘momentum’ que tiene lugar cuando todos los países se unen para crear un espacio para Vivir en la Gracia. Es increíble presenciarlo y participar en él. Es como si la Luz empezara a tejer un portal donde todo es posible y donde todos participamos.

Este grupo parecía estar sumergido totalmente. Estuvieron presentes en todos los procesos y querían más aún cuando ya era hora de irse a dormir. Durante este retiro, observé destellos de la Luz radiando en los ojos de la gente; sentí un claro reconocimiento de la fuerza del amor en el silencio que sosteníamos juntos; sentí una conexión profunda en mi corazón al sacrificar lo que estaba simplemente pasando a través.

Qué tal si al preparar tan majestuoso espacio dentro de nosotros para que el Viajero trabajara con nosotros, de hecho invitamos la oportunidad para que tuviera lugar un cambio planetario de conciencia. Todo lo que sé es algo dentro cambio, se movió, se integró en mi ser y me voy renovada, inspirada y agradecida.

En la primera noche, Vincent Dupont, nuestro facilitador, nombró varios países y pidió que alzaran la mano aquellos que representaban a cada uno. Teníamos gente de Ecuador, Chile, Argentina, Australia, Brasil, Uruguay, España, Canadá, Estados Unidos y por supuesto de varios lugares de Colombia. Fue una gran apertura en América del Sur y el(los) Viajero(s) sacudieron la casa. Desde la primera noche, había un sentido de acuerdo unánime y profunda reverencia por el trabajo que hacemos en nombre de Dios.

Nos amamos los unos a los otros. Bailamos – Salsa. Nos reímos mucho. Nos abrazamos unos a otros. Nos miramos a los ojos. Lloramos. Nos molestamos. Dejamos ir. Nos deslizamos juntos en el cuerpo del Espíritu una vez más.

Me alejo con la gratitud de estar en una hermosa familia espiritual donde estoy sorprendida y encantada con lo que significa «mejor» porque hay muchos de ellos. Busco maneras de reconocer esta burbuja sagrada, en el planeta tierra, que hemos creado juntos, llamado MSIA. Gracias J-R. Gracias John. Gracias a todos los que nos hacemos presentes para obtener una visión de lo que somos realmente, como uno con Dios y luego llevar ese regalo en nuestra vida cotidiana, donde la Gracia está siempre presente cuando nos conectamos con ella.

Para finalizar, todavía me faltan las palabras cuando doy un paso en este paraíso portátil y trato de describirlo con palabras y sin embargo, es tan divertido aventurarse en el intento de expresar mi corazón en llamas.

Con Amor,
Sherie

 

 

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